La Zona del Silencio no existe: García Gutiérrez

**La Zona del Silencio es un monumento a la falta de crítica, a la ausencia de razonamiento, ¡y a la pura falta de ganas para investigar en el terreno!


La Zona del Silencio no existe: García Gutiérrez

La Crónica de Chihuahua
Agosto de 2011, 14:33 pm

Por Froilán Meza Rivera

Chihuahua, Chih.- La "zona del silencio" no existe, es un mito formado por charlatanes al que se han sumado gobernantes ignorantes que repiten como loros que en este triángulo entre Chihuahua, Durango y Coahuila, las ondas de radio no se propagan, entre otras muchas supercherías.

El Doctor en Geología don Carlos García Gutiérrez es crítico implacable de todos quienes difunden la superchería y la denominación de "zona del silencio". En entrevista, explicó el científico que ese nombre y toda la carga de falsa ciencia que rodea al concepto, es una muestra de la falta de crítica, la falta de criterio, y la pobreza intelectual de nuestros gobernantes, quienes han elaborado mapas turísticos del estado en los que se consigna, con letras mayúsculas y todo, que existe en la geografía regional algo que se llama "ZONA DEL SILENCIO".

¡Mayor estupidez no se ha visto!, sentenció.

En la vida real, no existe algo que se llame así. Lo que existe es el Bolsón de Mapimí, que es una región del desierto chihuahuense en donde no ocurre nada extraordinario que no ocurra en cualquier otro desierto del mundo.

El público asocia a esta región con ovnis, con la caída incesante y continua de meteoritos, con visitas de extraterrestres, con extrañísimos vórtices magnéticos que convierten a esta parte de México en una zona fantástica, llena de atractivos ajenos a este mundo.

AUGUSTO HARRY DE LA PEÑA, EL ORIGEN

Pero el nombre de "zona del silencio" fue acuñado por el ingeniero Augusto Harry de la Peña, quien le dio vuelo a la imaginación y más adelante vendió el concepto que, como un monumento a la superchería, quedó en la mente de muchas personas e incluso, como ya se dijo, en algunos mapas oficiales.

Pero ¿cómo es que no existen todas las maravillas que se cuentan de esa región?

"El nombre es sugestivo de misterio y fascinación hacia lo desconocido", dice el geólogo Carlos García Gutiérrez. Ese nombre se le atribuye a Augusto Harry de la Peña, quien, trabajando para Pemex en los oleoductos de Gómez Palacio a Camargo, notó ciertas anomalías en la recepción radiofónica frente a Ceballos, Durango, y le nombró ’zona del silencio’ en 1966".

EL COHETE QUE CAYÓ DEL CIELO

Pero la zona se hizo famosa, según el geólogo, cuando los estadounidenses lanzaron el 11 de julio de 1970 a las 2:00 horas desde Salt Lake City, Utah, un cohete del tipo Athena y, en lugar de caer en White Sands, Nuevo México, casi llegó a San Ignacio, Durango, a 1,770 kilómetros de distancia.

"La recuperación de los restos del cohete, que aparentemente traía una cápsula radioactiva de cobalto 60, y hasta del suelo contaminado por científicos y militares norteamericanos, originó una serie de reportajes sensacionalistas en los periódicos de Chihuahua, Torreón y de Gómez Palacio", continúa el estudioso. A partir de ahí fue cuando se desató una serie de consejas y salieron diversas hipótesis sobre la zona.

García Gutiérrez desbarata, una por una, las mentiras que se han construido en torno a la zona:.

LAS MENTIRAS

1.- Se dijo que había corrientes magnéticas extraordinarias que desviaban las brújulas. Como esto podía implicar la existencia de una gran mole de hierro magnético, Pemex, Hylsa (Hierro y Lámina) y Altos Hornos de México (Ahmsa) hicieron, con fines comerciales, amplias investigaciones geofísicas con magnetómetro. Al no hallar anomalías, se descartó la hipótesis.

2.- Se dijo también que había una enorme masa de rocas más pesadas que lograban la desviación de los meteoritos hacia esa zona.

Los geofísicos de Pemex necesitan saber la posición de las rocas ígneas abajo de los sedimentos marinos, a lo que llaman basamento, para limitar sus exploraciones por petróleo. En ninguna parte encontraron anomalías gravimétricas en la zona, y se desechó también esa idea mítica.

3.- Como se aduce que ahí caen más meteoritos, éstos deberían abundar. Se preguntó a los residentes de los ejidos de Las Lilas y Santa María, dentro de la zona, si habían visto caer algunos meteoritos en los 30 o más años de residir ahí, y dijeron no haber nunca visto caer ninguno.

4.- Las pruebas hechas con radios de potencias y tipos variables indicaron que se escuchan las estaciones al igual que en todos lados.
"Existen pocas zonas en el mundo que muestran interferencias de las ondas de comunicación por la proximidad de grandes masas de hierro magnético -explica el geólogo-, y una de ellas está cerca de Baikanur, donde está la base para el aterrizaje de cosmonautas en Rusia". Otras interferencias en las comunicaciones se deben a los aumentos de actividad solar, pero éstas son cíclicas y mundiales.

5.- También se dijo que se han visto luces misteriosas descender en el área, lo cual puede explicarse como sucede con las luces de Marfa, Texas, y con las luces del Ejido Michoacán, en el Valle de Mexicali, que se deben a fenómenos ópticos llamados espejismos, frecuentes en los desiertos por la estratificación de las capas atmosféricas, que hacen llegar las luces a gran distancia por la refracción de las ondas luminosas.

6.- Se ha dicho también que la fauna y la flora del lugar son diferentes por razones desconocidas. "En el libro ’La enigmática zona del silencio’, de editorial Posada, aparece el dibujo de una tortuga cuyo caparazón está formado por placas triangulares, pero las personas que ahí residen, y el personal de la Posta del Desierto dijeron no conocer ese animal en la región, y sí hay tortugas propias de la región, como la Gopherus flavomarginatus, con un área de distribución prácticamente de todo el Desierto de Chihuahua, desde Nuevo México hasta San Luis Potosí, por lo que no constituye una rareza.

Sigue el maestro García Gutiérrez: Una planta que se supone que sufrió mutación es el nopal de color morado, y su cambio se le atribuye al "ojo de aguja", una especie de vórtice electrónico en el espacio que forma un hueco en la ionósfera y deja pasar los rayos Gamma provenientes del sol.

De acuerdo a la hipótesis fantasiosa, ese vórtice provoca mutaciones en la vida y hace que no se escuche la radio. Pero el personal de la Posta del Desierto indica que el color de esos nopales es normal: Se trata de la especie Opuntia violácea, muy común en esta región y en otras.

7.- El hecho de que haya fósiles en la región, que se ha presentado como una rareza, no lo es, porque el mar mexicano, que cubrió gran parte de México en la era Mesozoica, dejó una gruesa capa de sedimentos con fósiles marinos.

8.- Los restos arqueológicos también se han mencionado como rarezas, y no lo son: nuestro país tiene abundancia de lugares con puntas de flecha, metates y alfarería primitivas. Incluso, en el Bolsón de Mapimí debe haber menos vestigios, por lo desértico.

En conclusión, dijo Carlos García Gutiérrez, no hay ninguna razón para atribuirle características misteriosas de difícil explicación al Bolsón de Mapimí.

"La ciencia se ocupa poco de combatir los mitos que inventan los explotadores de la credulidad humana", explicó, "pero es conveniente opinar sobre lo que ha llegado a ser una ’rareza regional’, como lo fueron en su tiempo el ’triángulo de las Bermudas’, el ’abominable hombre de las nieves’, el ’monstruo del Lago Ness’, etcétera".

La "zona del silencio" es, pues, una quimera.