Está podrido, el viejo sistema penal: Quintino

**Hay fuertes resistencias en el país para desembarazarse del sistema penal inquisitorio, porque es corruptor.


Está podrido, el viejo sistema penal: Quintino

La Crónica de Chihuahua
Marzo de 2011, 18:17 pm

Chihuahua, Chih.- En medio de una corrupción impresionante que es una de las causas por las que se niega a morir en México, el viejo sistema penal inquisitorio tiene cuerda para rato. Sin embargo, sus días están contados, de acuerdo a la opinión de uno de los mayores expertos en el tema.

A sus 34 años de edad, el Maestro Rubén Quintino Zepeda ha estudiado a fondo la transición entre el nuevo sistema, que ofrece celeridad, claridad, sencillez y que pone al desnudo frente al público el proceso entero, y el sistema inquisitorio, que es el que domina en la mayor parte del país.

“Es un sistema que va de la mano con la corrupción, que se da sobre todo en los ministerios públicos, porque es un agente del Ministerio Público es el que decide si se consigna el delito, y si éste se consigna bien o mal para que tenga o no tenga éxito en los tribunales”. En torno a este sistema de justicia, el máster en Derecho tiene la convicción de que debe ser sustituido, porque los procesos que se llevan en su interior son tardados, tanto que a veces duran años, perdidos los alegatos en pilas de expedientes que se acumulan hasta que forman varios pisos de farragoso papeleo.

El sistema inquisitorio está podrido, es fuente de injusticias, tal vez la mayor de ellas sea el mero hecho de que los casos se pueden tardar mucho tiempo, tiempo durante el cual, lo que está ausente es precisamente la justicia para ofendidos y ofensores.

Rubén Quintino posee una Maestría en Ciencias Penales por la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de México, la UNAM. Y aunque no se considera como un catedrático, sí imparte clases en Derecho de la UNAM, como profesor adjunto de Ricardo Franco Gamón.
A Chihuahua, Quintino Zepeda vino recientemente a presentar un libro de su autoría, que nombró “Manual de Derecho Penal”, que como su nombre lo indica, es eso, un manual, una guía básica para operar dentro del nuevo sistema de justicia penal, en sus recovecos y en sus entrañas.

EL ÉXITO DE CHIHUAHUA

El libro, según dijo el autor, está basado en el éxito que ha tenido el estado de Chihuahua en el diseño, primero, y en la aplicación del sistema acusatorio. Por el contrario, las ventajas del nuevo sistema, según Quintino, es que desde el inicio, el juez de garantías puede estar cautelando que el M.P. no se exceda en sus atribuciones. Aquí, el imputado deja de ser objeto de la persecución penal, porque mientras que una misma persona es el acusador y el juez, el imputado se cuidará de atacarlo y de contender con él, más bien deberá de soportar pasivamente la persecución. Si en cambio, el juez es una persona distinta del acusador, el imputado no tendrá inconvenientes en enfrentarse a éste.

El imputado en el nuevo sistema de justicia penal, se transforma en un verdadero sujeto procesal.

Tal es, entonces, el sustento de la justicia.

“En el país, Chihuahua es ejemplo de la aplicación del nuevo sistema penal, y ello se demuestra en que el Código Penal del estado de Durango es copia fiel, y es un modelo a nivel nacional… y como todos los sistemas, éste depende del perfeccionamiento cotidiano”, dijo.

De los ocho años que se proyectaron para que en el país se implante el llamado sistema acusatorio adversarial, ya transcurrieron dos y quedan seis, pero Rubén Quintino Zepeda tiene su propio cálculo.

Según él, de acuerdo a las inercias que se dejan sentir entre los actores de la impartición de justicia, va a ser necesario que se decrete una prórroga, porque la paulatina implantación del modelo sustituto va muy lenta.

En la opinión del Maestro, el punto más débil del nuevo sistema son, en primer lugar, los policías, que son renuentes a cambiar, y en segunda, los agentes del Ministerio Público. El problema, detectó el estudioso, se da en menor medida en los tribunales, donde hay personal más preparado y dispuesto a capacitarse.