Elysium, una fantástica ampliación del absurdo

**Para retratar la aterradora miseria, sólo tuvieron que darse una vuelta por las afueras de la ciudad de México, a la “zona habitacional” del basurero del Bordo de Xochiaca.


Elysium, una fantástica ampliación del absurdo

La Crónica de Chihuahua
Diciembre de 2013, 23:35 pm

Manuel Lino / El Economista

Con la magnífica Sector 9, Neill Blomkamp nos dio una lección de lo que es hacer buen cine de “ciencia social ficción”.

En aquella cinta, por medio de unos extraterrestres que llegan en paz y acaban siendo recluidos a un gueto comiendo, cuando bien les va, alimento enlatado para gatos, Blomkamp hizo una terrible denuncia social del racismo sudafricano, que disimula ante la opinión internacional y sigue siendo atroz.

Ahora, con Elysium, el ojo crítico de Blomkamp se enfoca no sólo de este lado del Atlántico sino en este país, México. Aunque, supuestamente, la acción se ubica en el futuro, en Los Ángeles.

En el futuro, asume la cinta, los ricos y poderosos vivirán en Elysium, una paradisíaca estación espacial muy lejos de la miseria y de quienes la padecen.

UN FUTURO NADA VENTUROSO

La historia de nuestro héroe, Max, se desarrolla en Los Ángeles, dónde se habla más español que inglés, hay columnas de humo por incendios o explosiones por todos lados y unos barrios bajos que nada le piden a los guetos (bueno, tal vez le vendrían bien las sobras de comida para gato).

En Elysium, la ciencia médica está tan avanzada que basta que una máquina parecida a un escáner le eche una lucecita a un enfermo para que éste se cure de sus males, desde la falta —durante años— de una pierna hasta la leucemia.

Así que los pobres terrícolas, plagados de toda suerte de males, sólo esperan subir de ilegales a Elysium para irrumpir en una casa y curarse en cosa de segundos.

Más allá de la aventura, que está bien realizada y con una magnífica trama, la cinta sólo tiene algunos defectos hollywoodenses que no tenía Sector 9: el complejo de Tarzán que señala que sólo un hombre blanco, Max (Matt Damon), puede ser el héroe; el exceso en la acción;el descuido de algunos detalles en el guión y el no encontrar una actriz decente que hable español para el papel de monja.

Pero lo realmente duro y difícil de asimilar de Elysium es que, si bien para retratar la extrema riqueza tuvieron que esforzarse con los efectos visuales en la estación espacial, para el otro extremo, la aterradora miseria, sólo tuvieron que darse una vuelta por las afueras de la ciudad de México a la “zona habitacional” del basurero del Bordo de Xochiaca, donde el equipo de producción no podía ni entrar a causa del nauseabundo olor.

manuel.lino@eleconomista.mx