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**El presupuesto recién aprobado aumenta el gasto social, pero debido a la forma en la que está diseñado no llega a los más pobres.
La Crónica de Chihuahua
Noviembre de 2021, 14:30 pm
Viri Ríos (@Viri_Rios)/
politica.expansion.mx
La reasignación de recursos a la entrega de programas sociales confirma que el gobierno no está ganando o mejorando, sino quitando de un lado para dar a otro. (Foto: archivo/ Presidencia)
De madrugada y en fin de semana se aprobó el presupuesto con el que el gobierno de López Obrador gobernará en 2022. Su cuarto año se caracterizará por tener el aumento en gasto social más importante del que hemos sido testigos desde que tenemos datos (año 2008).
Así, el próximo año el gasto social rondará los 1.25 billones de pesos, lo que es un aumento de 13%, en términos reales, con respecto a lo aprobado para el año 2021. Así mismo, habrá un aumento del 14% en el gasto en salud –algo que tampoco tiene precedente cercano.
Celebro que el gasto social aumente en México pues, en la medida en la que se haga, las oportunidades de todos los mexicanos para tener una vida digna aumentarán. De hecho, al paso actual, y debido a que el principal aumento se explica por las pensiones para adultos mayores, muy probablemente el gobierno de López Obrador pueda colgarse la medalla de haber erradicado, o llevado a casi cero, la pobreza extrema entre los adultos mayores.
El problema es que el aumento en el gasto social esconde dos secretos que lo hacen “menos social” de lo que aparenta.
El primero es que deja a muchas personas en pobreza completamente desprotegidas, incluso más de lo que estaban en el sexenio anterior. Como ha mostrado el Instituto de Estudios sobre Desigualdad (Indesig), esto se debe a que los programas sociales no están enfocados en las personas más pobres, sino en adultos mayores, trabajadores agrícolas o jóvenes con educación media superior o superior.
Los créditos abusivos hunden a la clase media
Estos grupos sociales, si bien son vulnerables, no son los grupos más vulnerables del país. En México, la pobreza existe con más fuerza en los niños, las personas que no tienen educación media e incrementalmente en los cinturones de pobreza urbana que no son atendidos por la cartera de programas sociales actuales.
Así, aunque el presupuesto aparenta gastar más, en realidad, está desamparando a muchas familias en alta vulnerabilidad.
El segundo es que los aumentos se dan a costa de recortes en otras actividades del Estado, incluyendo organismos que tendrán labores críticas en 2022, como es el Instituto Nacional Electoral (INE). El INE estará encargado de realizar la consulta de revocación de mandato y no queda claro que ello vaya a ser posible del todo con el presupuesto aprobado.
La razón por la que el gobierno mexicano es incapaz de aumentar el gasto social sin recortar en otros lados es porque no se ha aumentado la recaudación de manera sustantiva. Como muestran los criterios generales de política económica de la Secretaría de Hacienda, en 2022 los ingresos tributarios serán de 14 puntos del PIB, poco menos de lo aprobado en 2021. Esto tampoco es muy diferente de la recaudación que teníamos en el 2018, cuando eran de 13 puntos del PIB.
Así, lo que parece ser un aumento en el gasto social es en realidad una simple reasignación que proviene de dinero que se recorta de otros lados.
Para tener un mejor Estado, uno que sea verdaderamente capaz de aumentar las oportunidades de todos los mexicanos, es necesario que el gasto social efectivamente suba y que llegue a las personas con mayor necesidad.
Nota del editor:
Las opiniones de este artículo son responsabilidad única de la autora.
La Crónica de Chihuahua es un diario independiente, enfocado a describir las singularidades y la cotidianidad de la comunidad chihuahuense.