De nuevo la pobreza en Chihuahua

Por Brasil Acosta Peña


De nuevo la pobreza en Chihuahua

La Crónica de Chihuahua
Octubre de 2014, 16:07 pm

(El autor es Doctor en economía por el Colegio de México (COLMEX) con estancia en investigación en la Universidad de Princeton, fue catedrático en el Centro de Investigación y Docencia económica y articulista en la revista económica Trimestre Económico)

Recientemente leí en la prensa una serie de acusaciones falsas en contra de integrantes de la organización política Movimiento Antorchista de Chihuahua, quienes después de haber tocado las puertas que debían tocar y planteado una alternativa de solución a las necesidades de la gente pobre, lo que se encontraron fueron negativas o evasivas a sus peticiones, por lo que tuvieron que hacer valer los principios establecidos en los artículos sexto, octavo y noveno de nuestra Carta Magna, que garantizan a los ciudadanos la libertad de expresión de las ideas, el derecho de petición y la libertad de asociación, organizando un plantón frente al Palacio de Gobierno a fin de que se atendieran las peticiones previamente planteadas ante las instancias correspondientes.

Estos ataques en la prensa vinieron coincidentemente de distintos “analistas” o columnistas que se le fueron a la yugular a los dirigentes de los pobres de Chihuahua. Se les atacó de utilizar el movimiento para “chantajear” y obtener prebendas personales para los líderes, sin ofrecer ninguna prueba de sus acusaciones intrascendentes y sin analizar, desde luego, una a una, las solicitudes hechas por chihuahuenses afiliados a Antorcha, a fin de demostrar su relevancia o su justificación social. Se acusaba a los dirigentes de “pedir mucho” y de que lo que pedían era para ellos y no para el pueblo. Y todo esto, insisto, sin aportar una sola prueba.

Para “demostrar” que las peticiones de los pobres de Chihuahua eran “caprichos o despropósitos”, se limitaron a señalar que el vehículo que utiliza el dirigente para trasladarse es un automóvil caro, insinuando también que se compró con recursos públicos (que no demuestran), como si el líder de Antorcha se aprovechara de los recursos que se asignan para la solución de las demandas de los pobres de Chihuahua, lo que también es falso, pues ya explicamos que el Movimiento Antorchista (MA), para no depender de los recursos de los gobiernos y mantener su independencia política, ha diseñado un mecanismo eficiente y solidario para allegarse de recursos mediante cooperaciones voluntarias, rifas, bailes, kermeses y la instrumentación de negocios exitosos cuyas ganancias, lejos de enriquecer a un líder, sirven para dotar a los dirigentes de los elementos necesarios para su realizar su tarea. Quisieran que los líderes dieran su lucha como en la época de las cavernas, en bicicleta o a caballo, pero los tiempos modernos exigen desplazamientos eficientes y rápidos. He ahí la razón del ataque.

Se trata, pues, de una campaña sucia, cuya verdadera pretensión sólo pudo observarse días más tarde: los ataques contra los antorchistas, que “coincidieron” en tiempo y contenido por los supuestos “analistas”, no tenían otro propósito que preparar a la opinión pública para que cuando las autoridades, mediante la fuerza pública, tomaran represalias en contra de los manifestantes, los chihuahuenses consideraran que “se lo merecían”, “al cabo son unos vividores”. Sin embargo, los que hicieron tales acusaciones, como queda dicho, no ofrecieron prueba alguna, salvo la de evidenciarse como plumíferos al servicio del poder, mostrando el verdadero propósito de sus ataques contra Antorcha.

Los antorchistas de Chihuahua decidieron colocar para exigir, respetuosamente y con pleno apego al derecho mexicano, solución a sus elementales demandas; hoy están bajo amenaza de ser desalojados con medios violentos por un Gobierno que prefiere reprimir a los inconformes antes que responder a sus justos reclamos.

En una colaboración anterior dí a conocer las cifras actuales de la pobreza y de las carencias que hay en el estado, basado en las instancias oficiales; lo hice con el afán de demostrar, con datos duros, que el rezago existente es al que hay que atacar de manera directa y que no es justificable atacar a los líderes de los pobres de Chihuahua, pues éstos sólo pretenden reducir los padecimientos de la gente humilde en ese estado norteño y hacer que el gasto público se reoriente, favoreciendo a los más necesitados y sirviendo como válvula de escape al creciente descontento social, en un país en el que poco más del 30 por ciento del gasto del Gobierno federal se destina al 10 por ciento más rico, mientras que al 10 por ciento más pobre se destina sólo el 13 por ciento de dicho gasto.

Lo que me gané con ese artículo fue el ataque en una columna llamada Ráfagas, que no aparece firmada y fue publicada el 24 de septiembre de 2014 en El Heraldo de Chihuahua. Lo primero que se le ocurre decir al autor de este espacio es que el que esto escribe “se olvidó de la cuna y de los colores a los que debe el cheque, “que no ha de ser pequeño”; su acusación es tan burda que el plumífero anónimo olvidó que el lema del partido al que el alude es “democracia y justicia social”, y que las peticiones de los antorchistas tienden a realizar, precisamente, el ideal de justicia social. También calla el “columnista” un hecho ampliamente conocido: quien esto escribe pertenece orgullosamente, desde hace 20 años, al MA; la curul que ostento la respaldan plenamente los ciudadanos organizados en el MA, así que no se trata de ningún favor, sino que es fruto de la representación popular real que nos respalda. En cuanto al pago, le informo al columnista que de manera voluntaria se lo doy al MA para la realización de su lucha, de manera que no me da ningún remordimiento expresarlo acá.

En seguida, la columna dice que las cifras que utilice en mi artículo pasado tienen “el único fin de denostar las acciones del Gobierno de Chihuahua, en cuanto al combate de la pobreza, para así justificar el amplio pliego petitorio de los antorchistas que siguen apostados en el centro”. Falso. El fin no es denostar las acciones del Gobierno estatal ni federal en relación con el combate a la pobreza; simplemente se trata de poner de relieve que el “amplio pliego”, que en comparación con la pobreza actualmente reconocida por las instancias es pequeño, al tiempo que señalé, cosa que Ráfagas esconde, que a través de nuestras gestiones, en el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) 2013 etiquetamos, desde la Cámara, más de seis millones de pesos para coadyuvar al Gobierno estatal a mitigar el rezago; los antorchistas no sólo extendemos la mano para pedir, sino para aportar.

Al decir Ráfagas que las cifras demuestran una reducción de la pobreza en Chihuahua, no señala que ha ayudado a esa disminución el esfuerzo federal con programas como Oportunidades (hoy Prospera); pero reconoce, pues negarse sería un despropósito o vivir en otro planeta, que el esfuerzo hecho por todos los órdenes de Gobierno “no será lo máximo ni lo ideal”, y ésa es mi intención. En un país con tanta pobreza debemos sumar esfuerzos para abatirla, en virtud de que somos la catorceava economía productora de riqueza en el mundo y uno de los países más desiguales.

Reconoce: “Si bien es cierto que las cifras están como para echar las campanas al vuelo (Sic) (tal vez quiso decir que las cifras “no están para echar las campanas a vuelo”), tampoco justifican lo insaciables que resultan ciertos líderes a la hora de pedir”. Aquí está la madre del cordero: el problema profundo que le preocupa al autor o autores no es la pobreza sino que cree, y lo da por hecho, que los líderes piden para ellos, una acusación que, en el caso del antorchismo, no puede probar y con ello se tambalea su argumento.

Finalmente, dice que “el Movimiento Antorchista no puede presumir que con sus largos pliegos petitorios haya impactado en la reducción de la pobreza”, y respondo que tiene razón la columna: no se puede reducir la pobreza si esos pliegos (largos o cortos) no reciben ninguna solución por parte de las autoridades correspondientes. No es asistencialismo lo que se busca por parte de la organización MA, sino combatir profundamente la pobreza y, repito, ahí donde Antorcha llega a tener poder busca redistribuir de manera equitativa el gasto público para beneficio de la gente.

Tal es el caso de los municipios que gobierna: Tecomatlán, Puebla; Chimalhuacán e Ixtapaluca, Estado de México, por mencionar los más importantes. Le recuerdo al columnista que hemos etiquetado recursos desde la Cámara de Diputados, pero no para los líderes; que estos recursos se ejecuten con responsabilidad institucional y, finalmente, que no queremos denostar las acciones del Gobierno para reducir la pobreza, sino sumarnos y servir de alerta para abatir el descontento social.