Canutillo, el proyecto productivo de Francisco Villa

**La última morada del General.


Canutillo, el proyecto productivo de Francisco Villa

La Crónica de Chihuahua
Junio de 2011, 16:13 pm

Por Froilán Meza Rivera

Canutillo, Durango.- Al llegar a este valle bañado por dos afluentes del río Florido, el visitante se da cuenta de inmediato de que Francisco Villa no era tonto, ni mucho menos: el verdor y la abundancia de vegetación aquí son abrumadores, y son señales inequívocas de que hay mucha agua. La tierra es fértil.

La ex Hacienda de Canutillo, enclavada en el municipio de Ocampo, a escasos tres kilómetros del pueblo de Las Nieves, fue el sitio escogido por Villa para retirarse de las actividades guerreras, después de su rendición ante el presidente Adolfo de la Huerta.

El Centauro del Norte firmó su rendición el 28 de julio de 1920 en Sabinas, Coahuila, luego de que él y una partida de 858 de sus hombres atravesaran durante 13 días la franja de desierto al Norte del Bolsón de Mapimí que se encuentra entre Chihuahua y el vecino estado. Cayendo de sorpresa en Sabinas, Villa tomó la plaza y ahí mismo se instaló, en medio de territorio enemigo, para conferenciar telegráficamente y sin intermediarios con el presidente de la república.

Entre las condiciones para la rendición de los villistas, se puso la entrega de Canutillo.

¿Qué es Canutillo?

Este lugar se encuentra a 76 kilómetros al sur de Parral. Al gobierno le costó 600 millones de pesos oro pagados a sus propietarios, los hermanos Miguel, Soledad, Luis y José María Jurado. Era una enorme propiedad rural que se componía de una serie de haciendas y rancherías, con un casco central en Canutillo al que se sumaba otra hacienda, la de Nieves, y la de Espíritu Santo, los ranchos de San Antonio, Villa Excusada y Ojo Blanco (éste último en el municipio de Parral), en total 83 mil 436 hectáreas. De la superficie total, sólo mil 784 eran de riego, surtidas por los ríos Canutillo y el Nieves, afluentes del Florido.

El convenio de rendición dotó también a los villistas de otras tres ex haciendas, donde se habrían de instalar: San Salvador de Horta en Durango, y San Isidro de las Cuevas y El Pueblito, en territorio de Chihuahua.

Después de que se instaló Villa en Canutillo, él y sus hombres se pusieron a trabajar para levantar el lugar, que estaba abandonado y, al cabo de los meses, la ex hacienda se hizo productiva con la siembra de 600 acres de trigo, con la posibilidad de que se pudiera introducir ganado de registro.

Aquí, Villa organizó el trabajo comunal, convirtió la iglesia en troje, compró maquinaria agrícola, sembró trigo, maíz y frijol; fundó un banco de crédito agrícola; instaló talleres de carpintería y zapatería; construyó una escuela para los niños y casas para los trabajadores. El proyecto productivo de Villa era un modelo de producción comunal, estilo cooperativa, y es una muestra de lo que el caudillo revolucionario quería para México: un país sin hambre, productivo, sin explotadores ni explotados, y con una educación creciente que formara a los niños como hombres de bien, dotados de grandes conocimientos y de una formación integral, humanista, justiciera, revolucionaria.

El proyecto productivo de Francisco Villa, su última morada hasta que lo mataron, se fue al caño luego de su trágico asesinato en Parral, en 1923.

Hoy en día, el casco principal de la Hacienda es un prometedor museo con muchas carencias, pero vasto de historia y con la presencia del espíritu guerrero del principal personaje de la Revolución en el Norte de México.