Alice Munro: el Nobel para una cuentista

**Con el reconocimiento que hizo a la escritora canadiense Alice Munro, es la primera vez, en 112 años, que la academia sueca premia a un autor que casi sólo escribe cuentos.


Alice Munro: el Nobel para una cuentista

La Crónica de Chihuahua
Octubre de 2013, 22:23 pm

Manuel Lino

Mucho se ha hablado de que la academia sueca debería de ampliar su idea de lo que es literatura y pensar que las historias y la palabra escrita llegan a la gente no sólo a través de libros, sino también de películas y canciones.

Así, tal parece que no está tan lejos el día en que Bob Dylan gane el Nobel. Pero antes, la academia tenía una cuenta pendiente con el cuento, misma que acaba de saldar.

Y es que, con el reconocimiento que hizo a la escritora canadiense Alice Munro, es la primera vez, en 112 años, que la academia sueca premia a un autor que casi sólo escribe cuentos.

Después de una primera llamada telefónica que no la encontró en casa, Munro declaró: “Realmente deseo que esto haga que la gente vea el relato breve como un arte importante, no sólo algo con lo que se juega hasta que logras escribir una novela”.

Sobre Munro y sus cuentos, otra reconocida escritora canadiense, Margaret Atwood, escribió para The Guardian: “A pesar de que muchos escritores estadounidenses y británicos y canadienses de primer nivel han abordado el género, aún existe la arraigada pero falsa tendencia a equiparar extensión con importancia…”

“En el trabajo de Munro abunda la gracia, pero está extrañamente disfrazada: nada puede predecirse. Las emociones hacen erupción. Los prejuicios se derrumban. Las sorpresas proliferan. Los sobresaltos acometen. Los actos maliciosos pueden tener consecuencias positivas. La salvación llega cuando menos se la espera y de forma peculiar”.

“Pero cuando haces semejante pronunciamiento sobre la escritura de Munro o cualquier análisis, inferencia o generalización sobre ella, estás consciente de ese comentario burlón que suele presentarse en sus cuentos, ese que dice, en esencia: ¿Quién te crees que eres? ¿Qué te da el derecho a creer que sabes algo sobre mí o sobre cualquier persona, para el caso?”

De la casa a la literatura

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Nacida el 10 de julio de 1931 en Wingham, en el oeste de Ontario. Su padre, Robert Eric Laidlaw, era criador de zorros y aves de corral, y su madre, institutriz. A los 11 años decidió convertirse en escritora.

Estudió periodismo, y todavía no se había graduado cuando vendió un cuento a la radio. Abandonó la universidad para casarse con James Munro, con quien tuvo tres hijos, y se dedicó de lleno a las tareas domésticas. Apenas pasados los 30, se sentía tan deprimida que casi no podía escribir una oración.

Todo cambió cuando abrió una librería con su marido en 1963. Recuperó su talento narrativo, a la vez que se deterioró su matrimonio. Su primer libro de cuentos, Dance of the Happy Shades, de 1968, ganó el premio Governor. Más adelante, se casó con Gerald Fremlin, un geógrafo. Hace tres años, reveló que tenía cáncer.

Marcial Fernández, cuentista y editor de Ficticia

Existen dos padres de la cuentística contemporánea: Edgar Allan Poe y Antón Chejov. Para el primero, el final sorpresivo y contundente determina los demás elementos de la historia. Para el segundo, sin embargo, los finales no son tan importantes como el detalle —a manera de un sutil detonante de la ficción que se desea contar—. Alice Munro es, en este sentido, absolutamente chejoviana. Otras características de la cuentista, porque su bibliografía se compone de 13 títulos de dicho género —aunque en su juventud haya publicado una novela y varios de sus cuentos o relatos sean noveletas—, es el manejo de una prosa sencilla sin pirotecnia retórica, la apuesta por una narrativa de lo cotidiano, una inclinación natural para crear personajes femeninos y el juego psicológico que surge de los mismos. Darle el Nobel a una autora con estas particularidades supone, de manera implícita, pero clara, un reconocimiento al cuento como el género literario por excelencia de la actualidad.

Guillermo Samperio, cuentista

Ha sido un acierto de la Academia. El cuento, las historias breves que escuchamos y con las que crecimos, contienen al mundo, como el mundo de Alice Munro. Este premio hace poner la atención sobre Canadá, a su literatura y a un género literario que ya tiene su lugar consumado en las letras desde Cervantes hasta nuestros días.

Ricardo García Mainou, cuentista y librero de El faro de Aljandría

El premio Nobel a Alice Munro es una ráfaga de aire fresco para la Academia Sueca.
Munro es una de las mayores cuentistas vivas, lo cual es una buena noticia para uno de los géneros literarios más injustamente subestimados por los editores en la actualidad.

También queda claro, incluso ante el más suspicaz de los detractores del premio, que esta vez no hay intereses políticos en la decisión.

Quién tenga alguna duda que eche un vistazo al primer cuento de "Odio, amistad, noviazgo, amor, matrimonio".

Nahum Torres, editor Librosampleados

Este año el Nobel de Literatura no ha sido tan sorpresivo, digamos, como el 2012: desde hace años Alice Munro es una autora a la que de vez en vez se le ofrecen ciertas reverencias literarias. Munro fue una escritora dedicada, de tiempo completo. Su narrativa habría que leerla a partir de la noción de entretenimiento, un entretenimiento fino, reflexivo, intenso, en el que las mujeres son personajes encarnados. Habría que recordar que Munro tuvo una asumida mirada por lo marginal; sin embargo, en México, su obra no cuenta con la difusión y traducciones suficientes. ¿El máximo reconocimiento literario -esa cereza en el pastel- ayudará a que se lea a la primera Alice Munro? Esperemos que sí.

(Con información de Agencias)