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**Leyenda y tradición de Meoqui, en recuerdo de un infortunado suceso ya inmortal.
La Crónica de Chihuahua
Enero de 2021, 16:22 pm
Froilán Meza Rivera
Meoqui, Chih.- Ya no me tocó ver los cuerpos despedazados de los infelices que habían muerto en accidente tan espantoso, pero sí alcancé a apreciar las condiciones en que quedó el automóvil. Lo que en ese momento pensé, fue que nadie hubiera podido sobrevivir a un golpe como aquel.
Esa mañana, como todas, había conseguido yo un aventón en camión de redilas para ir a Cárdenas y de ahí a Barranco Blanco, donde trabajaba de profesor en la escuelita rural de ese lugar.
(El testimonio es del profesor Armando Navarrete González, cronista de Meoqui.)
Iba yo agazapado por el frío, pero me acuerdo bien que eran como las siete y media de la mañana, y que el chofer del camión casi paró la marcha por el accidente.
De esto ha de hacer unos cuarenta años.
Me levanté para ver. Se trataba de una camioneta guayín Rambler azul, que lucía completamente destrozada, como si la hubieran partido en dos. La parte de adelante, con el motor desprendido, quedó en el canal, y la otra estaba a un lado del camino, y se me partió el corazón nomás de ver tantos fierros retorcidos y tanto regadero de aceite y de agua, como si estuviera viendo los cuerpos sin vida de quienes tripularon esta máquina.
Yo me enteré después, porque el asunto se convirtió en el tema de ese día y de otros muchos días en toda la región, que las víctimas del accidente eran de Delicias. Un novio y su prometida, más una hermana de la novia, creo, pero los tres murieron ahí. Espero que no hayan sufrido mucho.
Desde entonces, a este puente, que está más al norte del famoso Puente de la Muerte, se le conoce como el Puente de los Novios.
En un desgraciado accidente culminó el viaje esperanzado que emprendieron los novios y la hermana de la novia a El Paso, Texas, a donde fueron a comprar las donas, o sea, los dones, que es decir todo el ajuar de la novia y del casamiento: el vestido, el velo, los anillos, las arras, los cojincitos, el ramo, las ligas, etcétera.
Han de haber salido de madrugada de El Paso los viajantes, porque el accidente se suscitó a corta distancia de Meoqui y a escasos 20 minutos de Delicias, que era a donde iban.
El automóvil se embarró literalmente contra el murito de contención del puente, que no es de metal, sino de concreto, y ahí fue, dicen, donde se partió en dos.
Se especuló mucho acerca de la probable causa del choque. Se manejó, por parte de la Policía Federal de Caminos, que el novio se pudo haber quedado dormido, lo que es creíble por la hora en que sucedió.
Algo que notamos muchos, al examinar con morbo el lugar del accidente, fue que el barandal del puente quedó intacto. Si alguien hubiera dicho “aquí chocaron”, pues el puente lo hubiera desmentido, porque no se le notaba ni un rozón.
Muchos dicen que en la actualidad, como sucede en las inmediaciones del Puente de la Muerte, aquí en el Puente de los Novios se “sube” un espectro en los automóviles, y que ese fantasma hace que los conductores pierdan el control y se salgan del camino, pero lo cierto es que no tengo reportes de esos sucesos, como para que pudiera yo afirmar que es verdad.
Dicen que, de todas formas, la desgracia y la pérdida de vidas marca a los lugares, y que por mucho tiempo se desprende de éstos una vibración extraña, macabra, de muerte, que de alguna manera influye en el ánimo de quienes pasan por ahí.
La Crónica de Chihuahua es un diario independiente, enfocado a describir las singularidades y la cotidianidad de la comunidad chihuahuense.