Leyenda de Cusihuiriachi.- El paseo de los muertos

**La hermana se decepcionó mucho y se enojó, tanto, que la corrió de la casa sin importarle que era invierno y que afuera estaba todo congelado por una terrible helada.


Leyenda de Cusihuiriachi.- El paseo de los muertos

La Crónica de Chihuahua
Noviembre de 2021, 13:04 pm

El pueblo de Cusihuiriachi, Chihuahua, México, guarda muchas leyendas, y hoy le vamos a contar una de ellas. Cusihuiriachi está a 30 kilómetros aproximadamente de la ciudad de Cuauhtémoc y cuenta la leyenda que en el pueblo vivían dos hermanas solas...

La mayor, a la que llamaremos Claudia, era como de 25 o 30 años, y Ana era la menor. Claudia era la responsable de su hermana y Ana estaba en pleno goce de su adolescencia. Ana tenía novio y un día supo que estaba embarazada. Quiso ocultarlo pero se dio cuenta de que no podría hacerlo por mucho tiempo, entonces le dio a su hermana la noticia... Ésta se decepcionó mucho y se enojó, tanto, que la corrió de la casa sin importarle el frío que estaba haciendo. Era invierno y afuera estaba todo congelado por una terrible helada.

El tiempo pasó, y Claudia, luego de recapacitar, se arrepintió de haber echado a su hermana. Pensó en el frío que estaba haciendo afuera y en el niño que Ana estaba esperando, así que salió desesperada a buscarla pero, por más que tardó horas tratando de encontrarla, nunca pudo saber a dónde se había ido su hermana. Ya casi congelada por las bajas temperaturas, decidió regresar a su casa, con la esperanza de que la otra hubiera encontrado refugio en algún lugar, aunque no pudo dormir del remordimiento.

A la mañana siguiente, se despertó con los gritos de los vecinos, pues como es una comunidad pequeña, cualquier cosa que pasa, se entera todo el pueblo. Era lo que menos quería que pasara: los vecinos venían a avisarle que su hermana fue encontrada muerta de frío en el interior de una mina... Claudia nunca se recuperó de la cruel noticia y de las trágicas consecuencias que había provocado su ira.

No pudo dormir por mucho tiempo por el solo hecho de pensar en su hermana y si en algún momento lo conseguía, sólo soñaba con el niño. Así pasaron semanas, hasta que no soportó más la pena y se dio cuenta que su único consuelo lo iba a encontrar en la iglesia. Fue con el padre a confesarse y éste le contó que había muchas historias similares, de personas que se sienten culpables de la muerte de seres queridos.

Entonces el padre le dijo algo que despertó su curiosidad, pero que necesitaba creer: se trataba de una especie de paseo de muertos, el cual se manifestaba cada noche en el patio de la iglesia, puesto que el cementerio se encuentra justamente frente a ésta. El sacerdote le contó acerca de algunas personas que iban y buscaban a la imagen del difunto y le pedían perdón.

Claudia, sin dudar, se presentó esa noche y pudo ver que ahí estaban todos los espíritus caminado silenciosos en la oscuridad. Buscó a su hermana, hasta que vio una joven que reunía sus características, pero con la diferencia de que traía un niño en sus brazos, era el niño que estaba esperando y que nunca conoció la vida.
Claudia no pudo contener el llanto, se acercó y se encontraron ahí por última vez; le pidió perdón ahogada en llanto. Ana le dijo que estaba bien, que la perdonaba, pero que le preguntara al niño si él también la perdonaba... Cuando Claudia miró al niño, éste hizo una señal con su dedo diciendo NO.

Imagínense la impresión de Claudia y cómo vivió el resto de sus días, esperando el momento en volverse a encontrar con su hermana y con su sobrino.