... En este país es más fácil morir de hambre

**En una vivienda con piso de tierra, techo de láminas viejas y paredes de cartón a punto de deshacerse con la primera lluvia, es difícil sostener una cuarentena.


... En este país es más fácil morir de hambre

La Crónica de Chihuahua
Abril de 2020, 11:47 am

Por: Fuensanta Pérez Orona

En un cuarto de cuatro por cuatro metros, construido con material provisional como madera, cartones, bolsas de basura, láminas ya viejas y con un piso de tierra, vive Silvia Oros Aguilar, de 38 años, una madre soltera con un niño de 7 años; ella, antes de que salga el sol debe estar ya en su puesto de trabajo: una tortillería que se localiza a más de media hora de su vivienda; debe tomar forzosamente el transporte público para poder llegar.

A las 5 de la mañana inicia su jornada laboral; sus manos, maltratadas, llevan escondida la carga de las 12 horas al día que debe soportar, empezando a las cinco de la mañana y saliendo a las cinco de la tarde, tiempo en el que, como es de suponerse, debe alejarse de su hijo, a quien debe dejar al cuidado de una vecina para lograr llevar el pan a casa.

Su trabajo lo realiza durante seis días a la semana, y el séptimo, que sería su día de descanso, es utilizado para trabajar en el campo y generar así una pequeña cantidad de productos de consumo propio, lo cual, ella argumenta, puede aminorar un poco la carga económica de comprar todo.

En entrevista, Oros Aguilar, dio a conocer que durante la semana ella logra ganar $1,000 pesos, pero que, a pesar de trabajar 76 horas a la semana, el salario es insuficiente para cubrir las necesidades de ella y de su hijo: “aunque nosotros trabajemos durante muchas horas a la semana, poco es lo que logramos; ahora con lo de este virus, mi hijo no puede ir a la escuela y debo encargarlo con una vecina; además, es muy difícil poder comprar las cosas y tomar las medidas necesarias para prevenir esta enfermedad”, recalcó.

En una vivienda con piso de tierra, techo de láminas viejas y paredes de cartón que corren el riesgo de deshacerse con la primera lluvia, es difícil llevar y sostener una cuarentena adecuadamente; en México son 36 millones de personas las que deben sobrellevar esta cuarentena en condiciones similares, pero eso no es todo, el salario de más de 10 millones de mexicanos difícilmente supera los 123 pesos diarios por largas y extenuantes jornadas de trabajo.

El caso de Silvia Oros Aguilar es solo uno de los millones de casos que hay en México; la pandemia por la que atraviesa el país y el mundo entero, ha dejado ya a millones de personas sin empleo, lo que provocará que para cuando todo esto se haya superado, los pobres hayan aumentado exponencialmente, elevando también los costos de los productos de la canasta básica.

Es imposible, dijo Oros Agilar, con lágrimas en los ojos, dejar de trabajar; mi hijo debe comer, debo vestirlo y curarlo cuando se me enferma; si yo no trabajo nos morimos de hambre; creo que eso ha matado a más gente que esta enfermedad. Yo al principio no la escuchaba mucho, pero ahora la gente ha empezado a entrar en pánico, haciendo algunas compras con lo poquito que tienen, pero aun así no es suficiente; a mí, por ejemplo, no me darán permiso de faltar a mi trabajo, debo seguir asistiendo, a pesar de todo.

Al momento, el gobernador de Michoacán estableció rigurosos controles de acceso en las fronteras del estado con Jalisco, Colima, Guerrero, Guanajuato, Estado de México y Querétaro, donde se instalaron filtros para hacer las revisiones adecuadas y evitar sumar el número de contagios en el estado; hizo además el llamado a los michoacanos de quedarse en casa y acudir a las unidades médicas en caso de presentar alguno de los síntomas.

Sin embargo, la detección de los infectados, a pesar de las medidas establecidas sigue resultando ineficiente, pues en el estado, el número de habitantes sin acceso a servicio médico otorgado por alguna institución del gobierno aumentó de 21. 5 por ciento a 28.6, lo que deja ahora a más de un millón 286 mil michoacanos privados de este servicio básico.

Hay en Michoacán 224 unidades médicas, de las cuales 170 pertenecen al sector privado, lo que representa el 75.9 por ciento, provocando con eso que sea difícil recibir una atención médica de calidad; con un salario básico como el de Silvia Oros Aguilar, difícilmente se puede tener acceso a un buen servicio médico, que garantice la estabilidad de la salud a la mayoría de los michoacanos.

Al momento de escribir estas líneas, en México se han detectado mil 688 casos de coronavirus y han ocurrido 60 decesos, números que apuntan a dispararse en las próximas semanas. En Michoacán se han detectado 30 casos confirmados (18 en Morelia, uno en Zamora, dos en Uruapan, 6 en Lázaro Cárdenas, uno en Arteaga, uno en La Piedad y uno en Sahuayo), y una defunción en el municipio de Lázaro Cárdenas; y en todo el estado se contabilizan también 66 casos sospechosos.

En un país con hospitales donde no hay camillas suficientes, ni respiradores, ni cubrebocas, ni siquiera gel antibacterial; en un país donde millones de mexicanos no cuentan con una vivienda digna ni con los servicios básicos; en un país donde es más importante seguir generando riqueza que priorizando la vida de millones de mexicanos…en este país, es más fácil morir de hambre que por coronavirus.