“Yo cuento lo que la gente me cuenta”: Froilán Meza, los esfuerzos por rescatar la tradición oral

** Reportaje Especial.


“Yo cuento lo que la gente me cuenta”: Froilán Meza, los esfuerzos por rescatar la tradición oral

La Crónica de Chihuahua
Agosto de 2015, 00:05 am

** Pocas personas se dan al rescate de las tradiciones indígenas, rurales y urbanas, leyendas e historias que la gente cuenta en los pueblos originarios de Chihuahua, y que ofrecen una fuente inagotable de sentimientos, sensaciones, sufrimientos y miedos, experiencias del pueblo que a través del tiempo continúa transmitiendo a las nuevas generaciones. Esta es la tarea que se impuso el escritor.

Chihuahua, Chih.- El reportero de Chihuahua Froilán Meza Rivera, reconocido periodista, investigador y escritor local, desde hace más de una década se impuso la tarea de recoger las tradiciones indígenas, rurales y urbanas, leyendas e historias que la gente cuenta – que le cuenta a él – en los pueblos de ese estado, los sentimientos, sensaciones, sufrimientos y miedos que han hecho propios generaciones de los primeros chihuahuenses, y que ahora transmite a través de sus cuentos, a las nuevas generaciones.

De eso habló este viernes en una entrevista que Radio XETAR le hizo, transmitida a nivel nacional por la cadena de radios comunitarias e indígenas de México, de modo que esta tarde no sólo los nacidos en Chihuahua escucharon sobre este camino que se impuso recorrer. Las historias, dijo el escritor al periodista Leonardo Padilla Chavira, en este caso concreto y a propósito del Primer Encuentro Indigenista que se celebra desde el jueves y hasta el sábado en la ciudad de Chihuahua, las ha traído – con pluma, libreta, cámara o grabadora – desde el corazón de la misma Sierra, de las minas, de cada rincón del estado más grande de México, para que se lean y que no se las lleve el viento.

En esta ocasión Froilán Meza tuvo la oportunidad de dar a conocer su trabajo, especialmente, a los radioescuchas indígenas, que son a la vez los principales protagonistas de los cuentos que contó y que forman parte de tres libros en proceso de publicación, “La Leyenda de la Apache Blanca… y otras historias de Guerrero y la región”, “La mujer de las Cuencas Vacías… y otras historias de Bocoyna y la Sierra”, y “La Fantástica Historia de Rita Mancinas… y otras leyendas de Urique y la Sierra”, y habló también del ya publicado “La Leyenda de la Pantera Negra… y otras historias”, alimentado por la tradición oral de la gente de Delicias, Rosales, Meóqui, y alrededores del centro del estado.

Esos cuentos, fueron relatos hechos a él por la gente, obtenidos durante sus viajes como reportero, combinando su quehacer profesional para satisfacer una pasión: rescatar las historias que cuentan, “tengo la fortuna de recoger leyendas de la gente”, dijo en la entrevista el veterano periodista.

Meza Rivera se dijo un afortunado por haber recorrido gran parte de Chihuahua, pues fue así como logró recopilar historias que de otro modo nunca hubiesen llegado a los lectores, “recorrí la sierra, recorrí el desierto, las llanuras, las ciudades, los pueblos de casi todas las regiones”; esto le permitió enriquecerse espiritualmente, y sobre todo, armar un repertorio que va desde los avistamientos de fantasmas, las tragedias humanas de indígenas, mineros y rancheros, hasta relatos que pueden fácilmente situarse en algún lugar del realismo mágico.

Las leyendas de su primer libro tienen como fuente de inspiración, compartió a los lectores, los transmitidos de generación en generación por parte de la familia de su esposa, oriunda de Sierra Mojada, Coahuila, conocida región minera del sur del estado de Chihuahua.

El escritor refirió como a través de esa tradición oral se puede saber de su forma de vida, en este caso, de este sector poblacional en concreto; por ejemplo, que las familias mineras de antes eran casi nómadas, se trasladaban de un punto a otro de esta vasta región para sobrevivir, lo que enriqueció las crónicas que las postreras comunidades – empezaron en solitario por los gambusinos, luego como familias que se establecieron – desarrollaron, a su largo andar, “porque se transmite no nada más en una familia, sino en comunidades muy grandes, en este caso de familias mineras”.

Para el narrador de cuentos, escritura y lectura siguen siendo arma fundamental en la educación y profundización de las costumbres mexicanas, lo que llevaría por ende a mejorar sus condiciones de vida actuales, y por lo que los gobiernos tienen una inmensa cuota que pagar a los mexicanos, por no difundírselas. Con un dejo de amargura relató cómo libros escritos por él, han sido ignorados por las instituciones que supuestamente deben promover la cultura, cultura que, como dijo, es educación, pues no apoyan a los escritores que con su trabajo tratan de enriquecer las costumbres y el folklore popular mexicano, no obstante, afirmó que no dejaría el empeño que le nació hace ya más de una década.

El momento de magia, de historia y de reflexión, se compartió a los radioescuchas, al dar lectura a un cuento de Froilán Meza - basado en hechos reales que exponen en crudo la realidad que viven hoy por hoy, los indígenas que bajan de la Sierra Tarahumara -, la trágica historia de Rita Mancinas – la que inspiró al dramaturgo chihuahuense Víctor Hugo Rascón Banda a escribir “La Mujer que Cayó del Cielo” -.

Rita Mancinas, la mujer rarámuri que viajó desde esta serranía norteña hasta aparecer en un pueblecito de Kansas, en Estados Unidos, en donde por hurgar basura para sobrevivir fue llevada a una cárcel en la que no pudo ser identificada y procesada justamente porque no hablaba inglés, conocía muy poco el español y nadie entendía su lengua, pensaron que estaba loca y la trasladaron a un hospital psiquiátrico en el que le suministraron fármacos para su supuesta locura, pero le causaron un severo daño físico y mental; fue escrita desde la óptica de Meza Rivera, quien por el trabajo reporteril logró llegar a familiares y conocidos de la ya casi mítica, Rita Mancinas.

La falta de compresión, la frialdad de las instituciones “civilizadas”, el drama de una mujer que simplemente no comprendía ni era comprendida, fue leído por la hija del periodista con quien comparte la profesión y oficio, Nadia Sosa. El viaje por la historia exalta emociones, y entrega al lector en forma simple pero bellamente plasmada, las vicisitudes por las que tienen que atravesar los que carecen de hasta el lenguaje para comunicarse, pobres y sin los medios de defensa, y, en contraparte, la respuesta de frialdad e incomprensión de aquellos que se consideran “civilizados”, y que aunque obligados a responder oficial o moralmente, eligen no mirar a las personas en ellos, y los tratan como animales.