Vaya transparencia: “bajan” cifras incómodas en cuanto alguien las publica

**El gobernador dijo que la transparencia iniciaría “desde su oficina”, como si se tratara de un parteaguas, de un antes y un después, de un “a partir de ahora doy la orden…”


Vaya transparencia: “bajan” cifras incómodas en cuanto alguien las publica

La Crónica de Chihuahua
Octubre de 2014, 21:32 pm

Por: Alejandro Salmón Aguilera

El 12 de agosto pasado, las “fuerzas vivas” del estado se reunieron en el patio central del Palacio de Gobierno a convocatoria del gobernador César Duarte Jáquez. Era uno de esos lunes cercanos a la quincena, lejanos a cualquier fecha coyuntural de la política: ni elecciones en puerta, ni informe de gobierno a la vista, por lo que había expectación de saber para qué los había llamado el gobernador y a qué obedecía eso de congregar a todos los partidos políticos en un solo acto.

Aquella vez hubo un detalle que llamó la atención a muy pocos y provocó el aplauso de quienes baten las manos con facilidad en cuanto oyen algún anuncio de la autoridad: la transparencia.

En esa ocasión el gobernador dijo que la transparencia iniciaría “desde su oficina”, como si se tratara de un parteaguas, de un antes y un después, de un “a partir de ahora doy la orden…”

Casi nadie reparó en que existe una Ley de Transparencia y Acceso a la Información Pública del Estado De Chihuahua, vigente desde el 15 de octubre del año 2005, y cuya observancia no requiere de una instrucción ni de una concesión graciosa de gobernante alguno. Se trata simple y sencillamente de una ley que debe ser acatada en toda su extensión, y no sólo desde la oficina de quien encabece alguno de los poderes del estado.

Viene al caso recordar el dato porque, pese a la existencia de una ley en la materia y la disposición política manifestada por el gobernador—la cual se reconoce, pero era innecesaria, pues ahí estaba una ley para obligarnos a ser transparentes—existen grandes hoyos negros que empañan el ejercicio del gasto, los criterios de asignación de contratos y, “poca cosa”, la presentación de estadísticas oficiales.

Nada más para poner un botón de muestra de la forma como se está “manoseando” el tema de la transparencia, pondremos el ejemplo de las estadísticas de Estadísticas e indicadores en la procuración de justicia, desagregada con perspectiva de género, que deben ser publicadas cada tres meses en apego al artículo 28 de la Ley de Transparencia.

Pues bien, no nos podemos quejar: ahí están las estadísticas…del trimestre próximo pasado, pero de los anteriores no. Es decir, que si un usuario de la información pública quisiera recopilar la información estadísticas sobre los 15 delitos de mayor impacto en el estado, ya no las puede obtener, porque la cifra no está disponible salvo que se solicite a través de los canales de Infomex, que tienen más recovecos que el laberinto de Micenas.

La Fiscalía General del Estado o quien quiera que haya tomado esa decisión incumple con su obligación de transparentar las cifras relativas a los delitos que se cometen en la entidad y, lo que es peor, llega a contradecirlas, pues sus voceros son los primeros en negar que hayan ocurrido—por citar un ejemplo—748 homicidios sólo entre abril y julio.

Si el gobierno quiere presumir transparencia, debe exponer los datos y dejarlos en absoluto acceso, y no “bajarlos” en cuanto alguien los obtiene y los difunde, como ya ha pasado con otros casos de los cuales nos ocuparemos en días próximos.