Una esperanza para el cada vez más frágil lago Titicaca

**Foto: AFP.- Mujeres indígenas aimaras, limpian la orilla del lago Titicaca en Puerto Perez, departamento de La Paz, Bolivia el 18 de abril de 2018.


Una esperanza para el cada vez más frágil lago Titicaca

La Crónica de Chihuahua
Junio de 2018, 17:07 pm

Texto por Javier Aliaga

El lago más alto del mundo recibe una fuerte contaminación desde la ciudad de El Alto. Francia cooperará a Bolivia con 115 millones de dólares para construir plantas de tratamiento de aguas.

Llueve con intensidad y está a punto de nevar en el altiplano boliviano cuando Facunda Mamani ordeña a una de sus reses en medio de un lodazal, mezcla de barro con aguas contaminadas y centenas de botellas de plástico que un río ha trasladado hasta su parcela.

La indígena aimara, de 24 años, vive en WilaJahuira, una comunidad donde el río Katari descarga parte de la basura, de los desechos industriales y mineros y de las aguas infectadas que salen desde la ciudad de El Alto y se dirigen hacia la vecina bahía de Cohana del lago Titicaca.

Situado entre Bolivia y Perú, el Titicaca es el lago más alto del mundo, a 3.809 metros de altitud sobre el nivel del mar. Con una superficie de 8.372 kilómetros cuadrados enclavada en los Andes, es también una maravilla natural, pero su ecosistema es muy frágil.

Facunda hace una pausa en su diario afán para expresar a France 24 una sentida preocupación marcada por la resignación: "Así siempre es, toda la vida, nunca se puede cambiar. En época de lluvias desde la ciudad de El Alto viene pura basura".

La temporada de lluvias ha pasado y está comenzando el invierno, pero los desechos siguen llegando a WilaJahuira. Según Mamani, la corriente también trae animales muertos como perros, cerdos y gatos que la comunidad se ve obligada a enterrar.

Ella no consume el agua del río, de color verde oscuro y olor fétido, pero reconoce que su ganado sí lo hace. Esas aguas también bañan los cultivos de papa.

El origen del problema está a menos de cuarenta kilómetros, en la ciudad de El Alto y en otras localidades menores. En toda esa zona vive una población de 1,2 millones de personas, para las que la cuenca del río Katari es un desagüe natural.

Cohana, donde la pesca es un solo un recuerdo

Al lado de WilaJahuira está la bahía de Cohana, donde Roberto Tarqui, de 34 años, recuerda con nostalgia que hace unos doce años en ese lugar se podía pescar.

"Aquí no hay pescadores que pesquen. Antes había pescadores, pero ahora se ha secado el lago. El tema de las contaminaciones. Los peces se han muerto, por entonces hemos dejado de pescar", rememora.

Esa parte del lago está seca. Roberto ahora se dedica a la ganadería. Sin embargo, las aguas infectadas han comenzado a golpear también esta actividad económica.

"Ahora que es más contaminado hasta el ganado de aquí ya se está poniendo mal. Ya no hay tanta producción de leche, ha bajado la leche. Muchas ovejas se han muerto con el tema de la contaminación de El Alto, que se está volviendo mucho peor", agrega.

Sus hijos Nemer y Dilan también sufren infecciones cerca de la boca y la papa que cultiva la familia se pudre pronto bajo las tierras negras sin darles tiempo de cosechar.

Los vecinos de Cohana no saben cómo limpiar la contaminación y reclaman que El Alto tenga ya una planta de tratamiento de aguas sucias de acuerdo con su creciente población, ya que la instalación de Puchucollo destinada a esa tarea fue rebasada hace mucho tiempo.

Francia dará una ayuda de 115 millones de dólares para invertir en el tratamiento de basuras

La contaminación en esa región del lago y su expansión a otros municipios es un tema que lleva años en la agenda medioambiental de Bolivia, pero ahora parece haberse dado un salto desde los diagnósticos y la preocupación hacia las acciones y la inversión.

Un día antes de la visita de France 24 a WilaJahuira y a Cohana, el ministro boliviano de Medio Ambiente y Aguas, Carlos Ortuño, y el director general de la Agencia Francesa para el Desarrollo (AFD), Rémy Rioux, llegaron hasta los pueblos de Puerto Pérez y Quehuaya, que también están afectadas por la contaminación.

También arribaron la directora general delegada del Instituto de Investigación para el Desarrollo (IRD), Elisabeth Barbier, y el embajador de Francia en Bolivia, Denys Wibaux.

Esta vez se trató de una jornada soleada con la típica luminosidad de las zonas de altitud de Bolivia, acompañada por un ambiente festivo organizado por la población aimara.

En Quehuaya, Rioux anunció que Francia dará una ayuda de 115 millones de dólares para un plan que incluye la construcción de infraestructuras que tratarán los desechos sólidos.

Consideró que el proyecto que encaran Bolivia y Francia es un "perfecto ejemplo" de la lucha contra el cambio climático: El IRD investiga y mide la contaminación del lago desde hace varias décadas y ahora la AFD hará un aporte concreto para dar las soluciones.

"Es muy importante y estamos movilizados por esta lucha", dijo.

Ortuño explicó que el aporte de Francia respaldará un plan ambicioso para el lago, que ya cuenta con una inversión de 86 millones de dólares financiados por la Unión Europea y el Banco Interamericano de Desarrollo.

Según Ortuño, además de ampliar la planta de Puchucollo de El Alto, se construirán diez u once plantas para las aguas sucias en las comunidades que están entre El Alto y Cohana.

El científico francés Xavier Lazzaro conoce el lago desde hace cuarenta años y considera "indispensable" las plantas de tratamiento para cortar el flujo de aguas infectadas.

La población alteña crece cada año un 4 % y en 2060 tendrá 4 millones de habitantes, lo que provocará una mayor presión sobre el ecosistema del lago si no se comienzan acciones preventivas.

“Yo he conocido otro lago, un lago que era intocado. Era un lago sagrado. Nadie podía imaginar que algún día se podía contaminar”, afirma el experto francés, investigador del IRD, al abogar por una reacción inmediata que evite el deterioro de esa maravilla de la naturaleza.