Tiembla por segunda vez en el municipio de Chihuahua

**El nuevo temblor fue registrado por el Servicio Sismológico Nacional en un punto situado a 105 kilómetros al Norte de la ciudad de Chihuahua, y dentro de los límites del municipio del mismo nombre.


Tiembla por segunda vez en el municipio de Chihuahua

La Crónica de Chihuahua
Junio de 2017, 10:41 am

Chihuahua, Chih.- Un sismo de 3.9 grados Richter, que es de baja intensidad pero que roza la magnitud del anterior —que se sintió aquí apenas un día antes y que se midió en 4.1 grados—, surgió el día 8 de junio a las 16:51 horas con 15 segundos.

El nuevo temblor fue registrado por el Servicio Sismológico Nacional en un punto situado a 105 kilómetros al Norte de la ciudad de Chihuahua, y dentro de los límites del municipio del mismo nombre.

El anterior, hay que redordarlo, sucedió a 15 kilómetros al Este de la carretera Panamericana, a la altura de la Laguna de Encinillas, pero este nuevo se situó a entre 15 y 16 kilómetros ligeramente al Noreste del epicentro del anterior movimiento de tierra. Es decir, el más reciente surgió de la tierra a unos 30 a 31 kilómetros de la carretera Chihuahua a Juárez.

La profundidad focal de este terremoto fue de 5 kilómetros, que es donde se movieron las placas tectónicas y, al rozarse una con la otra, se produce el temblor al liberarse el movimiento inercial.

¿Y no era Chihuahua una zona asísmica?

La materia de Geografía regional aquí en las primarias y secundarias, siempre enseñó que en Chihuahua no temblaba, y esto parecía algo probado con el hecho de que los terremotos fueron siempre insignificantes, tanto en número como en intensidad. Una cosa rara, pues.

Al respecto, el ya fallecido Doctor en Geología Carlos García Gutiérrez, quien fue un experto conocedor de la orografía de la región, al serle consultado el tema, explicó que el río Bravo es un parteaguas, porque marca la división y el punto de “choque” entre lo que fueron en el pasado, dos placas tectónicas continentales.

De este lado, la geografía es muy diferente a la del otro lado del río, porque aquí la corteza de la tierra formó grandes pliegues que dieron origen a las montañas. Aquí se produjo un vulcanismo tremendo y el tectonismo (son los movimientos de las placas de la tierra), que exprimieron todo el petróleo que pudo haber habido en otras eras geológicas. Y de paso, esa es la explicación de que en Texas, a pocos kilómetros del Bravo, existan pozos petroleros, mientras que de este lado del río no hay ni gota de hidrocarburos.

La diferencia entre las dos distintas orografías de un lado y otro del Bravo, se dio desde hace 150 millones de años -un breve lapso en tiempo geológico-, y no es casualidad que el río fluya precisamente por aquí, porque es una depresión que marca una frontera geográfica y es el camino natural que tenían que seguir los escurrimientos de agua de uno y otro lado.

La placa tectónica de este lado, se llama (o se llamó, porque ya no existe) Placa Farallón, y de ella sólo quedan dos fragmentos: uno es la conocida Placa de Cocos, tan famosa porque se menciona cada vez que hay sismos en la Ciudad de México, y que se extiende desde abajo de Oaxaca hasta Guerrero, Michoacán y Colima. Los movimientos colosales que provoca esta placa, son los que dan origen al cinturón volcánico del Istmo de Tehuantepec y el centro y sur del país. El otro fragmento remanente de la placa Farallón, está en la región norte de los Estados Unidos y se llama Placa de San Juan de Fuca por el lado de la costa oeste, donde dio origen al monte Santa Elena y a la cadena de montes volcánicos que se conocen por el nombre genérico de “Las Cascadias”, denominación que se da también a la región de Cascadia, en California, Oregon y Washington.

A lo largo de la falla del Río Bravo, el continente se separa a razón de 1 milímetro por año, y dentro de algunos millones de años, habrá aquí un brazo de mar, señaló finalmente el Geólogo. Ojinaga y Juárez serán entonces –y no Parral, parafraseando y contradiciendo el chiste local- puertos marítimos.