Sometimiento y dependencia alimentaria

EDITORIAL/ El sometimiento se hace cada vez más evidente. Se depende económicamente en el mercado internacional; hay un comprador más fuerte que a la vez produce con menos costos lo que cada país necesita en la región.


Sometimiento y dependencia alimentaria

La Crónica de Chihuahua
Junio de 2018, 09:30 am

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Buzos de la Noticia

El reparto del mundo terminó hace mucho tiempo; ya en las primeras décadas del siglo XX, cualquier intento de redistribuirlo, arrebatando o tan solo compartiendo el mercado en una región del planeta dominada por una potencia imperialista, tenía que estar acompañado de acciones violentas.

Prueba suficiente de la terminación del reparto y de la imposibilidad de su modificación por vías pacíficas fueron las dos conflagraciones mundiales de aquel siglo, provocadas por el imperialismo alemán; así como las guerras de invasión llevadas a cabo por Estados Unidos en Corea y en Vietnam, ampliamente conocidas por su claro objetivo de apoderarse del mercado asiático. Todo el mundo sabe también el resultado de esas aventuras imperialistas, su fracaso y la prueba de que el imperialismo no es invencible.

Una vez establecido el dominio de una gran potencia imperialista en cada región, sobreviene un periodo de relativa paz en que los países débiles económica, política y militarmente se encuentran bajo el mando bastante explícito del país más fuerte; se define claramente en qué parte del mundo ejercen su dominio; es la política económica en los cinco continentes. Esta paz relativa dura hasta el momento en que la violencia estalla de nuevo cuando alguna de las potencias intenta ampliar su mercado a costillas de las demás.

La supremacía de Estados Unidos en el continente americano se resume en la conocida sentencia “América para los americanos”, es decir toda América para los gringos. Su área de influencia, su mercado, su imperio es toda América.
Aquellos países capitalistas que llegaron tarde al reparto vieron frenado su desarrollo porque el planeta no es ilimitado; tierras y océanos ya cuentan con un dueño.

No es fácil salir del atraso o rebasar los límites de un desarrollo medio (países en vías de desarrollo, dicen) para convertirse en un país independiente y competir por los mercados del mundo; el desarrollo se frena y la riqueza deja de aumentar; la competencia con el líder económico es prácticamente imposible. Ése es el caso de México.

El sometimiento se hace cada vez más evidente. Se depende económicamente en el mercado internacional; hay un comprador más fuerte que a la vez produce con menos costos lo que cada país necesita en la región. Los países atrasados dependen, entonces, de quien posee la industria más desarrollada; también están en dependencia en el terreno de la ciencia y la tecnología; y en el de la seguridad, frente a los riesgos de una agresión militar, los países débiles cuentan con un “fuerte protector”; finalmente, los países débiles como el nuestro sufren una dependencia en el terreno vital de la producción de alimentos básicos; esta dependencia alimentaria es el tema que aborda buzos esta semana: por qué existe, cuándo pasó a primer plano, cómo evolucionó hasta llegar a los extremos actuales; y cómo existe insuficiencia alimentaria a pesar de que nuestro país cuenta con el territorio, los recursos naturales y la fuerza de trabajo capaz de producir alimentos suficientes para una población de 130 millones.

El desarrollo de la dependencia alimentaria con respecto a Estados Unidos es lo que analiza hoy nuestro reporte especial, cuando está por renovarse el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, que refrendará nuestra dependencia comercial en términos que se auguran aún más desfavorables y cuando el socio más fuerte ha comenzado una guerra comercial que puede llevar al extremo nuestra dependencia alimentaria.