Resuelven el misterio de las rocas viajeras del Valle de la Muerte

**Científicos logran identificar el fenómeno que hace que estas rocas se muevan dejando tras de sí largos surcos.


La Crónica de Chihuahua
Agosto de 2014, 09:01 am

Las rocas "viajeras" o "reptantes" de Racetrack Playa, un lago seco del Valle de la Muerte, en el desierto de Mojave en California, han sido un misterio desde 1940 hasta la fecha. La playa está salpicada de piedras, algunas de 700 libras (320 kg), con pistas largas detrás de ellas, como si hubieran llevado a cabo un baile sincronizado, y unos investigadores estadounidenses finalmente han hallado la causa de su desplazamiento, reporta CNET.

Aunque ha habido muchas teorías sobre cómo las rocas podrían estar moviéndose por su cuenta - incluyendo los remolinos de polvo, vientos huracanados, películas de algas resbaladizas o gruesas capas de hielo - no se han confirmado nunca, ni ningún ser humano había visto las rocas moverse realmente.

Hasta ahora. Un equipo de investigadores de la Institución Scripps de Oceanografía en la Universidad de California en San Diego decidió que iban a resolver el misterio de una vez y por todas. En el invierno de 2011, ellos trajeron a Racetrack Playa una estación meteorológica de alta resolución para medir el viento en intervalos de un segundo, y colocaron 15 rocas con dispositivos de GPS (el Servicio de Parques Nacionales no les permitió utilizar las rocas nativas).

Dado que las piedras se mueven rara vez -tal vez una vez cada 10 años-, estaban dispuestos para una larga espera. Sin embargo, tuvieron un golpe de suerte. Los coautores del estudio Jim Norris y Richard Norris visitaron el lugar en diciembre de 2013 y hallaron la playa cubierta con 3 pulgadas de agua (7 cm) de profundidad.

"El 21 de diciembre de 2013, la ruptura de hielo ocurrió justo alrededor del mediodía, con estallidos y crujidos procedentes de toda la superficie del estanque helado," dijo Richard Norris. "Le dije a Jim: ’esto es!’"

Una cadena perfecta de sucesos

El movimiento de las piedras exige una concatenación perfecta de eventos.

En primer lugar, la playa se tiene que rellenar con agua, que debe ser lo suficientemente profunda para formar hielo flotante durante el invierno, pero aún lo suficientemente poco profunda para que las rocas queden expuestas.

Cuando la temperatura desciende por la noche, este estanque se congela en forma de láminas delgadas de hielo "cristal", que luego deben ser lo suficientemente gruesas para mantenerse, pero lo suficientemente delgadas como para moverse libremente.

Por último, cuando sale el sol, el hielo se derrite y agrieta, formando paneles flotantes de hielo; y éstos son soplados a través de la playa por vientos ligeros, y esto es lo que empuja y hace moverse las rocas que están frente a ellos.

Racetrack Playa

Racetrack Playa está parcialmente inundada poco después del evento del 21 de diciembre de 2013 en el que cientos de rocas dibujaron senderos en el barro bajo el hielo flotante. Foto: Richard Norris/Cortesía del Instituto Scripps de Oceanografía

Y es sorprendentemente suave: las capas de hielo son sólo de 0,25 pulgadas (3-5 mm) de espesor, se mueven con vientos de menos de 10 mph (5.3 metros por segundo), empujando las rocas a lo largo, a una velocidad de sólo unos pocos centímetros por segundo - una velocidad que es casi imperceptible a distancia a menos que sepa lo que debe buscar.

"Es posible que los turistas en realidad lo hayan visto ocurrir, sin darse cuenta," dijo Jim Norris. "Es realmente difícil de medir que una roca está en movimiento si todas las rocas a su alrededor también se están moviendo."

"Documentamos cinco eventos de movimiento en los dos meses y medio que se formó el hielo en el estanque y algunos involucraron cientos de rocas," dijo Richard Norris. "Así que hemos visto que incluso en Death Valley, famoso por su calor, el hielo flotante es una fuerza poderosa en el movimiento de rocas."

El artículo completo, "Rocas deslizantes en Racetrack Playa, Death Valley National Park: Primera observación de rocas en movimiento", se puede leer en línea en la revista PLOS ONE.

Pero para todos aquellos amantes del misterio, todavía puede haber uno que hay que resolver.