Reforma política del DF, a la congeladora

REPORTAJE ESPECIAL/ La Crónica de Chihuahua


Reforma política del DF, a la congeladora

La Crónica de Chihuahua
Junio de 2015, 22:03 pm

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La reforma política del Distrito Federal (DF) que ha sido congelada por los partidos Revolucionario Institucional (PRI) y Acción Nacional (PAN) en la Cámara de Diputados el pasado 30 de abril, formaba parte de la plataforma que el Partido de la Revolución Democrática (PRD) había preparado para lanzar como candidato presidencial al jefe del Gobierno del DF, Miguel Ángel Mancera.

El 11 de abril de este año, el dirigente nacional perredista, Carlos Navarrete, había destapado de manera sorpresiva a Miguel Ángel Mancera al describirlo como “aspirante natural” de ese partido a la Presidencia de la República en la elección presidencial de 2018.

Mancera se apresuró a matizar el destape cuando señalando que todavía no corrían los tiempos para eso. Sin embargo, el mensaje del PRD repercutió tanto en el Congreso como en Los Pinos y después de que el Senado la había aprobado con mayoría calificada el 28 de abril, el PRI y el PAN la “congelaron” de manera inesperada el 30 de abril.

Así, uno de los principales convenios políticos suscritos por el Pacto por México (PM) y un largo proceso de deliberaciones legislativas, ya que implicaba la modificación de 50 artículos constitucionales, quedaron en suspenso para el próximo periodo ordinario de sesiones del Congreso de la Unión o quizás de manera indefinida.

Lo que había “destapado” Navarrete el 11 de abril fue, en realidad, el inminente lanzamiento del proyecto presidencial del PRD a partir de la aprobación de la reforma política del DF, esperando contar con el apoyo del PRI, el PAN y aun del presidente Enrique Peña Nieto.

Concertación realizada por la dirigencia chuchista del PRD. que formó parte de la serie de acuerdos del 2 de diciembre de 2012 firmados en el Castillo de Chapultepec por el presidente Peña Nieto y los dirigentes de PRI y PAN (PM), entre los que también figuraron las 11 reformas neoliberales.

La reforma del DF incluía un corredor semi-cerrado o semisecreto que conducía a la oficina de Mancera quien, una vez aprobada la reforma constitucional, quedaba en la posibilidad de elaborar, con el apoyo de Peña Nieto, el documento base de la Constitución Política de la Ciudad de México.

Como anticipo de lo que sería esa constitución mancerista, durante la discusión de la reforma política del DF en el Senado, el jefe de Gobierno envió un proyecto de reforma del DF –una de las seis que se presentaron– en el que se proponen un gobierno centralizado en la capital, no se prevé la creación de municipios “libres”, se mantienen las jefaturas delegacionales y tampoco hay una normalización de los derechos políticos de los ciudadanos capitalinos.

Motivos del “congelamiento”

—¿Por qué se detuvo la reforma en la Cámara de Diputados? Preguntamos a Carlos Ventura Callejas, representante de la Asamblea Ciudadana del Distrito Federal (ACDF), red de organizaciones civiles capitalinas que participaron con propuestas en los foros y siguieron de cerca los más de dos años de discusiones legislativas.

—Tiene que ver con la configuración del DF en tres años (2018). Eso influyó.

El doctor Ramiro Bautista Rosas, analista político, profesor e investigador en el Departamento de Derecho en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) Azcapotzalco, asegura que también influyó el hecho de que la reforma no fue producto de la fuerza mostrada por los ciudadanos, sino producto de una negociación o concesión del Gobierno de Peña Nieto al PRD de Los Chuchos, por el apoyo que éstos y Mancera han brindado a su vez al Presidente. Es una contraprestación; hay que recordar que Los Chuchos firmaron el PM, donde el acuerdo fue el apoyo del PRD a las reformas estructurales (impulsadas por Peña Nieto, el PRI y el PAN) para recibir a cambio de su apoyo la aprobación de una reforma política para del DF.

Dato ilustrativo sobre el acuerdo parlamentario del PM, es que todas las reformas citadas, las estructurales y la política del DF, requerían un acuerdo de este tipo, amplio, dado que las reformas previstas son de orden constitucional, que solamente pueden aprobarse, según el Artículo 135 constitucional, con los votos de las dos terceras partes de los legisladores presentes en cada cámara, y después, la aprobación de la mitad más uno de los 31 congresos de los estados. (La Asamblea Legislativa del DF no es formalmente un congreso).

Por separado, la doctora María Eugenia Valdés Vega, investigadora del área de Procesos Políticos en el plantel Iztapalapa de la UAM, expuso: “Como cereza del pastel, lo que quería el PRD era la reforma política del DF; era lo más importante para el jefe de Gobierno, pero se la suspendieron; esto se ve como un fracaso; habría que ver si la aprueban de aquí a que acabe la actual Legislatura (el último día de agosto), pero eso se ve muy difícil”.

El 30 de abril, en la última sesión del periodo final de la actual LXIII Legislatura de la Cámara de Diputados, el presidente de la misma y coordinador de los diputados del PRI, Manlio Fabio Beltrones, anunció de manera intempestiva que por los desacuerdos existentes, dadas las inconformidades expresadas por el PAN y el Partido Nueva Alianza (Panal) sobre la reforma, no se llevaría al pleno la minuta enviada por el Senado, que tal vez se analizaría en un periodo extraordinario (de aquí al último día de agosto) o en la próxima Legislatura, que se instalará el 1º de septiembre con los 500 diputados federales electos el 7 de junio.

"Les pararon esa reforma por cálculo político; Peña Nieto y el PRI quieren esperar a ver los resultados de la elección, y a partir de eso evaluar hasta dónde tendrían que ceder. Pero de llegarse a aprobar, no sería con la intención con la que Mancera y Los Chuchos la querían sacar. El poder de negociación de Mancera y de Los Chuchos está mermado y se va a mermar más con las elecciones; van a salir muy disminuidos de este proceso electoral por el desprestigio de Los Chuchos, por los tropiezos de Mancera en el Metro y porque el Movimiento Regeneración Nacional (Morena) les va a arrancar una porción muy importante de su votación, afirmó Bautista Rosas.

La doctora Valdés Vega anotó a su vez que los resultados de las elecciones del 7 de junio revelarán la verdadera dimensión electoral del PRD, que se avizora muy reducida, y también la del propio Mancera, a quien tampoco le ha ido bien.

Una rara Asamblea Constituyente

Según la reforma aprobada en el Senado el 28 de abril, el jefe de Gobierno tendría la facultad exclusiva de presentar el proyecto de Constitución de la Ciudad de México, materia base para que la Asamblea Constituyente (AC) confeccionara y finalmente votara su contenido; la integración de esa AC suponía en sí misma un pacto entre el PRD chuchista, Mancera (proclive en estos tres años a respaldar cualquier acción presidencial) con el PRI y el presidente Peña Nieto.

La cargada en este sentido fue tal, que los legisladores federales, locales y la dirección regional del PAN en el Distrito Federal protestaron insistentemente por la configuración de la AC, y si bien los senadores panistas terminaron votando a favor de la reforma en el Senado, no hicieron lo mismo los diputados federales panistas en San Lázaro, que se alinearon con los del PRI.

Según la reforma ahora “congelada”, de los 100 integrantes de la AC, 60 serían electos en junio de 2016, en un proceso electivo organizado por el Instituto Nacional Electoral (INE), pero el proyecto no indicaba qué perfiles deberían cubrir estos diputados constituyentes ni si serían designados por los partidos o por la sociedad civil.

El hecho más controvertido era que los 40 constituyentes restantes formarían un bloque que asumiría el control natural de la AC; 14 serían diputados federales y 14 senadores, en cuyas cámaras el PRI alcanza mayoría, gracias a su alianza con Partido Verde Ecologista de México (PVEM) y Panal; otros seis serían personas propuestas por Miguel Ángel Mancera y los otros seis por el presidente Peña Nieto.

Con una asamblea así, podría sacar una Constitución local a modo de cualquier interés político propuesto o que las cosas queden igual que siempre, comentó el doctor Ramiro Bautista, quien criticó que la AC vaya a ser la encargada de aprobar la Constitución de la Ciudad de México.

“Eso no es un Constituyente, es una cosa rara; un Constituyente se forma, en su totalidad, por medio del voto libre y secreto de los ciudadanos”, enfatizó Bautista, académico especialista en Derecho Constitucional.

La iniciativa mancerista

Entre las seis propuestas conocidas de reforma política del DF que se hicieron en dos años, la presentada por el jefe de Gobierno propone la emisión de una Constitución local para convertir al DF en Ciudad de México, con el grado de entidad de la Federación, pero no propiamente como estado, sin municipios, sino conservando el esquema centralista –al modo de un gran municipio– por lo que no se normalizarían los derechos políticos de los ciudadanos de la capital.

Cada “demarcación territorial”, como se cita en la iniciativa y también en la reforma aprobada por el Senado, son equivalentes a las actuales jefaturas delegacionales y tendrían una administración encabezada por una especie de delegados electos y un “órgano colegiado”, que no sería un cabildo como tal. Los delegados dependerían financieramente del Gobierno central, es decir, lo mismo que hoy, aunque de otra forma.

La parte fiscal y unificadora del presupuesto queda clara en este punto de la iniciativa mancerista: “V. La Constitución de la Ciudad de México definirá la división territorial y la organización político-administrativa de la entidad sujetándose a las siguientes bases: Primera. La Administración Pública del Distrito Federal será centralizada, desconcentrada y paraestatal. La hacienda pública de la Ciudad de México será unitaria y se organizará conforme a criterios de unidad presupuestaria y financiera. El Gobierno de las demarcaciones territoriales estará a cargo de un titular electo por votación universal, libre, secreta y directa y de un órgano colegiado de elección popular directa, éste último tendrá exclusivamente facultades de supervisión y de evaluación del Gobierno y del ejercicio del gasto público en la respectiva demarcación territorial”.

Así se mantienen a salvo los grandes intereses económicos y políticos privados en la Ciudad, porque de haber una transformación de jurisdicciones, de jefaturas delegacionales a municipios soberanos, surgirían irremediables conflictos políticos y económicos. El proyecto de Mancera es centralista, describe una conversión de las actuales jefaturas delegacionales en “demarcaciones territoriales” con gobernantes electos que tendrán facultades meramente administrativas sin crear municipios soberanos, con lo que se evita, por ejemplo, modificar el esquema centralizado de pago de impuestos como el predial y trámites asociados con el uso del suelo.

Asimismo, los servicios públicos como el agua, recurso indispensable para empresas y toda clase corporativos nacionales y multinacionales asentados en la capital, se mantendría en manos del Gobierno junto con su infraestructura hidráulica y vial, incluidas las demarcaciones del oriente de la Ciudad, donde se colocará el mega aeropuerto de Texcoco, Estado de México, proyecto estrella de la actual administración federal.

También estarían bajo jurisdicción central los proyectos de desarrollo inmobiliario de convertirse en municipios las actuales delegaciones, tendrían que modificarse las reglas para la autorización de construcciones y los cambios de uso de suelo restringido, que hoy en día son tuteladas por el Gobierno central.

El doctor Ramiro Bautista anotó otro aspecto relevante: “En la reforma, tal como se aprobó en el Senado, se establece (congruente con la iniciativa presentada por Mancera) un modelo intermedio entre municipio y lo que ahora son las jefaturas delegacionales, lo que denominan en la reforma como demarcaciones territoriales, ¡pero eso ya está en la Constitución!, en este momento, eso son precisamente las jefaturas delegacionales, antes delegaciones políticas”. En otras palabras, la reforma no implica ningún cambio.

Iniciativa reventada

En el Senado las mayoritarias bancadas del PAN y PRI aprobaron la iniciativa de reforma del DF por mayoría calificada (tres cuartas partes del total de la asamblea) en la sesión del 28 de abril; el coordinador de los senadores del PRI, Emilio Gamboa, demandó públicamente a los diputados aprobar la minuta lo más pronto posible, porque el periodo de sesiones terminaba el 30 de abril.

Miguel Barbosa, coordinador del PRD, así como legisladores de su partido, resaltaron que el tema había sido suficientemente discutido en dos años de foros y análisis, y existía un acuerdo firme para aprobar la reforma. En este mismo contexto, las senadoras panistas Gabriela Cuevas Barrón, exjefa delegacional de Miguel Hidalgo, y Mariana Gómez del Campo, exdirigente del PAN-DF, criticaron diversas incongruencias e insuficiencias de la reforma política, como la AC, pero anticiparon que votarían en favor del dictamen, porque, dijeron, había acuerdos partidistas establecidos.

Antes de la votación en el Senado, otros panistas también habían criticado la conformación de la AC que se encargaría de confeccionar la Constitución de la Ciudad de México, que sería integrada en junio de 2016 y cuyo contenido entraría en vigor a más tardar el 31 de enero de 2017.

Mauricio Tabe Echartea, dirigente del PAN en el DF, envió una carta a la Junta de Coordinación Política (Jucopo) del Senado, el 27 de abril, en la que reiteraba la necesidad de formar un Poder Constituyente con voto ciudadano universal, “y no de intereses particulares y/o acuerdos coyunturales, como pretende aprobarse al condicionarse a la designación del Poder Legislativo, así como de los titulares del Ejecutivo federal y local. Es preocupante que desde el Poder Legislativo se busque vulnerar de origen un Poder Constituyente al no concebirlo como un Poder Supremo, sino condicionándolo a otros poderes constituidos”. Pese a las críticas panistas, la reforma se aprobó en el Senado con votos panistas, priistas y perredistas (diferenciados).

Al llegar la minuta a la Cámara de Diputados, la fracción de diputados del PAN cerró la pinza para reventar la reforma, al exigir un cambio a la reforma para cambiar el procedimiento de integración de la AC. El coordinador de los diputados del PAN, Ricardo Anaya, dijo que al convertirse las jefaturas delegacionales en símiles de ayuntamientos habría solamente más burocracia y se pagarían más sueldos, lo que no garantizaría necesariamente más eficiencia.

El jueves 30 de abril, el coordinador de los diputados del PRI y presidente de la cámara, Manlio Fabio Beltrones, anunció que por diferencias expresadas por las coordinaciones del PAN y Panal, y además porque, “no vamos a legislar al vapor”, la minuta enviada por el Senado no sería discutida en el periodo de sesiones que estaba por terminar, sino quizá en un periodo extraordinario o en la siguiente LXIV Legislatura. “Congelaron esa reforma; lo más probable es que ya no pase de ahí”, comentó al respecto el doctor Javier Becerra Chávez, investigador en el área de Procesos políticos en la UAM Iztapalapa.

Simulación partidaria

El proceso de la reforma del DF se condujo con base en negociaciones políticas entre las cúpulas de PRI, PAN, PRD y el Gobierno federal, donde los derechos políticos de los habitantes de la capital resultaron accesorios, pese a que diversas organizaciones insistieron en la aprobación de una reforma política de fondo y con amplia participación ciudadana.

“Primero: hubo una falta de voluntad por parte de las fuerzas políticas para aprobar una reforma de esta magnitud; y segundo, los términos en que la reforma se hizo, estuvo mal hecha. Lo que nosotros identificamos fue una especie de tutelaje de parte del Gobierno federal (por la integración de 40 constituyentes nombrados). Nuestra propuesta (de la sociedad civil) era totalmente diferente, ya que propusimos que hubiera mecanismos para la participación ciudadana, sin mediaciones partidistas o de instituciones del Estado, y eso no se tomó en cuenta”, expuso a este semanario Ventura Callejas, de la ACDF, red de organizaciones civiles capitalinas, que realizó activismo durante el proceso de discusión de la reforma política.

El también titular de Educación, Promoción y Difusión del Centro de Derechos Humanos Fray Francisco de Vitoria, abundó: “Otro aspecto que nos parecía de especial relevancia en cuanto a participación ciudadana era en cuanto al referéndum; es decir, que después del proceso avanzado de la aprobación de la constituyente de esa constitución, se pusiera a consideración a través de un referéndum, en donde todos los ciudadanos del DF, de la Ciudad de México para entonces, pudiéramos emitir nuestra opinión sobre la aprobación o no de esa Constitución; esto, en la redacción del dictamen aprobado por el Senado, fue totalmente relegado”, reclamó Carlos Ventura.

Se desinfla el PRD

La situación para el PRD y Mancera ha cambiado con respecto a 2012. De acuerdo con los cálculos divulgados sobre preferencias electorales anticipadas en la capital, el PRD aparece desinflado: El 7 de abril, un diario capitalino difundió el resultado de una encuesta que en diputaciones federales lo coloca con el 24 por ciento, apenas cuatro puntos arriba del 20 por ciento de Morena, el nuevo partido de Andrés Manuel López Obrador (AMLO).

Una encuesta de Parametría, publicada el 13 de abril, destaca que de enero de 2014 a marzo de 2015, hubo un descenso de 14 puntos: del 40 al 26 por ciento en la votación para el PRD en el caso de diputados federales. En preferencias globales, el PRD tiene el 19 y Morena el 13 por ciento.

En el caso de Miguel Ángel Mancera, a propósito del inicio de su tercer año de gobierno, se publicó un análisis sobre su popularidad: en comparación con el 63.5 por ciento de la votación con que fue elegido en julio de 2012, en diciembre de 2014 obtuvo el 40 por ciento de aceptación y el 60 por ciento de rechazo ciudadano.

El descontento social por los cambios en el programa Hoy no circula, el abuso policiaco contra jóvenes en el Zócalo, el aumento a cinco pesos en la tarifa del Metro (sin mejoras en el servicio), la suspensión de la Línea 12, el reciente choque del Metro y el fracaso de la reforma política del DF están entre sus muchos “negativos políticos”.

Sobre el congelamiento de la versión actual de la reforma política del DF, el Frente Popular de la Ciudad de México, parte de la red de impulsores sociales de una reforma política integral para el DF, indicó en una proclama: “Una vez más, la clase política partidista y parlamentaria ha privilegiado y antepuesto sus intereses a los de la mayoría de los ciudadanos del DF al impedir nuevamente la aprobación de la reforma política que merece esta capital y su gente, desgastándose unos y otros en planteamientos y argumentos inútiles y perversos que finalmente abonan a su conveniencia”.

“Una Constitución (local) no puede salir desde el poder establecido, sus intereses, sus instituciones y sus gobiernos; debe y tiene que ser producto de la participación y decisión del pueblo en general, por lo que en ese contexto es absurdo y perverso que este proceso pretenda ser controlado desde esas instancias, y en razón de ello nos manifestamos porque Peña Nieto y Mancera, saquen las manos del mismo”.