Proyecto BIOACID: evaluando los efectos de la acidificación de los océanos

**En condiciones de equilibrio, los organismos calcáreos obtenían sin problemas la materia prima para construir sus esqueletos: el carbonato cálcico. Pero el exceso de CO2 que ha ido a parar a los océanos y el aumento de las temperaturas medias ha hecho cambiar el pH de las aguas en detrimento de «ese material de construcción».


Proyecto BIOACID: evaluando los efectos de la acidificación de los océanos

La Crónica de Chihuahua
Febrero de 2018, 15:50 pm

Eva van den Berg/ fundacionaquae.org

Cada año, el Servicio Alemán de Intercambio Académico (DAAD por sus siglas en alemán) otorga una beca a un grupo de periodistas científicos de todo el mundo para mostrarles lo que "se cuece" a nivel científico en este país, de la mano de sus más destacados investigadores. Eva Van Den Berg, colaboradora del blog de Fundación Aquae ha participado este año en la visita y comparte en este post las conclusiones del proyecto BIOACID que analiza la acidificación de los océanos y sus consecuencias.

En esta última edición, el título de la convocatoria fue Mares y océanos y, por ello, una quincena de plumillas de 14 países de Europa, América, Asia y África visitamos las universidades y los centros más relevantes en cuanto a oceanografía se refiere.

Entre ellos, el Centro para la Investigación de los Océanos Helmholtz GEOMAR de Kiel, que forma parte de una red de 18 instituciones científicas alemanas destinadas a encontrar soluciones a los grandes retos de la ciencia, la sociedad y la industria, donde asistimos a la presentación de sus principales proyectos de investigación. Como el denominado BIOACID, (por Biological Impacts of Ocean Acidification) que entre 2009 y 2017 ha evaluado los efectos de la acidificación del mar causada por el exceso de CO2 que los seres humanos venimos emitiendo desde la revolución industrial.

Según el oceanógrafo Ulf Riebesell, uno de los investigadores al frente de BIOACID y profesor de este centro ubicado en el norte de Alemania, a orillas del mar Báltico, este es un problema de grandes dimensiones al que no se le presta la atención necesaria. Parece que no somos conscientes de que los océanos cubren más del 70% de la superficie de la Tierra, constituyendo un vasto ecosistema global del que depende tanto el funcionamiento de la biosfera como el sustento de las sociedades humanas.

«El mar es un enorme sumidero de CO2, que absorbe el 27% del dióxido de carbono que emitimos —explica Riebesell— El resto, se estima que es asumido por la atmósfera en un 44% y por el suelo de los bosques en un 29%». En condiciones de equilibrio —las que había en 1850—los organismos calcáreos obtenían sin problemas la materia prima necesaria para construir sus esqueletos: el carbonato cálcico. Pero el exceso de CO2 que ha ido a parar a los océanos y el aumento de las temperaturas medias ha hecho cambiar el pH de las aguas en detrimento de «ese material de construcción». Lo que ha sucedido, explica Riebesell, es que «de media, el pH en la superficie del mar ha disminuido del 8.2 al 8.1. Un minúsculo cambio solo en apariencia, porque se traduce en un aumento del 30% de la acidez» . El aumento de la acidificación genera que gran parte de ese carbonato esencial para los organismos calcificadores se transforme en ácido carbónico, lo que acarrea dos fenómenos extremadamente preocupantes: por un lado el carbonato disponible es mucho menor y, por otro, las estructuras calcáreas de tantísimas especies (plancton, moluscos, corales, crustáceos, peces –en especial los huesos de sus oídos—, equinodermos como los erizos o las estrellas de mar…) corren riesgo de disolverse.

Es fácil comprender cómo podría redundar todo ello en la calidad de los servicios que los océanos proveen a la humanidad, como la regulación del clima, el aprovisionamiento de alimentos, el mantenimiento de la biodiversidad, el buen funcionamiento de los ecosistemas, y el sustento de tantísimas actividades relacionadas con el ocio, de las que viven millones de personas en todo el mundo. Para contener las graves consecuencias que podrían desatarse a consecuencia de este fenómeno, resume Ulf Riebesell, es ineludible que el aumento medio de las temperaturas, tal y como se acordó en la cumbre del Clima de París, no sobrepase los 2ºC. Ineludible y urgente, pues en 2016, según la Organización Meteorológica Mundial el aumento se cifró ya en 1.1ºC. Pero esa recomendación no es nada nueva: la imperiosa necesidad de quedarse por debajo de esos dos grados de aumento es algo que la comunidad científica internacional viene diciendo desde hace mucho tiempo.

Foto: Los organismos con estructuras calcáreas son los afectados más directos por el problema de la acidificación de los océanos, a consecuencia del cual sus esqueletos corren el riesgo de disolverse. Autor: Solvin Zankl/ BIOACID

Lo sabemos, así que ¿ haremos lo que hay que hacer al respecto? Es una época crucial y las decisiones que tomemos nos redefinirán como especie.

Algunas de las conclusiones más relevantes del proyecto BIOACID

 Aunque la vida marina tiene una gran capacidad de adaptación, en el caso de una rápida acidificación solo los organismos de ciclos de vida cortos, como los microorganismos, serán capaces de adaptarse.

 Muchos organismos capaces de lidiar con la acidificación de las aguas no podrán hacerlo si siguen expuestos a otros motivos de estrés ambiental, como el aumento de las temperaturas, la perdida de oxígeno o la contaminación.

 Cualquier pequeña alteración en la base de la cadena trófica tiene efectos imprevisibles en los niveles superiores.

 La acidificación de las aguas reduce la capacidad de los océanos de almacenar dióxido de carbono.

 Un aumento de las temperaturas por encima de 1.2ºC pondrá en riesgo la supervivencia del 50% de los corales.

 La afectación de los organismos calcáreos redundará en la mayoría de las especies que dependen de ellos para alimentarse.

 Debido a ello, la distribución de las especies puede cambiar, repercutiendo en muchas actividades económicas, como por ejemplo en la pesca costera a pequeña escala y en el turismo.