Protección oficial a industrias ecocidas

EDITORIAL/ La Crónica de Chihuahua


Protección oficial a industrias ecocidas

La Crónica de Chihuahua
Mayo de 2017, 15:40 pm

Referirse al aumento de la contaminación industrial de alto riesgo obliga a abordar temas escabrosos como la falta de vigilancia y control de la actividad industrial, especialmente en aquellas ramas que requieren cuidado por los peligros que implican, por el manejo de sustancias tóxicas, desechos venenosos y lesivos para todas las funciones vitales de los seres vivos; es tocar el tema de la contradicción entre el interés oficial por atraer una cuantiosa inversión extranjera y la obligación de velar por el bienestar de los mexicanos; es abordar el problema de que el Gobierno se ve obligado a permitir que los inversionistas “invitados” realicen tranquila y libremente su actividad industrial sin que tengan que preocuparse por rendir cuentas a la autoridad correspondiente por la contaminación que provocan; y es abordar el problema del empobrecimiento de las zonas geográficas en donde se establece este tipo de industrias contaminantes.

Nuestro reporte especial de esta semana trata del acelerado aumento de la contaminación en todo el territorio nacional; de la incapacidad del Estado para controlar la devastadora actividad industrial que él mismo ha impulsado; del efecto irreversible y catastrófico de esta actividad y la forma en que las dependencias de gobierno encargadas de proteger el medio ambiente no tienen idea (o no la publican) de la magnitud del problema.

Suman ya cientos de miles los puntos de contaminación ambiental peligrosa y las autoridades siguen sin intervenir para frenar el ecocidio; las instituciones correspondientes han publicado informes que revelan, sin proponérselo, el acelerado deterioro del medio ambiente nacional provocado por industrias extranjeras cuyas inversiones se promovieron, otorgándoles grandes facilidades y sin realizar el indispensable control por parte del Estado mexicano.

El Gobierno y las dependencias encargadas de proteger el medio ambiente no hacen nada para evitar que se afecte la salud de la población; no vigilan a las empresas para evitar que contaminen irresponsablemente los terrenos agrícolas, los cuerpos de agua del país o envenenen la atmósfera hasta hacerla irrespirable.

Pero esta situación no es exclusiva de México; solo se manifiesta particularmente un fenómeno que sucede en todo el mundo. La irreversible devastación del planeta es la resultante de la voracidad capitalista, del modelo neoliberal predominante en el mundo e implantado en nuestro país a fines del siglo pasado.

En realidad, el Gobierno de México no puede sustraerse a la tendencia global a la que está sometido por representar los intereses de los poderosos, de la clase empresarial, por estar sometido a la batuta imperialista, cuya cabeza es nuestro vecino del norte.