Proliferan fundiciones clandestinas artesanales en Juárez

**Reciben metales de reciclaje y basura electrónica, y los transforman en lingotes para el mercado.


Proliferan fundiciones clandestinas artesanales en Juárez

La Crónica de Chihuahua
Agosto de 2015, 09:27 am

Ciudad Juárez, Chih., El Diario.- A 500 metros del tiradero clandestino, ubicado en la propiedad de Gobierno del Estado, se encuentra un centro de fundición para sacar de la basura electrónica todos los metales que puedan vender después.

Para llegar hasta el centro de fundición se necesita subir por la calle Barranca del Cobre, de la colonia Gobernadores (Kilómetro 28); se encuentra al final de la vía, a los pies del cerro bola.

En el lugar, ubicado enseguida de las instalaciones de una empresa que se dedica a la extracción de roca para construcción, hay dos hornos recubiertos con ladrillos en el interior. Ceniza a los pies de estos. Cubetas de pintura y tambos llenos de aceite. Palas, zapatos, telas, bolsas de sal, restos de cenizas que forman una piedra.

La basura electrónica está amontonada en una zanja de más de seis metros de ancho, o está regado el llamado “scrap” por los alrededores de las calderas.

El delegado regional de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología, Sergio Acosta Del Val, comentó que este tipo de acciones significan un grave daño al medio ambiente y puede ser castigado incluso con cárcel o multas.

De acuerdo con el Reglamento Municipal de Ecología y Protección al Ambiente, la multa por la incineración no autorizada a cielo abierto de residuos sólidos, líquidos o de cualquier material o sustancia considerada como peligrosa, va de 20 a 5 mil salarios mínimos.

Ni el velador de la fábrica aledaña, ni nadie en la colonia Gobernadores, ni las mismas autoridades, saben de quién se trata. Las calderas están ahí.

El Diario recorrió durante dos semanas, la zona, y ésta permaneció activa. Es decir, los fundidores siguieron asistiendo. Tambos de aceite movidos, nuevos residuos de aluminio vertido en el suelo, nuevos restos de ceniza, fueron los indicios que se hallaron para confirmar la actividad del lugar.

“Un día vinieron los policías, y se llevaron a unas personas detenidas, pero no sé más”, comentó uno de los trabajadores de la empresa ubicada a 10 metros del centro de fundición.

Los restos estaban ahí pero nadie supo explicar cómo realizaban el procedimiento.

¿Cómo funciona el horno?

Juan (de quien se reserva su verdadera identidad por seguridad), trabajó durante mucho tiempo en la fundición de aluminio, dejó de hacerlo porque recibió la notificación de la Dirección de Ecología, en la cual se le avisó que no podía realizar estas operaciones sin autorización.

El permiso no lo obtuvo porque el costo era muy alto: 8 mil pesos al mes. Además las indicaciones en infraestructura que el Municipio le dio eran muy complejas y caras.

Él es ahora un fundidor retirado, que sabe cómo funciona el negocio.

“Se lleva un cocedor tipo tambo (o un tanque estacionario de gas modificado), que se recubre con ladrillo, barro y sal (“para que agarre”), de ahí se pone la caldera, unas cucharas (palas) para poder menear el material; con una mecha se prende el aceite, y con el soplete empieza a agarrar temperatura”, explicó.

“Se le vierte ácido de las baterías para que suelte los químicos que trae el aluminio, para que se limpie, porque como trae plomo, lo rebaja, se hace como agua y es ahí cuando los fundidores lo vacían en las lingoteras de hierro (en forma de ‘v’)”, explicó.

El resultado, comentó Juan, es un lingote de 15 kilos, que cuesta como 150 pesos por barra. “Cada una toma tres horas o dos para formarse, depende de la temperatura; hemos sacado al día seis o siete, y eso estando bien matado”.

Y recuerda que en un buen día, sacaba arriba de mil pesos.

El procedimiento, no es lo difícil, si no que los compren en los yonkes, “no te lo compran porque tienen que saber a quién se los están trabajando”, advirtió Juan.

Cuando él se dedicaba a esto, fundía aluminio, alambres de los postes y otros restos del mismo metal. Dice que ellos no quemaban basura electrónica, conocida como el “scrap” de la tablilla electrónica, sin embargo, reconoció que esto sí se realiza.

La razón que él encuentra, para la fundición clandestina en la sierra, es porque “mucha gente no lo quieren ver (las fumarolas de los hornos) en las colonias y como los afectaba, se fueron al monte”.

Durante los recorridos, unos oficiales de seguridad pública, acudieron a una vivienda para exigirles que apagaran la quema de un sillón. “¡Apáguelo, échele agua!”, “¡que lo apague!”, le gritaron a alguien que se escondió en el monte.

“Cuando se trata de quemas les recomendamos apagarlas, cuando se trata de una quema para obtención de metal, se les detiene inmediatamente”, comentó el oficial antes de irse.

“Este tipo de acciones son muy frecuentes en invierno, cuando se oscurece más temprano”, comentó un empleado del Relleno Sanitario, “y siempre se registran en predios, o en lugares alejados de la mancha urbana, para que no los detecten”.

Tanto la Dirección de Limpia como la de Ecología, respondieron que ante estas prácticas es necesario que se denuncien por las implicaciones ambientales que pueden generar.

La Sierra de Juárez, ha sido el lugar propicio para que los fundidores de materiales, tengan su taller de fundición; alejados de la autoridad y de la vista de los demás.

jrubio@redaccion.diario.com.mx