Por qué los hombres las prefieren con caderas pronunciadas

**Este gusto tiene una explicación cultural. La preferencia está relacionada con la búsqueda de un mejor soporte para múltiples embarazos y traslados.


Por qué los hombres las prefieren con caderas pronunciadas

La Crónica de Chihuahua
Marzo de 2015, 11:27 am

La preferencia de los hombres por mujeres con curvas pronunciadas en las caderas tiene una influencia prehistórica, revela un estudio psicológico de la Universidad de Texas.

David Buss, titular del estudio presentado en la revista Evolution and Human Behavior, revela que la preferencia de los hombres por mujeres con un ángulo de curvatura lumbar de 45.5 grados está relacionado con la búsqueda de un mejor soporte para múltiples embarazos y traslados.

"Lo fascinante de la investigación es cómo esta curvatura lumbar específica se volvió un estándar de atractivo y no sólo algo arbitrario", apunta el investigador.

Para el trabajo, Lewis y su equipo primero revisaron las características de la curvatura espinal y cómo influye en ella el "acuñamiento" vertebral, que se refiere a qué tan pronunciada o baja es su doblamiento al nivel de la cadera.

Posteriormente, 100 hombres clasificaron el atractivo de varias mujeres, cuyas imágenes fueron manipuladas para mostrar curvaturas diferentes, con lo cual se llegó a un consenso en el atractivo con los 45.5 grados de curvatura lumbar.

"Se ha visto que la estructura vertebral que lleva a esta curvatura es la que permite a las mujeres embarazadas equilibrar su peso sobre las caderas cuando llevan en su vientre al bebé", explica Lewis.

Según el científico, estas mujeres habrían sido más eficientes en la búsqueda de alimento durante el embarazo y menos propensas a sufrir lesiones en la columna. A su vez, podrían llevar a buen término el embarazo y estar preñadas en múltiples ocasiones sin lesiones.

Posteriormente, los investigadores indagaron si esta preferencia se debe a nalgas más grandes o si la preferencia está dada por la curvatura en sí misma, para lo que se requirió del apoyo de 200 hombres más a quienes se les mostraron imágenes de mujeres con diferentes tamaños de nalgas, y con una curvatura similar o cercana a los 45.5 grados.

El resultado indicó que sin importar el tamaño de las asentaderas, los hombres prefirieron a las mujeres cuya curvatura en la columna estaba más cerca del óptimo.

Los investigadores concluyen que esta preferencia de los hombres ha evolucionado durante miles de años y no desaparecerán en una noche, aun cuando los estándares de atracción, en apariencia, hayan cambiado.