¿Por qué la autoridad no dialoga ni resuelve los problemas del pueblo?

Por Omar Carreón Abud


¿Por qué la autoridad no dialoga ni resuelve los problemas del pueblo?

La Crónica de Chihuahua
Marzo de 2017, 21:39 pm

(El autor es coordinador de la Dirección Nacional de Antorcha Campesina y dirigente estatal en Michoacán)

Si le preguntáramos a un político en campaña si está dispuesto a dialogar con el pueblo y resolver sus problemas más apremiantes, nos respondería de manera contundente y enfática que sí, que estaría más que dispuesto y, si tuviera cámaras y micrófonos enfrente, aprovecharía para extenderse lo más ampliamente que pudiera en desarrollar su plebeya y democrática actitud hacia el diálogo y el entendimiento, su valor inmenso en la construcción de acuerdos y hasta la obligación básica de todo individuo racional por conocer las opiniones y los sentimientos de otros seres humanos, asimismo, en lo referente a la solución de los problemas del pueblo, nos aseguraría que él mismo proviene del pueblo (quizá hasta usaría la expresión de Luis Donaldo Colosio que dijo que él pertenecía a “la cultura del esfuerzo”), que se propone gobernar de la mano del pueblo y atendiendo siempre a sus necesidades. ¿Estamos de acuerdo? ¿Así respondería, palabras más, palabras menos, un político en campaña proselitista?

Pues bien, todos sabemos que todo esto se tira al relleno sanitario que, con honrosísimas excepciones, cuando el político en cuestión arriba al puesto deseado y se convierte en gobernante, no hay diálogo ni hay soluciones, al pueblo sólo se le enseña el puño y si no retrocede se le reprime. Aparece una nueva personalidad, desconocida hasta antes de las elecciones, ya desde fines del siglo XIX, Robert Louis Stevenson, nos ilustró magistralmente sobre el asombroso desdoblamiento del Doctor Henry Jekill en el señor Eduard Hyde. Si bien es cierto que el fenómeno no es nuevo, también es igual de cierto que en la política mexicana actual se ha ahondado y generalizado con tal profundidad y amplitud que no existe ningún partido político que pueda presumir de no estar contagiado de este severo padecimiento (y otros más) y es también una verdad que ello explica el desprestigio terrible de la política en nuestro país. ¿Estamos de acuerdo?

El estado de Michoacán no es la excepción. Se reúnen aquí dos casos dignos de mención: el de Arturo Hernández Vázquez, Presidente Municipal de Tangancícuaro y el de Rubén Padilla Soto, Presidente Municipal de Hidalgo, Michoacán. Arturo Hernández está aferrado a construir un “parque lineal” en una calle por la que transitan cientos de ciclistas y motociclistas sólo que la obra invade parte de la calle que sirve para que los ciclistas circulen un poco más alejados de los vehículos y, por tanto, con un poco menos riesgo de ser arrollados. Sin diálogo, por sí y ante sí, en plena campaña, ahora contra sus gobernados, Hernández Vázquez ha mandado publicar en Facebook (ahora se gobierna por Facebook) dos proyectos supuestamente para que el ciudadano elija democráticamente: uno lleva por título, “propuesta 1”, el otro, “propuesta 2”, pero -¡sorpresa!- no aparece la propuesta de los ciclistas afectados; en realidad, tanto la propuesta 1, como la propuesta 2, son propuestas del presidente municipal: o sea, águila, gano, sello, pierdes. Pero no es todo, poniendo en peligro a todos los habitantes de Tangancícuaro, Hernández Vázquez llama a una supuesta gran “consulta ciudadana” para el sábado 25 de 9 de la mañana a 3 de la tarde en la plaza principal de la cabecera municipal; si no hay padrón electoral, ni credenciales de elector, ni representantes de casilla, ni órganos oficiales que cuenten y validen los votos imparcialmente, si no hay órganos para resolver impugnaciones ni hay nada de eso, entonces, Arturo Hernández Vázquez está anunciando públicamente una farsa, una burla escandalosa a toda la población para legitimar sus atropellos. ¿Y si detrás de todo el señor está cocinando una agresión disfrazada de “enfrentamiento poselectoral”? Atención, Gobierno del estado, atención Secretaría de Gobernación, en Tangancícuaro, nuevamente los ponemos en aviso, los caprichos del Presidente Municipal, Arturo Hernández Vázquez, siembran la discordia entre los ciudadanos y atentan contra la paz social.

En el caso de la conducta de Rubén Padilla Soto, alcalde de Ciudad Hidalgo, también hay vidas en juego. Este señor está aferrado a expulsar a muy antiguos comerciantes del centro de la ciudad, a casi 150 comerciantes que en realidad son parte histórica del mercado municipal y arrojarlos a un sitio en el que no tienen ninguna posibilidad de venta. Recuerdo que, en este ambiente, la camioneta del dirigente antorchista, Víctor Gaytán Reyes, fue destrozada a las afueras de su domicilio con ráfagas de armas de alto poder. Tampoco aquí hay diálogo y menos soluciones, hay, en cambio, anónimos amenazantes en Facebook (Facebook otra vez) como el siguiente: “Ya basta no callen nadie tiene derecho a usarlos como sus títeres o acaso los manifestantes tienen beneficios?? Claro que no el único beneficiado es el sr. Víctor con su gran camioneta que tiene”. Otra vez la camioneta, sólo que ahora ya no ligada a supuestas actividades delictivas del compañero Víctor Gaytán, sino directa y declaradamente relacionada con sus actividades políticas. Y, por si hubiera alguna duda acerca del origen de los anónimos, cito las palabras de Rubén Padilla pronunciadas en su discurso del pasado 18 de marzo ante niños de primaria en el Jardín Hidalgo y publicitadas mediante un boletín de la propia presidencia municipal, palabras, como se ve, muy emparentadas con el espíritu de los anónimos en los que se incita a agredir a los antorchistas: “Existen voces que se han obstinado en hacer fuera y dentro del municipio campañas no en contra del gobierno sino en contra de nuestro municipio, de nuestra propia gente, que lo único que logran es dejar en claro sus malvados fines”. Mentir abierta y descaradamente diciendo que hay campañas “en contra de nuestro municipio, de nuestra propia gente”, ¿no es todo esto preparar el terreno para justificar una nueva agresión contra los líderes antorchistas o contra los indefensos comerciantes argumentando que fue la acción de un indignado hidalguense porque unos “malvados” hacían campaña en su contra?

De todo esto y más –porque existen importantes rezagos en la solución de las demandas de varias decenas de miles de michoacanos- se han dado informes pormenorizados y públicos al gobierno del estado que encabeza el Ingeniero Silvano Aureoles Conejo y se le ha solicitado una entrevista resolutiva. Han pasado los días, las semanas… y nada, no hay respuesta cual ninguna. ¿Cómo explicarlo? O se trata de una relación secreta de complicidad con los alcaldes que están fuera de la ley con el fin de combatir al Movimiento Antorchista y debilitarlo y, de ser posible, destruirlo, o se trata de ahorcar todo tipo de soluciones al Movimiento Antorchista para que no siga creciendo y ganando prestigio entre la población más pobre y necesitada de Michoacán, es decir, un atentado en contra del derecho a la libre organización. O ambas, porque no son excluyentes. ¿Es eso lo que prometieron los gobernantes actuales cuando eran candidatos? ¿Algo equivalente deberán esperar los electores que lleguen a votar nuevamente por ellos? En todo caso, el pueblo no podrá quejarse el día de mañana de que no tuvo a la mano material didáctico para tomar decisiones y alguien que, dentro de sus limitaciones, se afanó en explicárselo.