Países nórdicos abandonan generosidad ante crisis migratoria

**La llegada masiva de migrantes ha mermado sus presupuestos y creado agitación política.


Países nórdicos abandonan generosidad ante crisis migratoria

La Crónica de Chihuahua
Noviembre de 2015, 21:30 pm

The New York Times Weekly

Raasepori, Finlandia.- Suecia, Noruega, Dinamarca y Finlandia, países que establecieron largo tiempo atrás la norma para darle la bienvenida a refugiados de guerra y persecución, están reconsiderando rápidamente su generosidad a medida que la ola de migrantes con rumbo a Europa presiona sus presupuestos y enturbia su política.

El abrupto cambio en las naciones nórdicas es una de las consecuencias más notorias del repunte de buscadores de asilo en Europa provenientes de Siria, Afganistán, África y otras partes este año. Suecia anunció este miércoles que reintroduciría temporalmente controles fronterizos, acción enfocada a poner en orden el proceso de llegadas, informaron oficiales. Suecia ha soportado proporcionalmente la mayor carga de la crisis de migración y ha estado pidiendo ayuda a sus socios europeos.

El tapete de bienvenida tampoco volverá a ser el mismo totalmente. Suecia decidió el mes pasado que ofrecería permisos de residencia de solo tres años a muchos nuevos buscadores de asilo en vez del estatus permanente. El cambio formó parte del acuerdo que el gobierno tuvo que hacer para obtener los votos que necesitaba para un nuevo presupuesto.

El viernes pasado, Dinamarca –país que ya había abatido alrededor de 50 por ciento de las prestaciones para recién llegados, sumó requerimientos en el idioma y extendió el periodo de espera para la residencia permanente– anunció restricciones ulteriores. Los cambios incluyeron permitirle a la policía cachear el equipaje de buscadores de asilo para detectar dinero en efectivo o artículos valiosos que pudieran contribuir a cubrir sus estadías, así como requerirles a refugiados que esperen durante más tiempo para llevar familiares hasta Dinamarca.

Por su parte, Noruega ha dicho que aplicará una reducción de 20 por ciento a las prestaciones para refugiados, incrementará la espera para la residencia permanente a cinco años respecto de tres y enviará de vuelta a personas si mejora la situación en sus respectivos países de origen.

Finlandia, ante crecientes números de buscadores de asilo provenientes de Irak, Afganistán y Somalia, anunció el mes pasado que ahora consideraba seguras algunas áreas de esos países y empezó negociaciones con los países de origen para incrementar las deportaciones. Más tarde, funcionarios finlandeses emitieron comunicados de prensa en árabe con detalles de las nuevas políticas.

“Nosotros no les estamos diciendo que no vengan”, aclaró Jorma Vuorio, director general del Departamento de Migración de Finlandia. “Pero, les estamos diciendo que esto no es el paraíso”.

Claramente, la transmisión de ese mensaje a potenciales refugiados antes de que intenten marcharse está en la mente de muchos funcionarios nórdicos. Noruega recurrió a Facebook para anunciar sus cambios en inglés, bajo el título “Regulaciones más estrictas para Noruega”.

Dinamarca ha promovido sus cambios en árabe en diarios libaneses.

Las cambiantes actitudes saltan a la vista para ciudadanos de esos países y para los migrantes. En la rebatinga por encontrar vivienda para el creciente número de buscadores de asilo, Finlandia ha recurrido a viejas barracas del ejército, hoteles vacantes e incluso lugares como el extenso centro de capacitación sindical aquí, con sus saunas, mesas de billar y vistas de idílicos lagos.

Pero, en una tarde reciente, se oían abundantes quejas. Algunos buscadores de asilo dijeron que se sentían aburridos, demasiado lejos de tiendas e incapaces de sobrevivir con los 100 dólares mensuales del estipendio que estaba recibiendo cada uno, además de la vivienda y las comidas sin costo.

“Si hubiera sabido que sería así, habría ido a algún otro lugar”, dijo Ameer, iraquí de 27 años de edad, quien buscó a este reportero para quejarse pero no quiso dar su apellido.

Sin embargo, no está en claro si la nueva postura menos acogedora será de ayuda. Unos pocos días después de que Finlandia hiciera sus anuncios más recientes, el número de migrantes que entra al país descendió ligeramente, al tiempo que oficiales se adjudicaron el crédito por el cambio. Sin embargo, para finales de octubre, los números estaban subiendo marcadamente de nuevo.

En un comunicado de prensa de la semana pasada, el ministerio del Interior de Finlandia advirtió que el país pronto tendría que recurrir a poner a buscadores de asilo en casas de campaña y contenedores. El ministerio también informó que alrededor de dos tercios de las nuevas solicitudes de asilo probablemente serían rechazadas.

A pesar del clima que empeoraba, el arroyo humano que cruzaba de Turquía a Grecia y después viajaba al norte muestra apenas pequeñas señales de ir disminuyendo. En octubre, más de 150,000 personas, en su mayoría sirias, efectuaron la travesía, comparado con menos de 8,500 en octubre de 2014, con base en Frontex, la dependencia fronteriza de Europa.

Alemania, país de alrededor de 83 millones de habitantes, sigue siendo el destino favorecido y podría llegar a un millón de buscadores de asilo para finales del año, al tiempo que cientos de miles se han dirigido a los países nórdico mucho más pequeños.

En Finlandia, los números empezaron a subir a un paso asombroso en agosto. Han llegado ya 27,000 buscadores de asilo este año, llevando a funcionarios a pronosticar en un punto dado que el número pudiera ascender a 50,000 antes del final del año.

A medida que los países nórdicos van aplicando una reducción, cada uno ha estado observando cuidadosamente a los otros, atento a fijar normas en conformidad con sus vecinos como para no terminar siendo un destino más atractivo.

Algunos expertos dicen que pese a su larga tradición de humanitarianismo, las naciones nórdicas sencillamente están encarando los hechos.

“Ellos se dieron cuenta de que habían alcanzado el límite político de lo que podía hacerse”, dijo Demetrios G. Papademetriou, presidente del Instituto de Política Migratoria de Europa. “Esto va a costar un monto incalculable, y estos países no son ricos como Alemania. Ellos tuvieron que retroceder”.

En semanas recientes en Suecia, diversos partidos políticos han sugerido la adopción de una andanada de nuevas restricciones para acabar con el flujo de migrantes, con los democristianos incluso promoviendo la construcción de campos de transito en la frontera.

“Estamos oyendo nuevas sugerencias de partidos políticos cada 10 minutos”, dijo Livia Johannesson, experta en política migratoria por la Universidad de Estocolmo. “En verdad no puedes mantenerte al paso de todas las sugerencias”.

Johannesson dijo que las encuestas indicaban que la mayoría de los suecos seguían orgullosos del compromiso del país con darle la bienvenida a los necesitados. Sin embargo, el país pudiera estar pagando por su nobleza, con pocos de sus vecinos inclinados a brindarles ayuda. “Creo que algunos de nuestros vecinos están diciendo: ‘Ustedes los suecos, siempre quieren ser el mejor de la clase. Ahora tienen que lidiar con eso’”, dijo.