Odisea en el desierto: hazaña sorprendente de Villa y su tropa

CRÓNICAS DE LA HISTORIA


Odisea en el desierto: hazaña sorprendente de Villa y su tropa

La Crónica de Chihuahua
Noviembre de 2010, 23:39 pm

Por Froilán Meza Rivera

Desde el día 12 de julio, Villa decidió salir de la zona en que estaba operando, decidido a romper el cerco, y dirigirse a Coahuila, lo que implicaba cruzar el desierto.

Chihuahua, Chih.- El que se relata a continuación es uno de los más fabulosos episodios de la vida revolucionaria de Francisco Villa, y acaso de toda la Revolución, una epopeya heroica que no se enseña en los libros de historia. Se trata del recorrido que hicieron más de 800 villistas, a caballo, en travesía por las arenas del desierto al oriente del estado, sin agua, sin comida casi, durante 13 días en una movida desesperada que buscaba romper el cerco que habían impuesto sobre Villa sus enemigos.

Setecientos kilómetros de una geografía imposible y homicida, fueron salvados por Villa y su ejército, con la intención de llegar a Coahuila y de sacarse de encima la campaña de ataques traidores que habían estado perpetrando las fuerzas militares del gobierno de Chihuahua por órdenes del grupo de Álvaro Obregón. Villa había tratado de asistir a varias citas para negociar la rendición de su ejército en busca de la paz, pero cuantas veces lo citaron, mismas emboscadas que le prepararon.En esos días de junio y julio de 1920, a Pancho le urgía salirse de Chihuahua para entrar en contacto con el único elemento confiable del Gobierno federal por entonces, el presidente de la república Adolfo de la Huerta. Obregón, quien tenía el mando del ejército federal, era el instigador del asesinato de Villa, y era él quien estaba detrás de las falsas reuniones de rendición.

Desde el día 12 de julio, Villa decidió salir de la zona en que estaba operando, decidido a romper el cerco, y dirigirse a Coahuila, lo que implicaba cruzar el desierto.

TRAVESÍA IMPOSIBLE

“Y empieza una de las más salvajes travesías a las que Villa ha acostumbrado a sus hombres. De Encinillas a Hechiceros viajando de noche. Los 858 hombres iniciaron la travesía sin reservas de agua y sin comida. Villa apuesta a que encontrará ambas cosas en el camino; apuesta a eso y a sus memorias, la propia y la prestada por dimes y diretes, historias, rumores y conocimientos de su gente”. Así lo escribió Paco Ignacio Taibo II en su monumental obra “Villa.- Una biografía narrativa”.

El día 14 llegaron al rancho Jesús María en los límites con Coahuila, un día después a La Morita, al día siguiente al Guaje, donde encontraron agua, comida y mulas. El general conocía todos los rincones del mundo, dicen. En el camino, Villa les anunció que pasarían 24 horas sin agua y que la encontrarán en un lugar que él llama Las Chichis de Juana, a donde llegan el día 20.

Duraron casi 72 horas sin agua, perdidos en el desierto. La sed y la locura hacían estragos entre los hombres. Dicen que varios soldados cortaron cartucho, señalando al frente una línea de enemigos, que no era tal sino simples espejismos por la falta de agua y sustento. Hubo necesidad de desarmarlos y darles de beber los orines de los caballos, a los pobres. Nicolás Fernández contó que a unos 50 de ellos, a punto de morir de sed, fueron ayudados con la punta del pañuelo mojado en sotol y frotándoles con sal las encías. Que Villa les decía que se metieran un pedazo de mezquite verde en la boca. Providencialmente llegaron a un presón y eso los salvó.

El 22 arribaron al rancho de Esteban Falcón, quien tenía fama de cuatrero, y le quitaron 300 caballos.

LA MÁS SORPRENDENTE HAZAÑA

Tras una cabalgata de 13 días “nunca antes ni después igualada por nadie”, a caballo día y noche, remudando bestias por el desierto, por las serranías, siguiendo veredas y pasos de montaña, sin dejar huellas, sin carga extra, ni alimentos ni agua, viviendo sobre el territorio, han cubierto una distancia en línea recta de 700 kilómetros. “Es, de todas las hazañas bélicas de Pancho Villa, la más sorprendente, la más brillante, porque además se realiza supuestamente en territorio enemigo y sin librar un solo combate.

Llegaron finalmente a Sabinas, Coahuila, que está a unos 400 kilómetros al norte de Saltillo y a unos 100 de la fronteriza Piedras Negras, donde sin tirar tampoco un solo tiro, sorprendieron los villistas a la guarnición federal acantonada ahí, tomaron la población, se instalaron y establecieron comunicación telegráfica directa con el presidente De la Huerta, para finalmente negociar la rendición de las fuerzas de Francisco Villa.