Nuevos gobernadores, el mismo modelo

Por Abel Pérez Zamorano


Nuevos gobernadores, el mismo modelo

La Crónica de Chihuahua
Junio de 2016, 19:03 pm

(El autor es un chihuahuense nacido en Témoris, Doctor en Desarrollo Económico por la London School of Economics, miembro del Sistema Nacional de Investigadores y profesor-investigador en la División de Ciencias Económico-administrativas de la Universidad Autónoma Chapingo.)

El domingo pasado hubo elecciones de gobernadores en 12 estados de la república, luego de semanas de nutrido bombardeo publicitario con una sarta de frases hueras y con imágenes, repetidas hasta el hartazgo, de candidatos, muchos de ellos nombrados en la propaganda por sus apodos familiares para hacerlos “populares”; hombres y mujeres todo sonrisas que se hacen así “simpáticos” con la gente. Es el ciclo sexenal (o trienal) de la ilusión al desengaño; el ritornelo de promesas mil, seguido de años de tozudas negativas a los pobres, con el argumento de que no hay recursos, aunque sí los haya, para volver después a una nueva oleada de promesas y discursos dulzarrones, y así, una y otra vez. La renovación de gobernantes es un ritual de remoza del statu quo, pero sin modificaciones de fondo; cambio de caras y nombres, nunca de políticas; en otros términos, variaciones de forma que dejan incólume el contenido; a un gobernante corrupto y desgastado viene a sucederlo uno nuevo, fresco, inspirador de renovada confianza, que a su vez será también desplazado, por otro, creíble, joven y cargado de nuevas promesas; el mismo ciclo: nuevas elecciones, la esperanza renacida en “nuevas caras”, en “los independientes”; y a la postre, nuevos y más amargos despertares.

Las elecciones en esta ‪#‎democracia‬ secuestrada son solo relevos de personas, quizá con alguna variación en la superestructura pero que deja intacta la base económica, a saber, las relaciones de propiedad, laborales, de organización y control de la producción, así como el monto y la forma de apropiación del ingreso. Un simple relevo de personas que no vienen a realizar cambios de fondo, solo a administrar el ‪#‎ModeloEconómico‬ vigente, con variaciones solo de retórica política. Lo único real es que ocurre un reparto de cuotas, un reacomodo de espacios de poder entre los sectores adinerados representados por los partidos. Los nuevos gobernantes están cortados con la misma tijera. Sin importar el partido de procedencia, y cada día del más promiscuo origen, carecen de toda diferenciación e identidad ideológicas; nada sustancial los diferencia, y se guían todos por el más inescrupuloso pragmatismo. Parecieran venir ya entrenados con el mismo repertorio de argumentos, todos en justificación de la negativa a resolver justísimas peticiones de la población.

En lo que hace a los graves problemas de la gran mayoría, se los ignora, y aunque los gobernantes y sus ideólogos creen que con tal manejo las contradicciones sociales, políticas y económicas desaparecen, se diluyen o permanecen sin variación, esto no es así: más bien tienden a enconarse, mientras los políticos se solazan burlando a la gente imaginándose impunes, pero a la realidad no se la engaña. Alguien dijo que la dialéctica toma venganza de quienes la desprecian, que podremos olvidarla pero ella no se olvidará de nosotros. Y así ocurre con los grandes problemas nacionales. La ‪#‎pobreza‬ sigue aumentando (según estimaciones serias ha rebasado ya los cien millones de personas), y adquiere tintes cada vez más dramáticos y sombríos; aumentan los jóvenes sin escuela ni trabajo, los ‪#‎ninis‬ (cerca ya de ocho millones); crece el desempleo y cada vez más personas laboran en el sector informal (el 58 por ciento de los ocupados); el gasto sigue orientándose a fines suntuarios o en apoyo a corporativos empresariales, mientras comunidades y colonias pobres carecen de servicios básicos. En materia de impuestos, pagan más quienes menos ganan. Las políticas públicas privilegian a las transnacionales para que nos hagan el favor de invertir aquí; los gobernadores de todos los colores les ofrecen facilidades mil para que vengan a explotar nuestra fuerza de trabajo casi regalada, sin pagar impuestos y dañando el medio ambiente. Se ahondan la ‪#‎corrupción‬ y el desprestigio de los sindicatos, anulados así como legítimo medio de reclamo de derechos laborales, y es timbre de orgullo de gobernadores que en sus estados no hay huelgas, o sea que la fuerza laboral está debidamente maniatada y amordazada. Siempre en acatamiento al modelo económico en vigor, el salario pierde progresivamente su poder adquisitivo, y el empleo es cada vez más precario (agravado ahora con la reforma laboral y el ‪#‎outsourcing‬), temporal y sin prestaciones. En el combate a la delincuencia, gobernantes del más diverso pelaje aplican las mismas recetas policíacas y carcelarias, e idénticas frases hechas (“nadie por encima de la ley”), evitando atender realmente las necesidades insatisfechas de las masas empobrecidas, verdadera fuente de crimen y delincuencia. En la diligente aplicación de este programa compiten con igual celo izquierdas y derechas.

Mientras tanto, los indígenas siguen en su pobreza y hambre ancestrales, esperando soluciones efectivas, habitando sus mismas chozas con su misma, en realidad peor, alimentación de infrasubsistencia, en su eterna marginación y ‪#‎miseria‬; los jóvenes de origen humilde esperan educación de calidad y apoyos verdaderos para cursar una carrera; los enfermos derechohabientes de las instituciones de salud públicas sufren una atención cada vez peor e inoportuna. En el campo, con su crisis crónica, los pequeños productores enfrentan una competencia desleal y devastadora por parte de las transnacionales que se apoderan del aparato productivo y acaban con todo rastro de seguridad y soberanía alimentarias. En fin, el medio ambiente y los recursos naturales son destruidos aceleradamente por la acción depredadora de una enloquecida industria a la que ningún funcionario se atreve a poner coto.

Este es el panorama, desolador, que desde hace mucho padece la parte pobre de la sociedad, sin que la tan ensalzada “alternancia partidista” lo haya modificado ni un ápice, como no sea fomentando ilusiones. Pero más que sepulcros blanqueados y arreglos de fachada, se impone un cambio efectivo en el modelo económico que, como enseña la experiencia, es inalcanzable con la simple rotación de partidos; solo será posible con una nueva clase social en el poder. Y en tanto esto no ocurra, como decíamos más arriba, gobernantes “frescos”, “con buena imagen”, unos con discurso de izquierda y otros de derecha para que el menú sea atractivo, pero todos iguales, vendrán a relevar a los ya desacreditados, agotados y temporalmente inservibles, que pasarán, solo por un tiempo, a segundo plano, para volver después al escenario, al amparo del piadoso olvido social; mientras tanto, el sistema político resultará favorecido con renovada aceptación popular. ¿Pero cuánto tiempo funcionará el recurso del engaño? La resistencia popular tiene un límite, y eso se deja ver claramente en la baja participación del electorado registrada en la jornada del domingo en varios estados, como en la Ciudad de México, expresión del enfado social; mas la abstención nada resuelve, es preciso que el pueblo se decida a gobernar él mismo.