Nuevo desafío educativo: bienestar psicológico, social y emocional

* Por cada tres meses que continúe el confinamiento para evitar la propagación del Covid-19, habrá 15 millones de casos adicionales de violencia de género en el mundo, según las estimaciones de Naciones Unidas.


Nuevo desafío educativo: bienestar psicológico, social y emocional

La Crónica de Chihuahua
Diciembre de 2020, 13:56 pm

Patricia Ortega/
El Economista

Poner el aprendizaje socioemocional en el centro de la respuesta educativa brinda la oportunidad para la transformación y el desarrollo de un currículo más integral y humanista.

Por cada tres meses que continúe el confinamiento para evitar la propagación del Covid-19, habrá 15 millones de casos adicionales de violencia de género en el mundo, según las estimaciones de Naciones Unidas (2020).

Junto con los profundos impactos físicos y psicosociales de presenciar un acto de violencia, la UNESCO ha informado que esta experiencia puede tener implicaciones inmediatas y de largo plazo en el aprendizaje y bienestar, así como en el aumento de la violencia escolar.

Más de 190 países han cerrado sus actividades presenciales de instituciones educativas con la finalidad de evitar la propagación del virus Covid-19 y así mitigar su impacto. Lo que ha dado origen a tres campos de acción principales: el despliegue de modalidades de aprendizaje a distancia, mediante la utilización de una diversidad de formatos y plataformas (con o sin uso de tecnología); el apoyo y la movilización del personal y las comunidades educativas, y la atención a la salud y el bienestar integral de las y los estudiantes, enfatizó el estudio “La educación en tiempos de la pandemia de Covid-19”, realizado por Cepal y la UNESCO.

Vivienda

En la investigación consideran que las medidas de confinamiento significan, para gran parte de la población, vivir en condiciones de hacinamiento por un lapso prolongado, lo que tiene graves implicaciones para la salud mental de la población y en el aumento a situaciones de violencia.

El 51.2% de niñas, niños y adolescentes que viven en zonas urbanas en América Latina reside en hogares con algún tipo de precariedad habitacional. Dos de cada 10 viven en condiciones de precariedad habitacional moderada y tres de cada 10 enfrentan situaciones de precariedad habitacional grave. Es decir, más de 80 millones de niñas, niños y adolescentes de zonas urbanas enfrentan algún tipo de privación en sus condiciones habitacionales y unos 18 millones residen en hogares con precariedad habitacional grave.

“El hacinamiento impide contar con un espacio adecuado para estudiar y descansar, lo que repercute en el desarrollo cognitivo en la infancia y las trayectorias laborales y de bienestar en la adultez, a la vez que favorecen una mayor propensión a situaciones de abuso”.

Mencionan que en situaciones de emergencia, las escuelas son un lugar fundamental para el apoyo emocional, el monitoreo de riesgos, la continuidad de los aprendizajes y el apoyo social y material para las y los estudiantes y sus familias.

“Mantener el bienestar psicológico, social y emocional es un desafío para todos los miembros de las comunidades educativas: estudiantes, familias, docentes y asistentes de la educación. Quienes trabajan en la educación, las familias y las comunidades necesitan desarrollar habilidades vitales de adaptación y resiliencia emocional.

“En ese marco, el aprendizaje socioemocional es una herramienta valiosa para mitigar los efectos nocivos de la crisis sociosanitaria y una condición para el aprendizaje. Ello requiere acompañamiento, apoyo y recursos especialmente orientados a esta dimensión”, según el estudio.

Encuesta

Una encuesta de la Asociación Internacional de Presidentes Universitarios (IAUP, por sus siglas en inglés), en conjunto con Santander Universidades (700 rectores a nivel mundial), encontró que la pandemia generará impactos económicos, en matriculación y en necesidades de infraestructura en las Universidades.

El 45% de los líderes de la educación universitaria anticipan un aumento en los requerimientos de apoyo financiero para sus alumnos. Señalaron que se requieren inversión en infraestructura, ligadas especialmente a temas de capacidades tecnológicas institucionales, los rectores anticipan la necesidad de posibles inversiones en el desarrollo de programas de educación continua, programas de apoyo a la empleabilidad estudiantil y de apoyo al emprendimiento.

El Covid-19 está afectando profundamente la colaboración de las universidades con la industria y el sector empresarial, con el 56% de las instituciones educativas previendo una caída en su colaboración con dichos sectores este año.

“Las principales preocupaciones detectadas en las respuestas incluyen el éxito académico de los alumnos (68%), la sostenibilidad financiera de las instituciones (57%), metodología para mantener a los alumnos involucrados (51%), inclusión (49%) y la caída en la matrícula de alumnos (44%)”, concluyó Arturo Cherbowski.