Noticias escalofriantes

Por Omar Carreón Abud


Noticias escalofriantes

La Crónica de Chihuahua
Febrero de 2018, 21:21 pm

(El autor es ingeniero Agrónomo y luchador social en el estado de Michoacán. Articulista , conferencista y autor del libro «Reivindicar la verdad».)

La primera noticia que quiero compartir y comentar, consiste en los nuevos datos sobre el aumento de la desigualdad en la distribución de la riqueza. La Oxfam, una organización que se ha destacado por sus investigaciones, publicó hace unos días su reporte anual e informó que el año pasado se registró un crecimiento histórico de la desigualdad en el mundo. En el reporte se asegura que, de toda la riqueza que se produjo el año pasado en el planeta, riqueza mucho mayor que la que se haya producido nunca antes en un año, el 82 por ciento, o sea, casi toda, fue a parar a manos del 1% que está en la cúspide de la pirámide social, mientras que ¡asómbrese! a la mitad de la población mundial, a la que se encuentra en la parte baja de la pirámide, es decir, a 3 mil 800 millones de seres humanos, no le tocó absolutamente nada de esa gigantesca riqueza social producida durante el año de 2017.

Toda esa cordillera de mercancías, ha sido producida por el trabajo humano. La naturaleza es la madre, el trabajo es el padre de la riqueza. Pero, nunca, ninguna parte, ni grande ni pequeña, de la naturaleza, por muy pródiga que se haya presentado, se ha transformado en nada sin la intervención del hombre; de la misma manera, ninguna máquina, por muy exquisita y sofisticada que se haya fabricado, ha producido nada sin que haya estado a su lado, operándola, un ser humano (aunque estuviera enfermo, débil y hambriento) y, esa máquina, incluso la "autónoma", reputada como asombrosa, también ha debido de ser producida por un hombre o una mujer. Es, pues, el poderoso centímano de carne y hueso el que se queda sin la riqueza en la que se transforma cuando trabaja.

Pero lo importante de la nota sobre la distribución de la riqueza no acaba con la denuncia de la injusticia incalificable que se comete. Con esa escandalosa distribución de la riqueza, el orgulloso y altanero sistema del capital, cava su tumba. No es ninguna exageración, ni metáfora carente de sentido. Si cada día se produce más riqueza, enormidades de bienes de todos tipos y, todo eso no tiene como fin el consumo individual, la comodidad o el disfrute personal de los capitalistas, del famoso 1%, sino que necesita, apremia, urge ser vendida para que la ganancia, cuyo nombre correcto es plusvalía, se haga realidad, si todo eso es cierto, como lo es, y es comprobada verdad que, por lo menos, media humanidad no tiene dinero para comprarlos ¿cómo diablos va a seguir funcionando el sistema? Este modelo económico no es sustentable. Unos ladrones le roban a un cristiano y, más adelantito, lo esperan para venderle lo robado; de locos.

Vamos con la segunda noticia impactante. En días recientes, también, los Científicos Atómicos de la Universidad de Chicago, dijeron en su boletín periódico que, según su Reloj del Apocalipsis, sólo quedan dos minutos para el fin del mundo. No se espante. La noticia da escalofrío, pero no es una predicción, es una forma de medir y advertir sobre los riesgos que corre la existencia del género humano. Ese reloj imaginario se acerca a las doce de la noche en la medida en que se acumulan más hechos que pueden acabar con la vida sobre la tierra, tales como, la posiblidad de una guerra atómica, la destrucción de la naturaleza y los peligros del desarrollo tecnológico.

Según estos científicos y su reloj, el peligro ha aumentado. El año pasado, el reloj marcaba las 23:57:30; ahora, en la nueva publicación realizada hace unos cuantos días, según ellos, estamos a las 23:58:00, es decir, a sólo dos minutos escasos del fin. Aterrador. Hay amenaza de una guerra nuclear, no me queda duda, pero no se trata de las enemistades de los pueblos, de una mujer que cuida sus vacas en Uzbekistán con otra que alimenta sus gallinas en la mixteca mexicana; no de un obrero que va a la fábrica en la que trabaja en Alemania con uno que se levanta de madrugada para llegar a Tlalnepantla, no, nada de eso, se trata de las rivalidades mortales, permanentes e irresolubles, entre quienes se disputan, ya no la máxima ganancia, sino la ganacia a secas. Y ahí estamos nosotros, como dijo Sancho Panza, como un dedo entre dos muelas cordales.

La tercera y última noticia escalofriante (por hoy), se refiere a la labor meditada, permanente, y alevosa que llevan a cabo las clases que se benefician del sistema para que los explotados no sólo no se den cuenta del mundo en el que viven, para que no extrañen la riqueza que se les arranca a diario ni sepan de los riesgos de desaparición que encaran mientras no se cambie el modelo económico sino, incluso, que, al mismo tiempo que padecen ignorando, disfruten, crean que se encuentran en el mejor de los mundos posibles y estén dispuestos hasta a dar la vida para defenderlo. Además de la educación oficial y los medios de comunicación que ya tienen muchos años operando, juega en ello un importante papel el sigiloso adiestramiento que se está generalizando para acostumbrar a la gente a obedecer voces digitales que imparten órdenes ¿No? Intente sugerirle una ruta alterna a un manejador que va siguiendo religiosamente un GPS.

Leo en una nota publicada por La Jornada que el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), al presentar los resultados del Plan Nacional para la Evaluación de los aprendizajes, Planea 2017, reveló que, tratándose de alumnos de Tercero de Secundaria, en Lenguaje y Comunicación, 73.9% de los estudiantes, tienen aprendizajes insuficientes y, en contraste, sólo 8.3% logró un dominio sobresaliente de los aprendizajes clave en lenguaje y comunicación; el reporte agrega que sólo 17.9% por ciento de los adolescentes puede interpretar información explícita e implícita en textos literarios, informativos y argumentativos. Eufemismos aparte, nuestros jóvenes casi no saben leer y tienen muchas dificultades para expresarse. Quede sentado de manera contundente e indubitable que, no por su culpa, ni por falta de capacidad, sino por falta de educación.

El pensamiento y el lenguaje están íntimamente ligados, surgieron uno al lado del otro, se desarrollaron uno gracias al otro y, uno existe, porque existe el otro. Quien tiene deficiencias en el lenguaje, tiene deficiencias en el pensamiento, las lenguas primitivas que nunca llegaron a conocer ni el género ni el número, significaron una gran limitante a sus hablantes para desarrollar razonamientos complejos, así de que, no preparar escrupulosamente a nuestros muchachos en el uso del lenguaje hablado y escrito, es atentar contra su capacidad de razonar. ¿Casualidad? No. Se trata de manipular, por un lado, introduciendo la apologética más vulgar a favor del statu quo como dije líneas arriba y, por el otro, de cercenar la capacidad razonadora de los individos, es más, en este último caso, está operando la manipulación de última generación, puesto que ¿qué es, sino podar criminalmente el intelecto de los jóvenes, adiestrarlos a enviar y recibir comunicaciones diminutas de no más de dos o tres renglones vía chat? ¿qué significa empujarlos con la imposición de modas a comunicarse con figuritas como se hacía en la escritura ideográfica hace más de cinco mil años?

En fin, la manipulación para ocultar la realidad -una parte de la cual he tratado de consignar aquí- está empujando con furia. El interés, el tiempo, el dinero que le dedican las clases privilegiadas, constituye la mejor prueba de que es ahí precisamente en donde saben que está su talón de Aquiles. Ahí está su debilidad. Concluyo, por tanto, que es precisamente en la tarea de educación, de concientización del pueblo en donde deben concentrarse todas las energías de los hombres buenos de la tierra.