Los resultados del domingo acabaron con al menos cinco grupos políticos

**El duartismo quedó también maltrecho. Ese grupo de operadores que había ganado cualquier competencia que le pusieran enfrente, quedó tendido en el suelo, boca abajo.


Los resultados del domingo acabaron con al menos cinco grupos políticos

La Crónica de Chihuahua
Junio de 2016, 18:50 pm

Por: Alejandro Salmón Aguilera/ ahoramismo.mx

A estas horas debe haber cientos, tal vez miles de damnificados políticos por la tormenta opositora que pasó por al menos cinco estados del país y que mandaron al partido gobernante y a sus aliados a vivir una de las peores crisis dese que se fundaron y se sentaron en el poder.

Ese vendaval de votos en contra del PRI—a favor del PAN, de MORENA o del PRD, como sea—ha dejado en Chihuahua a varios grupos políticos desmembrados, desperdigados y acaso heridos de muerte.

Uno de los más lastimados debe ser el grupo de los Baeza.

Hasta antes del domingo 5 de junio del 2016, había qué referirse a los Baeza y sus derivados como el grupo político más sólido dentro del PRI. Después de las 6 de la tarde de este domingo, las cosas cambiaron notablemente, cuando se veía venir la sonora derrota de Lucía Chavira en la elección de ayuntamiento en Chihuahua.

Con la derrota de Lucía Chavira se vino abajo todo el proyecto político-electoral del grupo conformado por el antiguo baecismo y el emergente “marquismo”. Perdieron la capital y, con ello, la posibilidad de construir un proyecto con miras al relevo presidencial del 2018 y a la próxima gubernatura, la del 2021, la que sí durará seis años.

Otro de los grupos “barridos” fue el de los “Tetos”. Arrasados como quedaron en Juárez, los seguidores de Héctor “Teto” Murguía dejaron de ser el equipo invicto que había ganado una senaduría, una diputación federal y dos veces la alcaldía de Juárez. La derrota abrumadora contra un candidato independiente que catalizó el hartazgo contra los grupos que han gobernado la ciudad fronteriza en las últimas décadas no deja lugar a dudas: los juarenses no querían saber nada del “Tetismo”.

Por supuesto, el duartismo ha quedado también maltrecho. Ese grupo de operadores electorales que había ganado cualquier competencia que le pusieran enfrente quedó tendido en el suelo, boca abajo, con una dura derrota que ha dejado al PRI en peores condiciones de las que quedó en 1992, cuando perdieron mayoría en el Congreso y el Ejecutivo.

En aquel entonces, al menos había un presidente priista fuerte, como era Carlos Salinas de Gortari; un alcalde de Chihuahua, como Patricio Martínez, que representaba el bastión político del PRI, y grupo político operante y eficaz como era el de Artemio Iglesias. Hoy, después del vendaval del domingo, no se ve nada de eso para el PRI que dirigió Duarte.

Otros damnificados de menores dimensiones son el grupo de la familia Aguilar, acostumbrado a ocupar cargos de elección popular, ya fueran diputaciones locales o regidurías, a punta de hacer alianzas con el PRI, en las cuales arrimaban un puñado de votos y a cambio les regresaban curules y millones de pesos en prerrogativas. Eso se acabó anoche, como también el naciente poder de la familia Aragón en el PRD, que mandó al “Sol Azteca” a vivir una de sus situaciones más penosas desde su fundación, sin porcentaje de votos para mantener el registro y con un candidato a gobernador que prácticamente aventó la toalla un día antes de la jornada electoral.

Los pedazos están regados ahora por todas partes y, a diferencia del paso de los fenómenos naturales, la búsqueda no se centra en los sobrevivientes, sino en los culpables de tamaña destrucción electoral.

Ahí, en esa búsqueda de restos mortales políticos, acaso se encuentre al grupo más grande que pudo haber quedado herido de muerte este domingo: el de Manlio Fabio Beltrones. De 14 elecciones en juego, el PRI se fue al tercer lugar en Veracruz; perdió tres estados fronterizos y prácticamente desapareció en el Distrito Federal. Su banco de votos, Oaxaca, le dio para un triunfo apretadísimo y sólo pueden presumir triunfos amarrados en Hidalgo, Zacatecas y Tlaxcala, entidades que no pintan en el mapa económico y electoral del país.

Ese es, acaso, el principal damnificado político de este huracán que sacudió al grupo gobernante durante el fin de semana pasado.