Los infantes que más trabajan de México viven en SLP

**Especial para La Crónica de Chihuahua


Los infantes que más trabajan de México viven en SLP

La Crónica de Chihuahua
Noviembre de 2014, 07:44 am

/facebook @twitterErika Herrera

San Luis Potosí, SLP.- En las avenidas de la entidad es común ver a niños y niñas trabajando en las calles: unos limpian parabrisas, otros venden dulces, chicles u otras mercancías e, incluso, hay algunos que se atreven a tragar fuego como si fueran faquires.

Éste es el caso de Poncho, un niño de 12 años de edad que vive en la calle junto con otros chiquillos sin familia y que recién se alejó de su padre porque lo explotaba; de su madre prefiere no hablar.

“Esto lo aprendí en la calle. Nunca he ido a la escuela porque mi papá no quiso y mejor me mandó a trabajar. Él es alcohólico, ya no vivo con él porque me quitaba todo el dinero que sacaba y cuando no le daba lo que pedía, me pegaba. Mejor me fui a vivir con mis amigos”, dijo Ponchito a buzos mientras espera la luz roja del semáforo para dar su próximo flamazo.

En el estado hay 55 mil 830 menores de edad entre los cinco y los 17 años que desempeñan actividades laborales. Se estima que alrededor del 50 por ciento de estos infantes y adolescentes realizan trabajos de alto riesgo.

El subsecretario de Inclusión Laboral de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS), Ignacio Rubín Salazar, comentó incluso que estas cifras colocan a San Luis Potosí por “arriba de la media nacional en cuanto a trabajo infantil”. Éste equivale en el estado al 8.6 por ciento con respecto a su población económicamente activa (PEA). Según datos del Módulo de Trabajo Infantil (MTI) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) y la STPS, la tasa de ocupación infantil en el estado fue del 9.2 por ciento en 2013, muy por encima del Distrito Federal y el Estado de México, que cuentan con mayor población en el país.

De acuerdo con el Inegi, en México hay 2.5 millones de niños que trabajan para sobrevivir y 200 mil son potosinos. Otros estados de la República con altas tasas de trabajo infantil son: Colima, con el 14.3 por ciento; Guerrero, con el 13.9; Puebla, con el 13.6; Guanajuato, con el 13.2 por ciento y Nayarit, con el 12.7 por ciento.

El estudio también revela que de cada 100 niños, niñas y adolescentes ocupados en el país, 50 son trabajadores subordinados y remunerados, 46 son no remunerados y cuatro trabajan por cuenta propia. La distribución por sector de actividad económica muestra que de cada 100 niños ocupados, 30 laboran en el sector agropecuario, 26 en el comercio, 25 en los servicios, 13 en la industria manufacturera, cuatro en la construcción y dos en labores no especificadas.

En tanto que para la mayoría de los hombres, el motivo principal de su trabajo es el sostenimiento de un hogar (22.9 por ciento) así como para muchas mujeres (29 por ciento), en los niños las razones son diferentes: en el 21.6 por ciento de los varones y el 26.7 por ciento de las niñas, es el pago de gastos escolares y personales, y en el 19.1 por ciento y el 21.6 por ciento, respectivamente, es para ayudar a sus padres al sostenimiento de los gastos familiares.

Origen del problema

buzos entrevistó a Pablo Loredo Oyervides, director general de Canalización, Gestión y Quejas de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos (CEDH) sobre este tema. El ombudsman potosino explicó que la CEDH es un actor vinculante del Estado, abocado a vigilar que las autoridades realicen bien su trabajo en su obligación de erradicar la violencia y la explotación contra niños y niñas.

Estas tareas deben realizarse mediante dos áreas operativas muy importantes: la prevención y la atención. La primera está dirigida a informar de los riesgos de maltrato y explotación que existen contra los niños mediante campañas publicitarias, educación y capacitación; y la segunda mediante acciones orientadas a sancionar los delitos cometidos en su contra.

“Cuando la CEDH detecta uno de estos casos, aunque no lo atiende directamente, vigila que las autoridades competentes asuman su responsabilidad, que enfoquen y entren al estudio y a la atención del asunto. Existen variantes de la explotación; desde la perspectiva laboral, la CEDH intercede para que la Procuraduría de la Defensa del Trabajo, a través de sus mecanismos, vigile, atienda y sancione si se está explotando a un menor; cuando la explotación vincula a niños en situación de calle, la CEDH busca que la Procuraduría de la Defensa del Menor, la Mujer y la Familia (Prodem), o el Sistema de Desarrollo Integral de la Familia (DIF) atiendan el caso. Cuando esta explotación se da dentro del hogar, que puede ser un delito de violencia familiar cometido por acciones u omisiones, se busca que se denuncie para que las autoridades competentes atienda el caso y se reivindique a los menores afectados, pues integran un grupo social considerado universalmente vulnerable”, indicó Loredo Oyervides.

El funcionario informó que el trabajo infantil está regulado legalmente, por lo que los niños y las niñas mayores de 14 años pueden trabajar y realizar ciertas actividades que no representen un riesgo. La explotación ocurre cuando existe un lucro y cuando las condiciones económicas deprimentes de las familias propician abusos laborales en niños y niñas.

Otro factor relevante que contribuye a la existencia de explotación laboral infantil es la falta de oportunidades educativas y de labores adecuadas para los infantes, hecho en el que el estado falla, exponiendo a muchos niños y niñas a prácticas poco redituables y en las que son muy vulnerables. Pero “la responsabilidad primordial del Estado y las autoridades es erradicar esta situación”, aclaró.
El campo y la explotación infantil

El pasado 3 de julio se informó de la volcadura, en el kilómetro 123.8 de la carretera 57 (México-Piedras Negras), de un vehículo de carga que transportaba a un grupo de indígenas mixtecos (oriundos de Tlapa, Guerrero) quienes regresaban a sus viviendas tras una dura jornada en el rancho tomatero Santa Cruz, ubicado en el municipio de Villa de Guadalupe, San Luis Potosí.

En el accidente murieron tres menores, lo que evidenció, además de las durísimas condiciones laborales a que están sujetos la mayoría de los jornaleros de los ranchos agrícolas de San Luis Potosí, la existencia de niños laborantes ¡de hasta cinco y siete años de edad!

Respuesta Alternativa, organización de la sociedad civil apoyada por la diócesis de Matehuala, a través de su secretario técnico, Alberto Carmona Sánchez, confirmó casos de niños de seis y siete años de edad trabajando en campos agrícolas del Altiplano, quienes además son víctimas de violación de derechos infantiles, de explotación y aun de posible trata de personas.

“Desde 2013 en todos los ranchos existen estas violaciones sistemáticas a los derechos humanos; no hay uno que se salve. El trabajo infantil es omnipresente en todos los ranchos, cuando ya tienen edad, cinco o seis años, empiezan a trabajar; cuando comienzan a caminar ya están cortando chile o tomate.

“Niños y adultos están expuestos a pesticidas, fertilizantes químicos y otras sustancias, sin contar con algún tipo de protección; tampoco tienen servicios médicos y casi nunca hay de por medio un contrato por escrito que establezca las condiciones laborales”, informó.

La organización realiza una investigación para recabar testimonios gráficos, sonoros y literarios para dar a conocer de manera directa la situación de trabajo infantil en ranchos e invernaderos del Altiplano potosino.

Por su parte Edgar Durón Puente, delegado de la STPS en la San Luis Potosí, informó que existe un alto porcentaje de niños en la entidad que realizan alguna actividad laboral, principalmente en el campo y que a la vista de este hecho se conformó “el Comité Interinstitucional de Prevención y Erradicación del Trabajo Infantil y Protección de los Adolescentes Trabajadores, con la finalidad de disminuir esta cifra”.

“La actividad agrícola genera que trabajen los padres y los hijos, por lo que se deben generar las inspecciones, para evitar que haya explotación del trabajo infantil. Es un hecho que en San Luis Potosí existe la explotación infantil; y la STPS encabezará las inspecciones necesarias para notificar a las instancias correspondientes estos hechos. En las zonas del Altiplano y la Huasteca es donde prevalece el trabajo agrícola de menores; en cuanto a servicios es en la capital, por lo que buscamos generar conciencia a través de esta comisión”, señaló el funcionario federal.

El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) define el trabajo infantil como cualquier labor que supere una cantidad mínima de horas, dependiendo de la edad del niño o niña y de la naturaleza del trabajo. De acuerdo con los criterios de edad y horario, la UNICEF clasifica de la siguiente manera los trabajos no idóneos para los infantes: Entre los cinco y los 11 años son permisibles al menos una hora semanal de trabajo remunerado o 28 horas semanales de trabajo doméstico. Entre los 12 y los 14 años: al menos 14 horas semanales de trabajo remunerado o 28 horas semanales de trabajo doméstico. Entre los 15 y los 17 años: al menos 43 horas de trabajo remunerado o de trabajo doméstico semanales.

Trabajo infantil, una "alternativa" de sustento familiar

−¿Me compras un dulce? −dice José Luis a las personas que pasan en la calle. Algunas lo atienden y otros pasan de largo sin hacerle caso. Con la carita sucia y una bolsa que cuelga de su brazo, José Luis, con apenas 10 años, vende en las calles del Centro Histórico de la capital potosina para ayudar a su mamá con los gastos.

“Tengo cuatro hermanos, no tengo papá y vendo dulces para ayudar a mi mamá. Todos los días me levanto muy temprano para ayudarle a preparar las cosas del puesto, porque vendemos gorditas. Después me voy al crucero a limpiar parabrisas y también a vender dulces. Mi hermana Rosa también trabaja (tiene nueve años de edad). En las tardes ella y mi mamá también se dedican a limpiar casas”, cuenta no sin cierta tristeza en su mirada.

Las víctimas idóneas

Los niños y niñas que viven en los hogares más pobres de las áreas urbanas y los de las zonas rurales tienen más probabilidades de ser víctimas del trabajo infantil.

La investigación del proyecto cooperativo Entender el Trabajo Infantil (UCW, por sus siglas en inglés), realizado por especialistas del Banco Mundial (BM), demuestra que los niños y jóvenes que trabajan siempre tendrán los peores resultados escolares y que lo más probable es que finalmente abandonen la escuela y tengan un futuro mucho más difícil.

La señora Lourdes, madre de José Luis; ella tiene 45 años de edad, es madre soltera y tiene cuatro hijos con seis, siete, nueve y 10 años de edad, respectivamente. “Estaba trabajando en una fábrica, pero me pagaban muy mal y no me alcanzaba para nada. Mis hijos se dieron cuenta de la situación, pues a veces no teníamos ni para comer; por eso los tuve que sacar de la escuela. Pero sólo por este año, porque ya que se componga esta mala racha los inscribo nuevamente. De por sí con estudios está difícil, ahora sin ellos es peor. La oportunidad de ir a la escuela y que se superen es lo único que les puedo dejar a mis hijos.

“Mucha gente me ve feo porque mis hijos, los dos mayores, andan trabajando. Yo sé que es un riesgo, pero no hay de otra, tenemos que salir adelante; ellos son conscientes de lo que estamos pasando y decidieron ayudarme y se los agradezco mucho, porque sé que no estoy sola y cuento con ellos a pesar de su corta edad. Así que a echarle ganas”, comentó la madre de José Luis, mientras atendía su puesto de gorditas.

Un factor determinante para la existencia del trabajo infantil son las pésimas condiciones en que laboran cientos de miles de potosinos (de acuerdo con cifras del Inegi, el número de trabajadores potosinos que enfrentan condiciones inadecuadas de empleo se elevó a 129 mil 638 personas al año); los bajos salarios (63.77 pesos en San Luis Potosí) y el alto riesgo de muchos trabajos (la incidencia de accidentes laborales es del 62 por ciento en hombres y del 38 por ciento en mujeres).

Estado disfuncional

“Los estudios indican que el trabajo infantil representa un alto costo para la sociedad en términos de crecimiento económico”, dice Gloria Grandolini, directora del BM para México y Colombia.

Existe una relación entre pobreza y trabajo infantil, pues en las familias con menos recursos es donde se instala el trabajo infantil, obviamente por necesidad.

Los niños que trabajan y asisten a la escuela al mismo tiempo sufren bajo rendimiento académico y salud irregular o mala, terminando por desertar. En los muy jóvenes la repercusión es mayor porque pasan menos tiempo realizando sus actividades escolares, descansando o jugando. Esto significa que sus probabilidades de tener un empleo formal mejor remunerado en el futuro son bajas.

Esta situación se genera por la falta de oportunidades, por los empleos mal pagados y los bajos índices de bienestar en general. De acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), San Luis Potosí obtuvo calificaciones reprobatorias en seis de los ocho indicadores que componen su Índice de Bienestar Regional. Seguridad e ingreso son los rubros peor calificados en San Luis Potosí.

La comparación de San Luis Potosí con Canberra, Australia, la región mejor evaluada de las 363 que analizó la OCDE, evidencia la gran diferencia entre uno y otra. En empleo, San Luis tiene 7.2 puntos, en salud 2.1, en vivienda 0.5, en ingresos 0.2 y en seguridad cero. En contraste Canberra tiene 9.6 en empleo, 9.9 en salud, 8.5 en vivienda, 10 en ingresos y 10 en seguridad.

Estos datos demuestran el estado deplorable en que se encuentra San Luis Potosí en términos generales, pues la pobreza y la falta de oportunidades aquejan a la mayoría de la población, mientras que los niños, de quienes se dice que son el “futuro de la nación” y los “próximos creadores de las nuevas ciencias y tecnologías”, son frecuentemente las primeras víctimas de un sistema inicuo que no garantiza sus más elementales derechos a la sobrevivencia, la alimentación, la educación y aun el trabajo específicamente infantil.