Los bancos ganan más que nunca

Por Omar Carreón Abud


Los bancos ganan más que nunca

La Crónica de Chihuahua
Julio de 2017, 11:55 am

(El autor es coordinador de la Dirección Nacional de Antorcha Campesina y dirigente en Michoacán, autor del libro "Reivindicar la verdad".)

Los bancos son cada vez más poderosos. Las dificultades crecientes para colocar los inmensos capitales en inversiones productivas en todo el mundo, han obligado a los grandes empresarios a esperar mejores tiempos llevando su dinero a los bancos. La saturación de éstos, que se ven obligados a prestar de cualquier manera el dinero acumulado en sus cajas fuertes, conduce a las crisis, como la de 2008 que apareció, sólo apareció, como una crisis financiera pero fue en realidad una crisis de sobreproducción: las mercancías no encontraban comprador en el mundo y las inversiones para producir más todavía se habían paralizado. El inmenso poder de los bancos, la financierización cada vez mayor de la economía capitalista, quedó plenamente demostrada después de que los causantes de la crisis no sólo no fueron castigados por sus gobiernos sino generosamente compensados con dinero público entregado a manera de rescates urgentes.

Los bancos siguen en esa ruta. Mientras buena parte de la industria sufre por falta de suficientes compradores de las mercancías que produce por la debilidad del mercado interno, los grandes bancos aumentan escandalosamente sus ganancias. Datos proporcionados recientemente por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), señalan que, entre enero y marzo de este año, la utilidad de los bancos, con respecto al mismo período del año pasado, subió un 24.7 por ciento a tasa anual (es decir calculando el incremento para todo el año), lo que equivale en dinero a una gigantesca utilidad trimestral de 35 mil 300 millones de pesos, o sea, 392.2 millones de pesos diarios.

Nunca, desde que se recaba la información, se había alcanzado esa utilidad en un trimestre. Inbursa, por ejemplo, aumentó sus utilidades en un equivalente a 922 por ciento anual, JP Morgan, 308.1 por ciento e Invex, 278.6 por ciento, entre otras instituciones con crecimientos de ganancias increíbles. Y la política de promoción de las ganancias de los bancos sigue adelante y no hay quien la detenga, apenas a mediados del mes de junio, la Junta de Gobierno del Banco de México decidió incrementar nuevamente la tasa de fondeo interbancario en 25 puntos base para dejarla en 7 por ciento, un nivel no alcanzado desde hace ocho años. En pocas palabras: todo el que pida prestado va a tener que pagar ahora más réditos.

En 2015 los intereses estaban en 3%, ahora llegan a 7%, han tenido un incremento de más del 100 por ciento. El presidente de la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef), Mario Di Constanzo, declara que “serán sobre todo financiamientos como los obtenidos a través de la tarjeta de crédito y los de nómina los que subirán de precio”, agrega que “si hoy el crédito de nómina está en promedio en 24 por ciento… en promedio va a subir a entre 26 y 27 por ciento”. Mientras que los salarios mínimos de los trabajadores que son la referencia para todas las revisiones salariales, no se mueven o casi no se mueven, los intereses que cobran los bancos han aumentado en diez ocasiones en los últimos años. He aquí la explicación de las grandes utilidades bancarias.

La situación va a empeorar todavía. A pesar de los límites y las prohibiciones que supuestamente existen en el mundo para que los países contraten deuda, la realidad es que hay países completamente endeudados que están a merced de sus acreedores. La política de austeridad, de contención del gasto público, ordenada por los organismos financieros internacionales, así como las instrucciones para no cobrar impuestos a los grandes capitales (incluidos los bancarios) para equilibrar las finanzas públicas, son el necesario complemento para obligar a los gobiernos a acudir a los bancos para sufragar sus gastos. El Estado mexicano ha aumentado su deuda hasta la mitad de su PIB y ese dato muy preocupante no contempla las deudas inmensas de las entidades federativas y municipios.

Lo traigo a colación aquí porque apenas el secretario de Hacienda, José Antonio Meade, acaba de anunciar un nuevo recorte en el gasto público para el 2018 “por la necesidad de financiar el creciente déficit para el pago de pensiones” (¡No hay dinero para pagar a los mexicanos que han pasado su vida trabajando para el Estado mexicano!). Me queda claro que en lo inmediato no se anuncia la contratación de créditos para sufragar gastos, que se dice que la deuda va a controlarse, no obstante, en los hechos, con el tiempo y las dificultades, las deudas crecen. ¿Y quién paga las deudas que contratan los gobiernos? “La única parte de la llamada riqueza nacional que entra real y verdaderamente en posesión colectiva de los pueblos modernos es… la deuda pública”, dijo Carlos Marx en El Capital.

¿De dónde salen los intereses que cobran los bancos? Joan Corominas en el Breve diccionario etimológico de la lengua española, dice que el ascendiente de agio, parece ser aggio del italiano y que significa “comodidad” e interpreta: “de donde interés a cambio de las facilidades otorgadas”; lo que ya no precisa es si se trata de las “facilidades otorgadas” al que usa el dinero para enfrentar sus problemas o si se trata de las “facilidades otorgadas” por la sociedad al que se enriquece sin hacer nada. En fin, sólo el trabajo humano produce riqueza, nunca ha habido ni habrá producción de mercancías sin la intervención del trabajo humano, aún las empresas extraordinariamente automatizadas que maravillan a muchos, necesitan obreros que las pongan en movimiento y, las propias máquinas pasmosas, hubieron de requerir antes un obrero que las fabricara. La fuente de la ganancia de los empresarios del capitalismo consiste en que el salario que le pagan al obrero para que viva, éste lo produce en unos cuantos minutos de su jornada de trabajo, el resto es tiempo de trabajo no pagado, o sea, trabajo excedente y se llama plusvalía. Pero sólo en la esfera de la producción se produce plusvalía por lo que la ganancia del comerciante, así como los intereses que cobra el banquero, son plusvalía que les convida el capitalista de la esfera de la producción.

“Le convida” no deja de ser un amable eufemismo, la verdad es que el banquero le arranca al industrial o al terrateniente una parte de la plusvalía y, precisamente por eso, el capital bancario que se expande cada vez más en todo el mundo, es un capital parasitario. Hemos llegado a la época del dominio mundial del capital que no produce nada, de las ganancias por medio de juegos de manos de dinero de acá para allá y de allá para acá, pero sin producir nueva riqueza. Esas transacciones vacías de contenido, como el dólar que ya hace muchos años que no tiene ningún respaldo en oro y se sostiene sólo por la fuerza de las armas de Estados Unidos, están creando graves problemas a la humanidad y, según expertos muy respetables, nos llevan a otra crisis de proporciones planetarias. Por lo pronto, los banqueros están muy contentos ganando mucho más, sacando más plusvalía de la esfera de la producción. Plusvalía que, no lo olvidemos, es sangre, sudor y lágrimas de los trabajadores; siempre y en todo lugar.