Lorena Ramírez, corredora rarámuri, ganó el Ultramaratón de Guachochi

**Lorena, la de los pies ligeros, logró el primer lugar. Detrás llegó Juana. Solo otras seis mujeres lograron terminar la carrera, pero llegaron detrás, muy detrás de las Ramírez.


Lorena Ramírez, corredora rarámuri, ganó el Ultramaratón de Guachochi

La Crónica de Chihuahua
Julio de 2017, 10:21 am

Noticieros.televisa.com

Guachochi, Chihuahua.- Los integrantes de la familia Ramírez son los protagonistas del Ultramaratón de los Cañones en Guachochi, en la Sierra Tarahumara, en Chihuahua.

Lorena, la de los pies ligeros, logró el primer lugar. Detrás llegó Juana. Solo otras seis mujeres lograron terminar la carrera, pero llegaron detrás, muy detrás de las Ramírez.

Desde hace unos meses, Lorena, de 22 años de edad, ha participado en carreras de alto rendimiento en Puebla y en Tenerife, España. Su resistencia y capacidad han llamado la atención de la prensa internacional.

Desde el viernes, día del registro, todos querían sacarse fotografías con Lorena, su padre y sus hermanos. Lorena y Juana, de 20 años de edad, junto con Santiago, su padre, corrieron los 100 kilómetros. Mario, de 26 años de edad, y Talina, de 17 años, se lanzaron a los 63 kilómetros.

Semianalfabetas y de casi nulo español, las integrantes de la familia Ramírez aprendieron a correr entre montañas, desde pequeñas.

Santiago Ramírez, corredor rarámuri y padre de Lorena, dijo que les enseñó “mucho más para que sigan andando corriendo y le mandé que sí que cuiden animales, caballo y vaca y chiva y todo para que vayan corriendo, así subiendo corriendo pa’ rriba de la montaña”.

Las atletas corren con huaraches de plástico y coloridos vestidos.

La corredora rarámuri, Juana Ramírez, aseguró que le gusta correr y que no se siente cansada. Mientras que Lorena afirmó que le gusta correr y que piensa en ganar la carrera.

A las 03:00 horas, todos los corredores de la familia Ramírez estaban de pie y preparándose para la jornada. Pan dulce y algo de café fueron suficientes, aunque no todos sintieron hambre.

El circuito fue circular entre Guachochi y La Sinforosa, con un descenso de más de mil 800 metros, y el ascenso; para los que corrieron 100 kilómetros, dieron doble vuelta al recorrido.

La penumbra acompañó a los corredores los primeros 17 kilómetros. Ninguno de ellos tomó más de un vaso con agua.

Juana y Lorena iban en tercero y cuarto lugar, muy detrás de las dos primeras posiciones.

Los corredores tuvieron que bajar y recorrer cerca de 30 kilómetros, en el fondo de la Sierra, hasta salir de nuevo de la garganta y seguir subiendo. Luego, el largo y extenuante camino hasta Guachochi, con pendientes, lodo, agua y sol.

Juana, Lorena y Santiago apenas terminaban los primeros 63 kilómetros y sumaban ocho horas corriendo. Para el padre y las hijas faltaba una vuelta más, desde Guachochi hasta el inicio de La Sinforosa.

Finalmente, hacia el kilómetro 80, Juana y Lorena tomaron la punta femenil de la competencia: Primero y segundo lugar, respectivamente.

Santiago, el padre, llegó en decimoquinto lugar general, después de haber corrido 11 horas 27 minutos.

Al ver que el tiempo pasaba, Mario, con 63 kilómetros recorridos, decidió regresar al camino para impulsar a sus hermanas.

Cerca del kilómetro 87, a Juana comenzó a dolerle la rodilla.

Mario temía que el tercer lugar la alcanzara; la competidora estaba a dos kilómetros de Juana, por eso pidió ayuda.

Un antinflamatorio, masaje y agua fueron suficientes para que Juana siguiera adelante.

En la meta, la angustia hizo que el padre, quien apenas había retomado el aliento, decidiera volver para dar apoyo a sus hijas.

Lorena, la de los pies ligeros, logró el primer lugar. Detrás llegó Juana. Solo otras seis mujeres lograron terminar la carrera, pero llegaron detrás, muy detrás de las Ramírez.

Talina obtuvo el tercer lugar en los 63 kilómetros; luego Juana, su segundo lugar en los 100 kilómetros; y Lorena, campeona absoluta.

Al terminar la carrera, los corredores vuelven a la Sierra para cosechar antes del invierno y seguir trepando en las montañas, preparándose sin intención para otra competencia.