Llevan la belleza y tradición de los pueblos y ejidos de Chihuahua, a la Espartaqueada Cultural Nacional

**Su majestad, la polka, hizo su aparición con el ritmo indiscutiblemente norteño y distintivo de estas latitudes. Ya a estas alturas, los muchachos “se descosieron”, como se dice por acá, y coordinaron sus pasos y sus evoluciones para llevar a la compañera bailadora de un extremo al otro del salón en la casa de doña Berta.


Llevan la belleza y tradición de los pueblos y ejidos de Chihuahua, a la Espartaqueada Cultural Nacional

La Crónica de Chihuahua
Febrero de 2019, 09:40 am

Tecomatlán, Puebla.- Ante los ojos sensibles de un público extasiado por la sucesión de interpretaciones artísticas, a cual mejor, y en un auditorio rebosante de belleza, se presentó el Ballet Kusárare, representativo de Chihuahua, con la interpretación de bailes de los ranchos del sur de ese estado, dentro de la disciplina de Baile Tradicional, categoría Juvenil B.

Kusárare, del CBTIS 138 de Ciudad Jiménez, bajo la dirección del profesor Gerardo de León, del municipio de Jiménez, participó con un cuadro-mosaico que interpretó los bailes populares del Ejido Zapién, en el municipio de Parral, donde se practicaban, y se practican, la agricultura y la ganadería. Chihuahua se caracteriza por la fuerza de su pueblo, por la valentía de sus hombres y mujeres, por la belleza femenina y por la gracia y buen humor de su gente, y eso se refleja en sus bailes tradicionales.

“El día de hoy cumple años doña Toña, y el baile será en casa de doña Berta, quien es la más grande del ejido y, por si fuera poco, nomás ella tiene vitrola y los discos de Los Montañeses del Álamo. El bastonero será don Enrique, y ya se corrió la voz para que asistan todos los del ejido y las rancherías cercanas. Ya se ven venir muchos a caballo, la algarabía corre por el pueblo”.

El narrador, con voz en off –de fondo junto con la música-, relata detalles de esta escena de la vida real en el ejido, y el público asistente a la competencia, en el majestuoso Auditorio Clara Córdova Morán, de Tecomatlán, se va enterando de las costumbres de los campesinos chihuahuenses. Hay reglas en las fiestas, reglas que, por estrictas, garantizan a todos la diversión y un “piso parejo” también a la hora de “ligar” en el terreno amoroso.

“Como ven, los primeros en llegar al baile fueron las parejas de novios que se pretendían, ya que en cada tanda sólo podían entrar tantos hombres como mujeres que estuvieran ya adentro; para las siguientes tandas cambiaban de parejas, y las mujeres tenían que bailar con quienes les tocara; aquella que desairara a un bailador, era corrida de la fiesta, y por tal motivo, ninguna se quedaba sentada”.

La música de Los Montañeses del Álamo da la pauta a los bailarines, quienes recrean para su público aquel baile tradicional de Chihuahua en melodías diversas que inician con lentas y cadenciosas canciones románticas, valseadas en su ritmo, con sabor del Norte y del Noreste del país: “Nadie como tú me ha besado en la boca, nadie como tú me ha brindado su amor, nadie como tú me dio esas ansias locas, nadie como tú me dio su corazón. Eres mi ilusión mi cachito de luna, yo te doy mi amor con gran frenesí, y porque eres buena como otra ninguna, por eso he de ser nomás más para ti”.

¡Y vino la polka, llegó la polka al baile! Su majestad, la polka, hizo su aparición con el ritmo indiscutiblemente norteño y distintivo de estas latitudes. Ya a estas alturas, los muchachos “se descosieron”, como se dice por acá, y agarraron vuelo las faldas y se coordinaron los pasos y las evoluciones para llevar a la compañera bailadora de un extremo al otro del salón en la casa de doña Berta.

La polka es un baile de Europa Central (“polska” significa “polaca”), que data de mediados del siglo Diecinueve, y que se extendió no sólo por toda Europa, sino a través de toda la América. Hay polkas en Latinoamérica, pero también en los Estados Unidos, donde existen variantes, como el estilo esloveno (conocido igualmente como “Cleveland style”) y otras modalidades que se transformaron en el “country” -la música folklórica por excelencia en el vecino país del norte-, y que tiene a la polka como una de las dos bases de sus más arraigadas tradiciones. La otra base del “country” es la balada. En México, la polka fue transformada en Nuevo León, donde perdió su estilo “valseado” y adquirió un ritmo más acelerado, igual que sus hermanas, las variantes de Durango, Coahuila, Tamaulipas y Chihuahua.

Este fue uno de los platillos principales en el banquete artístico-cultural y social que es la majestuosa y cada vez más competida y digna de ver Espartaqueada Cultural Nacional del Movimiento Antorchista. Y así transcurrió una de las presentaciones del estado de Chihuahua.