La revolución humanista de Fidel Castro

REPORTAJE ESPECIAL


La revolución humanista de Fidel Castro

La Crónica de Chihuahua
Diciembre de 2016, 15:30 pm

/facebook @twitter
Nydia Egremy

"Revolución es sentido del momento histórico; es cambiar todo lo que debe ser cambiado; es igualdad y libertad plenas; es ser tratado y tratar a los demás como seres humanos; es emanciparnos por nosotros mismos y con nuestros propios esfuerzos; es desafiar poderosas fuerzas dominantes dentro y fuera del ámbito social y nacional; es defender valores en los que se cree al precio de cualquier sacrificio; es modestia, desinterés, altruismo, solidaridad y heroísmo; es luchar con audacia, inteligencia y realismo; es no mentir jamás ni violar principios éticos; es convicción profunda de que no existe fuerza en el mundo capaz de aplastar la fuerza de la verdad y las ideas. Revolución es unidad, es independencia, es luchar por nuestros sueños de justicia para Cuba y para el mundo, que es la base de nuestro patriotismo, nuestro socialismo y nuestro internacionalismo".

El hombre que llevó a la acción estas ideas fue convertido en leyenda por seguidores y detractores (la superpotencia y la prensa corporativa). Con su capacidad de anticipación y congruencia, Fidel Castro tejió una revolución socialista en la nariz del imperio que destruyó los cimientos del capitalismo voraz al garantizar salud, comida, educación y seguridad a tres generaciones de cubanos pese al bloqueo genocida.

El fallecimiento del estadista ocurre cuando el planeta vive grandes desafíos, acentuados por el arribo a la Casa Blanca de la más bárbara ultraderecha y que alienta la incertidumbre. Para los mexicanos, las lecciones del líder cubano quedan como un camino de avanzada hacia un mejor futuro.

A la conmoción inicial por la muerte del líder, siguieron momentos de tensión en despachos presidenciales, ministerios, oficinas corporativas, sedes diplomáticas, centros de inteligencia, redacciones y viviendas. Hoy la prensa corporativa presenta al líder cubano como “el último anti-imperialista”, como si su deceso diera un portazo a la lucha de los pueblos del mundo contra ese imperialismo neocolonizador. Sin embargo, al paso de los días, la tensión se ha decantado en clara confianza en las instituciones que a lo largo de 58 años construyó la Revolución liderada por Fidel.

Hoy los herederos de ese abogado, estadista, cortador de caña e invencible estratega militar son los hijos y nietos de los campesinos y guajiros que con él lanzaron una implacable lucha contra el analfabetismo y construyeron un sistema de salud de excelencia. Junto a ellos están los antiimperialistas latinoamericanos, vietnamitas, angoleños, iraquíes, haitianos, yemeníes y otros ciudadanos del mundo que se inspiraron en la acción y en el pensamiento de Fidel.

La reacción a la muerte del Comandante de la Revolución Cubana de los jefes de Estado de los países más poderosos del planeta, ilustra su visión geopolítica y nivel moral. El aún presidente de Estados Unidos (EE.UU.), Barack Obama, sucumbió a la demagogia al declarar: “La historia registrará y juzgará el enorme impacto de esta singular figura en las personas y en el mundo a su alrededor”.

Cínico, en un segundo párrafo pretendió ser amigo del pueblo, condenado a toda clase de privaciones por más de medio siglo por su gobierno y el de sus antecesores, al decir: “En los próximos días recordará el pasado y mirará al futuro. Mientras lo hace, el pueblo cubano debe saber que tiene un amigo y un socio en EE.UU.”.

En contraste, el presidente ruso Vladimir Putin expresó sus condolencias por la muerte de Fidel, al que definió como extraordinario hombre de Estado y “símbolo merecido de toda una era de la historia”. En un telegrama el jefe del Kremlin agregó que Fidel Castro era “un amigo recto y confiable de Rusia”.

Desde el rincón de la historia, el último líder de la Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y dócil amigo de la Casa Blanca, Mijail Gorbachov, afirmó que el cubano será recordado como “político prominente que supo dejar una huella profunda en la historia de la Humanidad”.

Xi Jinping, el presidente de China, la mayor economía mundial, leyó personalmente un mensaje en el horario prime de la televisión de su país, en el que expresó que Fidel Castro era “un gran hombre de nuestra época”, que será recordado por la historia y la gente. Agregó que el pueblo chino perdió a un camarada bueno y sincero y concluyó con la frase: “el camarada Castro vivirá eternamente”. Jinping saludó personalmente a Fidel por última vez en julio de 2014.

Por su parte, el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el surcoreano Ban Ki-moon, en esforzado castellano ofreció sus condolencias al pueblo y a la familia del líder. “En este momento me uno al duelo nacional y ofrezco al pueblo de Cuba el apoyo firme para seguir trabajando juntos”.

La Cuba de Fidel
La revolución en Cuba descabezó al crimen organizado en toda la isla; la mafia estadounidense controlaba La Habana, cuyos capos vacacionaban y maniobraban con absoluta libertad en puertos, casinos, hoteles, comercios, el Capitolio y el palacio nacional. A cinco décadas de ese cambio, en la isla caribeña, la mayoría de las personas han visto tiroteos … en la televisión.

No se puede desconocer una realidad incuestionable: comparada con otras capitales latinoamericanas, La Habana es una ciudad segura. Lo saben sus habitantes y también cientos de miles de turistas que visitan la urbe todos los años.

Por ejemplo, el índice de homicidios por arma de fuego, está entre los más bajos del continente, describe el periodista Yuris Nórido, del diario Trabajadores y el sitio digital CubaSí.

En junio de 2015 Nórido explicaba su propia experiencia a BBC Mundo: “Yo mismo vivo en un barrio de la periferia, muchas veces llego tarde a casa y debo caminar un largo trecho por zonas de poco alumbrado. Nunca he tenido el menor de los percances”.

Y concluye señalando que, aunque no se divulgan las estadísticas de criminalidad, “está claro que un asesinato no es noticia de todos los días en Cuba, no forma parte de la rutina ”. La propia ONU considera que Cuba tiene “los índices de criminalidad más bajos de la región” y que la clave de ello es su Código Penal que impide la impunidad.

Por ello Cuba no es mercado interno ni ruta del narcotráfico. Así lo confirmó en octubre de 2015 el jefe del Comando sur de EE. UU., John Kelly, al asegurar que con las nuevas relaciones, la isla dejó de ser un problema de narcotráfico. Y sostuvo que actualmente “no hay drogas que pasan por Cuba, así que los narcotraficantes tienen que rodearla”.

Otro logro de Fidel fue el Internacionalismo Proletario.

En 1961 asistió a los independentistas argelinos; entre 1964-65 brindó ayuda médico-militar y asesoría militar a los combatientes anticolonialistas de Guinea Bissau, Mozambique, Congo y Angola. En 1968 Fidel dijo ante la televisión que “quienes luchan por el comunismo, no pueden olvidarse nunca del resto del mundo, ni de la situación de miseria, subdesarrollo, pobreza, ignorancia y explotación en ese resto del mundo”.

Hoy en Cuba casi todas las comunidades, poblados, municipios y ciudades tienen familias con al menos un internacionalista, recuerda el maestro en ciencias, José Luis Cañizares Cárdenas.

Lo que viene
Hace tiempo que el presidente cubano Raúl Castro anunció que se retirará del poder el 24 de febrero de 2018. Tras el fallecimiento de Fidel y la llegada a la presidencia estadounidense del ultraderechista Donald Trump, los analistas perfilan como sucesor de Raúl al primer vicepresidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel. Tal vez el presidente electo de EE. UU. considere al actual segundo hombre en la política de la isla como su interlocutor en los próximos cuatro años.

Sin embargo, el investigador del Instituto de América Latina de la Academia de Ciencias, Xu Shicheng, anticipa que la Revolución ya es irreversible y estima que ante las duras medidas del nuevo gobierno de EE. UU., La Habana adoptará algunas estrategias que serán exitosas pues “Cuba tiene años de experiencia frente a los gobiernos estadounidenses”.

La relación de cooperación entre Beijing y La Habana comenzó en 1960, cuando el gobierno revolucionario fue el primero de Occidente en establecer lazos con el gigante asiático, recuerda la doctora Han Han, analista del Centro de Estudios sobre Cuba. Pese a los altibajos, el vínculo entre ambos pueblos se consolida.

Desde España, el politólogo Felipe Ruiz coincide con sus colegas asiáticos. Opina que pese a la muerte de Fidel “la Revolución sigue viva”, pues siguen funcionando sus instituciones como el Consejo de Estado. Ruiz, que vivió en Cuba y escribió su tesis doctoral sobre la Revolución Cubana, confiesa que es una incógnita cómo actuará Trump tras ocupar la Casa Blanca en enero, aunque considera que el bloqueo de EE. UU. contra la isla “no aumentará, pero se mantendrá”.

El geopolitólogo mexicano Alfredo Jalife advierte que pese a su “política aldeana de confrontación”, Trump no enfilará contra la isla pues esa confrontación abierta no cabe en estos tiempos, aunque el magnate podría crear grandes presiones.

El especialista alerta sobre la tendencia a suspender el número de vuelos a Cuba, lo que dañaría la recompuesta relación bilateral. No obstante, también coincide en que la isla, salvo en lo económico, tiene un amplio margen de maniobra mientras que a Trump lo presiona la mafia de Florida.

En cambio la abogada Eva Golinger sí divisa una acometida del magnate contra una Cuba, ya sin la presencia ni la asesoría de Fidel. La también periodista prevé que Trump “intentará retroceder los avances logrados” por la revolución, pero confía en que pese al bloqueo los cubanos no se dejarán seducir pues tienen un alto nivel de conciencia que les permite valorar los beneficios de que disfrutan y no están dispuestos a perderlos.

Así, el futuro de la revolución humanista pasa por la defensa de sus valores no sólo de millones de cubanos, sino también de millones de anti-imperialistas.