La política salarial mexicana

EDITORIAL.- En México, el poder adquisitivo de los trabajadores descendió en 80 por ciento en las últimas cuatro décadas, esto quiere decir que las ganancias patronales también crecieron en la misma proporción.


La política salarial mexicana

La Crónica de Chihuahua
Mayo de 2018, 15:23 pm

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Buzos de la Noticia

Nadie en sus cabales se atrevería a negar que en México existe una terrible desigualdad económica y social, que la pobreza aumenta incontenible y que la inmensa mayoría de la población carece de los bienes de consumo indispensables y del ingreso necesario para adquirirlos. Solo un defensor del sistema podría negar que los salarios han venido descendiendo sin interrupción desde hace décadas, a medida que el capitalismo se desarrolla en México y llega a su etapa neoliberal.

Se han llevado a cabo estudios serios sobre el tema; las cifras publicadas por los organismos oficiales reconocen que la mitad o más de la población mexicana vive en situación de pobreza y una buena parte de ella en pobreza extrema; y hasta los organismos internacionales creados por el imperialismo reconocen esta desigualdad y registran en sus informes y estadísticas esta creciente pobreza de los trabajadores mexicanos; en estos estudios destaca el hecho de que entre los países más pobres, el nuestro es el campeón, porque los trabajadores mexicanos son los más explotados del mundo, los que ganan menos, trabajan más horas al día y adquieren cada vez un menor número de productos de primera necesidad para la subsistencia de su familia.

En varias ocasiones, buzos se ha referido al crecimiento de la pobreza en nuestro país, al aumento del numero de pobres, al agravamiento de sus problemas, a la insatisfacción de sus necesidades, y ha abordado también las causas del fenómeno y su curiosa relación con un proceso simultáneo de crecimiento, el de la riqueza social, cada vez mayor. Ésta es una ley económica del capitalismo, sancionada por las leyes; es, pues, la injusticia legalizada, elevada a principio inviolable.

Es obligado recordar que mientras más riqueza se produce en el país, mayor es la pobreza; y la explicación es muy sencilla: la riqueza producida se acumula en unas cuantas manos y solo una pequeña parte se distribuye entre más de 120 millones de habitantes. Nuestro reporte especial se refiere esta semana a la caída de los salarios durante varias décadas como consecuencia de una política salarial que defiende los intereses de la clase patronal en vez de proteger a los creadores de la riqueza social.

En un sistema de propiedad capitalista, de trabajo asalariado, libre empresa y lícito enriquecimiento, el empresario solo puede saciar su afán de lucro apropiándose del nuevo valor creado, de un excedente sobre lo que invirtió; la explotación consiste en que el capitalista se apropia de este nuevo valor, que es su ganancia, mientras al trabajador no le toca ni un céntimo de esta riqueza, a él solamente le corresponde el precio de su fuerza de trabajo (salario), que tiende a estar por debajo de su valor.

Si a toda la riqueza producida se le restara lo invertido por el capitalista, se conocería exactamente la explotación de los trabajadores; una medida menos exacta, pero indicador muy útil de la explotación, es la caída del salario, su constante disminución.

Cada peso que pierde el poder adquisitivo del trabajador, es un peso que va a parar a las arcas del patrón. En México, el poder adquisitivo de los trabajadores descendió en 80 por ciento en las últimas cuatro décadas, esto quiere decir que las ganancias patronales también crecieron en la misma proporción.

Desde hace varios sexenios, el salario en México viene en picada; muy poco han servido las medidas de los organismos oficiales, los ajustes que periódicamente llevan a cabo son insignificantes.

El salario mínimo general aumenta cada año en unos cuantos centavos frente a una elevación diaria de los precios en varios pesos. Los trabajadores mexicanos sienten en carne propia los efectos de esta tendencia y el sufrimiento de sus familias se los hace ver todos los días.