La debacle del Bronco y las lecciones para los nuevos gobernadores

**Entender que la gente sigue molesta, así haya cambiado el nombre del partido del gobernador, así sea un “Bronco”.


La debacle del Bronco y las lecciones para los nuevos gobernadores

La Crónica de Chihuahua
Julio de 2016, 19:30 pm

Por: Alejandro Salmón Aguilera/ ahoramismo.mx

La encuesta publicada por el diario El Financiero en su edición para Monterrey acerca del desempeño del gobernador Jaime Rodríguez Calderón, conocido como “El Bronco”, no tiene desperdicio y bien vale que los recién electos la lean con detenimiento, marcador amarillo en mano y libreta de apuntes a un lado, como para tomar nota de cuán rápido puede pasar un fenómeno de marketing electoral.

Ahí está el gobernador que representa, hasta ahora, la figura del político independiente que no necesita de partidos políticos para llegar a cargos públicos de gran calado y que aprovecha condiciones de descontento para ganarse rápido la simpatía de sus votantes.

A menos de un año de iniciado su mandato, pasada ya la euforia que genera el caballero andante que logra matar al dragón, la realidad se impone y todos los indicadores acerca de su desempeño son negativos, o al menos así lo percibieron los encuestados por el Financiero.

Al momento de la aplicación de la encuesta, el 52 por ciento de los neoloneses desaprobaban la forma de gobernar de El Bronco y a un 51 por ciento no le agrada su forma de expresarse. Dos indicadores por demás ilustrativos de cuán rápido puede pasar la euforia de una campaña electoral, porque si algo sedujo a la mayoría de los electores de ese estado fueron las promesas de gobierno y la forma de hablar del entonces candidato independiente.

Ese vuelo ya se acabó, la campaña terminó, ahora es gobernador y alguien debe decírselo.

Otro indicador revela el desencanto por la figura del candidato independiente, pues un 61 por ciento no encontró beneficio alguno en tener a un gobernador sin partido. Para ser exactos: un 27 por ciento considera que la gubernatura independiente fue “para mal” y un 34 por ciento consideró que todo sigue igual.

Un dato más pone en la mesa qué tan inútil puede ser el impulso de un triunfo regional para mantener una carrera electoral ascendente. Cuando ganó la elección de gobernador en Nuevo León, casi todas las casas encuestadoras lo incluyeron entre las figuras que podrían competir por la Presidencia de la República en el año 2018. Hoy en día, sólo el 25 por ciento estaría totalmente de acuerdo en que deje su cargo para ir en pos de la silla presidencial.

Peor aún: un 92 por ciento respondió que no daría dinero para una campaña presidencial del “Bronco”. Su soporte financiero de cara a una elección extremadamente cara como es la presidencial estaría flojo. Además, sólo el 32 por ciento de los neoloneses encuestados votarían por él. Ni en su tierra ganaría, pues.

Que sirva esto de lección: los comicios terminaron y el enojo social hacia el gobierno puede cambiar de manos tan pronto como se haga el traslado de poderes. Quienes ganaron el pasado 5 de junio deberían leer con cuidado esa encuesta para entender que la gente sigue molesta, así haya cambiado el nombre del partido del gobernador, así sea un “Bronco”.