La carrera inició: Garfio y Serrano juegan “guerritas de comida”

**Los alcaldes de Chihuahua y de Juárez, Javier Garfio Pacheco y Enrique Serrano Escobar, compitieron por la atención de los medios a punta de invitaciones a comer.


La carrera inició: Garfio y Serrano juegan “guerritas de comida”

La Crónica de Chihuahua
Junio de 2015, 17:27 pm

Por: Alejandro Salmón Aguilera

“No jueguen con la comida”, solían decir las madres de familia en otras épocas, cuando veían a los hijos lanzarse pedazos de pan o usar la cuchara como catapulta para golpear al hermano con un pedazo de plátano.

Esa frase bien se las pudieron decir a los presidentes municipales de Chihuahua y de Juárez, Javier Garfio Pacheco y Enrique Serrano Escobar, respectivamente, quienes ayer compitieron por la atención de los medios a punta de invitaciones a comer.

Resulta que desde el miércoles pasado, personal allegado a Serrano Escobar estuvo buscando a periodistas de Chihuahua de diversos medios de comunicación a asistir a una comida con el alcalde juarense, la cual se celebraría en un salón de fiestas ubicado en la avenida Juárez y que iniciaría a las 3:00 de la tarde.

Todo iba bien, hasta que, de la manga, el también alcalde, pero de Chihuahua, Javier Garfio Pacheco, se sacó una comida, también con reporteros, para las 2:00 de la tarde del mismo día. Es decir, que casi puso “su comida” encima del plato de la de Serrano.

El equipo del juarense se movió rápido y convirtió la comida en cena: cambió la hora para las 8:00 de la noche, en el mismo lugar y con la misma gente. Hicieron una serie de llamadas y envíos de “WahtsApp” supersónicamente para comunicar el cambio de planes. La operación fue un éxito: más de 60 periodistas se dieron el tiempo de ir a comer carnitas, chicharrón y quesadillas con un alcalde quien, sin que mediara pregunta, aprovechó su discurso para decir que no se trataba de un auto-destape. Ahá.

Lo bueno es que la reunión convocada por Serrano no tenía otro motivo más que reunirse “con los amigos” que “tan bien lo trataron cuando fue diputado”, dijo. Qué bueno que sólo fue eso, porque si otro fuera el motivo, quién sabe cómo hubiera reaccionado su bocabajeado compañero de partido y colega de Chihuahua.

Serrano nunca dijo a qué venía ni a qué obedecía su comida, salvo los motivos antes mencionados. Lo cierto es que vino a Chihuahua unos días después de que “lo hicieran decir” que sí le gustaría ser gobernador, y a dos semanas de que su partido ganara cuatro de cuatro distritos en Juárez. Lástima, su colega de la capital no puede decir lo mismo: de dos distritos, perdió uno y en el otro recogió una magra diferencia respecto al PAN.

Algunos asistentes al convivio con Serrano y que tuvieron tiempo de asistir a la comida con Garfio aseguraron a esta columna que el “comidómetro” lo ganó el juarense, pues a la organizada por el alcalde ballezano de Chihuahua asistieron más regidores que reporteros.

Otros más tomaron la cena con Serrano como un deliberado acto de precampaña que implicaba “tomar la plaza” en las narices de Garfio, quien todavía piensa que puede ser candidato a gobernador.

Como haya sido, los presidentes municipales de las dos ciudades más pobladas del estado ya exhibieron armas y mostraron cuán interesados están en estorbarse el uno al otro en la carrera por la candidatura a gobernador, sea para un período de dos o de cinco años.

Falta ver quién les dará el manotazo de autoridad y los llame al orden, porque no tardan en sumarse a las guerritas de comida otros actores del PRI cuyas aspiraciones son “más sabidas que sobadas”, como diría Artemio Iglesias.