IPN: todo bajo control...

REPORTAJE especial/ Periodismo de fondo en La Crónica de Chihuahua.


IPN: todo bajo control...

La Crónica de Chihuahua
Octubre de 2014, 14:07 pm

Para muchos, la actuación de Miguel Ángel Osorio Chong en el conflicto del IPN no fue más que una farsa, una obra muy bien montada para ganar popularidad ...pues ya estaba instalado el templete donde aparecería ante las cámaras de televisión.

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Para el Gobierno federal, los estudiantes del Instituto Politécnico Nacional (IPN) son “ejemplares”: de pronto emergieron a la protesta pública por asuntos estrictamente escolares, encabezaron tres megamarchas ordenadas y pulcras con un pliego petitorio de 10 puntos que plantearon ante la Secretaría de Gobernación (Segob), donde el titular de la dependencia, Miguel Ángel Osorio Chong, los atendió personalmente en dos sesiones de mercadeo mediático y les dio una respuesta positiva casi inmediata.

En contraste con este tratamiento político inédito (cuyos efectos contribuirán a mantener el esquema de control del Gobierno federal sobre el más importante centro escolar de estudios técnicos y tecnológicos del país), las demandas de autonomía de gestión financiera, de planes de estudio actualizados y de un autogobierno elegido por la propia comunidad politécnica quedarán indefinidamente aplazadas.

Destacados integrantes de la comunidad politécnica reconocieron ante buzos que el reclamo de autonomía puede no ser una solución atractiva para la mayoría de sus estudiantes, docentes y directivos, que aspiran a incorporarse a la burocracia institucional, pero advirtieron que el mantenimiento del estatus vigente sólo redundará en la existencia de un esquema de funcionamiento corrupto, vertical y autoritario que seguirá impidiendo el desarrollo pleno del IPN en los ámbitos académico, científico y tecnológico.

“En cuanto a la autonomía hay opiniones encontradas, por desconocimiento; si eligiéramos al director general, que se llamaría por ejemplo, rector politécnico, lo elegiríamos en la comunidad politécnica y obtendría un liderazgo, y lo apoyaríamos todos para que alcance los objetivos del Politécnico. De esta forma no nos impondrán a alguien según el criterio del Presidente de la República en turno o del secretario de Educación”, dijo Marco Antonio Méndez Cuevas, presidente del Consejo Nacional de Egresados (Connae) del IPN.

Por su parte, Silvio Lira Mojica, docente con 35 años de enseñanza continua en la Escuela Superior de Ingeniería y Arquitectura (ESIA), expuso: “Mucha gente cree que la autonomía resuelve todo y yo digo: ¡no! El problema del IPN es de proyecto, sobre a qué nos queremos comprometer como comunidad; porque no se trata solamente de decir, yo quiero elegir democráticamente a las autoridades y creer que con la pura elección se resuelve el problema. ¡No! Aquí se trata de saber cuál es la corresponsabilidad que vamos a tener todos.

Problema de estructura, no de "democracia"

“El problema –explicó el maestro– es que nunca se ha respetado la Ley Orgánica y no depende de que el Presidente de la República le diga al instituto ¡haz esto o aquéllo! No hay tal cosa. Hay un consejo consultivo del instituto y existen consejos consultivos en las escuelas. El problema que tenemos es de verticalidad; es una cultura de autoritarismo total y esto no es porque al director general lo nombra el Presidente; yo creo que la sensibilidad no depende de quién lo nombre.

La mayor parte del Consejo General Consultivo (CGC), más del 60 por ciento, son autoridades y menos del 40 por ciento son electos, y éstos están alineados con la autoridad correspondiente. Entonces, si las votaciones son del 50 por ciento más uno, ya la lograron. Tenemos un problema de orden cultural y yo creo que debemos definir hacia dónde queremos ir como institución porque, por ejemplo, el problema con la Constitución es que no se cumple”.

El CGC a que aludió el profesor Lira Mojica fue la autoridad politécnica que aprobó la controvertida reforma al reglamento interno, misma que provocó el movimiento de inconformidad de los estudiantes y su derogación negociada con Gobernación.

Corrupción

Marco Antonio Méndez, del Connae, señaló que la corrupción que impera en el IPN se debe a que las autoridades de la institución desempeñan un cargo público y no un mandato para el que fueron electos por la comunidad. Por ello, explicó a modo de ejemplo, las unidades deportivas, a las que alumnos y trabajadores no tienen acceso pese a que son para ellos, pueden ser “rentadas” por sus administradores a personas o grupos ajenos a la comunidad politécnica”.

Méndez denunció también irregularidades en el manejo de recursos destinados a las incubadoras de emprendedores y a las cuentas de los recursos públicos que se generan con los trabajos que el IPN realiza en su exterior académico.

“Lo que nosotros estamos pidiendo es la intervención de la Auditoría Superior de la Federación, que depende de la Cámara de Diputados, para revisar sobre todo el periodo de 2009 a la fecha, porque hay una gran historia de irregularidades y violaciones a la Ley Orgánica del IPN, y en una auditoría pueden salir varios responsables, incluida la doctora Yoloxóchitl Bustamante, así como sus colaboradores, quienes deberán responder por esas violaciones a la ley”.

Con respeto a este tema, el profesor Lira Mojica se preguntó: “¿Qué hacemos con la corrupción? Hay un órgano de control que supuestamente rinde cuentas a la Secretaría de Educación Pública (SEP) y que es pura impunidad. Pero eso no es problema de autonomía; estamos generando recursos propios, pero se están convirtiendo en negocio dentro de la institución; y no es una cuestión de autonomía. ¿Cómo evitamos la corrupción? Tenemos que establecer cosas serias: el que robe tiene que ir a la cárcel, además de devolver lo que se llevó; el problema es más grande; autonomía por la autonomía, yo no estoy de acuerdo”.

Sin avances

El tema de la autonomía del IPN ha sido abordado en años pasados, pero sólo provocó rechazo. Un proyecto en este sentido fue entregado al presidente electo Vicente Fox en el año 2000 y el 25 de febrero de 2002 se realizó una consulta entre los politécnicos para conocer su puntos de vista sobre una eventual reforma a la Ley Orgánica del Instituto. El resultado fue negativo y los dos puntos de vista con mayor coincidencia expresados por la comunidad politécnica fueron: 1.- La autonomía es sinónimo de huelgas y libertinaje y 2.- Con la autonomía, el Estado se desentenderá de la institución y el IPN será privatizado.

Entonces se planteó un cambio en su actual condición jurídica de organismo desconcentrado de la administración pública a descentralizado con respecto a la SEP, a fin de que se mantuviera el financiamiento estatal, que no se incrementaran las cuotas calculadas en cuatro salarios mínimos y que se le diera mayor libertad de gestión, pero sin desprenderse de la tutela de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).

Un organismo desconcentrado depende presupuestalmente de una institución de mayor jerarquía superior, en este caso de la SEP; y un descentralizado cuenta con personalidad jurídica y patrimonio propio; es decir, tiene autonomía pero acotada, específicamente en términos financieros, porque queda integrada a la estructura orgánica de la misma dependencia y por tanto debe seguir a pie juntillas las políticas públicas fijadas por la misma.

En contraste con el IPN, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) obtuvo su autonomía en 1929; aunque al principio esta autonomía no fue plena, paulatinamente fue creciendo hasta convertirse totalmente en materia financiera, académica (definición de planes de estudio) y autogobierno. Ese mismo estatus tuvo la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) desde que surgió el 1º de enero de 1974. Ambas instituciones continúan recibiendo recursos públicos del Estado con obediencia al mandato constitucional que ordena la impartición de educación pública gratuita.

Los politécnicos no perciben ningún intento privatizador mientras estén bajo la tutela del Poder Ejecutivo, pero están de acuerdo en que haya más inversiones empresariales en los proyectos de investigación y formación en el IPN, que fue creado por el expresidente Lázaro Cárdenas para formar especialistas al “servicio de la patria” –se dijo entonces– y para brindar una opción educativa a estudiantes pobres e hijos de trabajadores –el 70 por ciento de los estudiantes politécnicos actuales están en ese rango– a fin de que se hicieran cargo de las industrias petrolera y eléctrica nacional, arrancadas mediante expropiaciones a compañías trasnacionales.

El IPN tampoco advierte la apetencia de los corporativos trasnacionales, pues éstos apuntan sus objetivos de mercado en áreas específicas y los politécnicos buscan en su mundo académico una oportunidad de crecimiento personal que les permita acceder a su capacitación profesional, mejores salarios y evitar ser tratados como obreros.

El problema del nuevo reglamento

Asimismo, no ven como un riesgo en su contra que se introduzca un modelo educativo centrado en las competencias y formador de mano de obra barata para los corporativos, entre ellos los trasnacionales del petróleo, electricidad, minería, agua, telecomunicaciones que, de acuerdo con la experiencia en el mundo, contrata por medio de empresas terciarias (outsourcings) sin prestaciones; a fin de cuentas, debido a sus mismas especialidades, la mayoría se sienten destinados a laborar en ellas.

La inquietud expresada en las recientes manifestaciones surgió porque las autoridades no les preguntaron sobre los términos del nuevo reglamento (ya anulado).

El IPN nació de un acuerdo del general Lázaro Cárdenas del Río emitido el 8 de diciembre de 1938 –año de la expropiación petrolera– publicado en el Diario Oficial de la Federación (DOF), sin que estuviera de por medio siquiera la promesa de autonomía en el futuro. En 1944 la SEP expidió un reglamento interno provisional; su Ley Orgánica surgió en 1956; el 29 de diciembre de 1981 se promulgó la nueva Ley Orgánica del IPN, vigente hasta la fecha, aunque se han procurado cambios a su reglamento, con reformas, incluso, más allá del contenido de la Ley Orgánica.

Trabajadores contra la autonomía

Los trabajadores y los académicos del IPN tampoco están muy de acuerdo con impulsar una autonomía, pues desaparecería su vínculo con el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), a cuyas secciones 10 y 60 pertenecen. Son alrededor de 14 mil trabajadores administrativos y 17 mil 500 docentes. La autonomía abriría la posibilidad de la creación de un sindicato como el STUNAM, en el caso de la universidad nacional o del SITUAM en el caso de la UAM, los cuales no están afiliados al burocrático SNTE.

La mayoría de los docentes, trabajadores y administrativos están afiliados al SNTE y los trabajadores que desempeñan labores de “apoyo a la educación” del IPN, como organismo desconcentrado de la SEP, están agremiados a la sección XI del SNTE; los docentes dejaron esta sección para formar la nueva sección 60 del SNTE, que fuera aprobada durante el VI Congreso Nacional del Sindicato , en octubre de 2012, cuando Elba Esther Gordillo todavía no había sido encarcelada. El 5 de marzo de 2014 tuvo lugar la primera reunión de revisión salarial 2014-2015 entre el IPN y la sección 60, encabezada por el profesor Bernardo Quezada Salas, desde la puesta en marcha de la sección, el 18 de diciembre de 2013.

En la reunión del 30 de septiembre del 2014, el dirigente anunció la entrega de “hojas de préstamo a corto plazo” otorgadas por el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) y que la recién creada sección sindical tendría un edificio aportado por el SNTE, dotado de instalaciones para atender los asuntos académicos de los maestros politécnicos, oficinas, un auditorio y sala de juntas. Las secciones otorgan diversos formatos de créditos y otras prestaciones.

Se necesita un proyecto de largo plazo

Sobre el tema de la autonomía, el profesor Silvio Lira insiste en que esta condición jurídica no resolvería la falta de democracia que existe dentro de esta entidad educativa: “Primero tiene que haber un proyecto de largo plazo, y si ello implica que para poder llevarlo a cabo se necesita la autonomía, pues adelante, pero no sólo porque a alguien se le ocurrió. No es momento ahora para una autonomía.

Lo anterior, en respuesta a lo que algunos diputados del Partido de la Revolución Democrática (PRD) propusieron: darle autonomía al IPN, lo que más bien parece un tema de campaña con miras a las próximas elecciones del 2015.
Madruguete

Las controversias en el IPN detonaron luego de que en la madrugada del miércoles 24 de septiembre, el CGC de la institución aprobara el nuevo reglamento de 240 artículos, para “armonizar” la normatividad interna a la reforma educativa aprobada por el Congreso federal y al Plan Nacional de Desarrollo (PND).

En el boletín C-243 del 24 de septiembre de 2014 “Aprobó IPN la reforma a su reglamento interno”, se da cuenta de lo dicho por la directora general “subrayó que un elemento de singular importancia es el compromiso institucional de armonizar la normatividad interna con la federal, en lo que respecta al Plan Nacional de Desarrollo y a la reforma educativa, principalmente en los aspectos relacionados con el ingreso, promoción, permanencia y reconocimiento del personal docente del Instituto Politécnico Nacional”.

Las modificaciones se asocian a la puesta en marcha de un modelo educativo de formación de competencias laborales, encaminadas a satisfacer las necesidades del mercado laboral (léase de las trasnacionales) y de manera asociada a la reforma educativa. “Lo que promulgaron al vapor sobre el reglamento, va por un esquema de competencias importado de otros países”, indicó Marco Antonio Méndez, del Connae.

Control oficial sobre todo

Hubo poca claridad en la información que se dio a la comunidad politécnica sobre los motivos sustanciales para modificar el reglamento interno. En las escuelas de la institución se limitó la discusión sobre el tema y es que los Consejos Escolares no son representaciones de participación en las decisiones, sino de mera consulta; las autoridades de la institución controlan la elección de sus integrantes para filtrar a estudiantes con posición crítica. Nada de politizaciones.

Las modificaciones del 24 de septiembre pasado al reglamento establecen condiciones para la permanencia de alumnos en la institución y, en este marco, abren la posibilidad de otorgar certificados como técnico al agotarse sus posibilidades de cursar en los tiempos determinados por la institución, por ejemplo, una ingeniería. Asimismo, se define un marco de evaluaciones a docentes similar al que se aplica a los profesores de educación básica, de tal forma que aquellos que no cumplan con estándares de calidad pueden ser reemplazados.

La actitud sumisa del magisterio

El profesor Silvio Lira afirma que en el IPN el cuerpo colegiado sólo existe en el membrete y que dejó de funcionar hace muchos años.

“El gran problema en el Instituto Politécnico, que es muy grave, es que existe una cultura autoritaria desde hace muchas décadas. Yo llevo 35 años como docente y 40 de pertenecer al instituto y la verticalidad con que ha operado es el reflejo de una falta de sensibilidad. El profesorado ha adoptado una actitud sumisa que ve más por sus intereses, de becas y de horas de nombramientos, que por tratar de participar en la búsqueda de un cambio dentro del IPN. La vida académica está muerta desde 1990, porque desde que inventaron las becas esto nos demeritó mucho y lógicamente el ejercicio profesional ya no se refleja dentro del instituto. La riqueza del IPN a nivel magisterial ha estado muy en contacto con la iniciativa privada, con el sector público y el sector social.

“Actualmente, el cuerpo colegiado está de membrete nada más, pero murió hace mucho tiempo. La realidad es que los presidentes de academia pasaron a formar parte de la estructura administrativa y como tal sólo acatan órdenes.

“El IPN requiere una reforma de fondo, un proyecto de corto y largo plazo, que nos permita la participación de los tres sectores y, sobre todo, de sus egresados, porque son la imagen de la institución”.

Las marchas de alumnos y egresados del IPN, a la que se sumó la comunidad universitaria de la UNAM, son consideradas por sus protagonistas como un hecho sin precedentes, pues se trata de un buen comienzo para lograr el cambio en la oferta educativa de la institución.

Karen Campos, ingeniera química industrial egresada del IPN, considera que es un movimiento histórico.

“No habíamos tenido un movimiento así desde 1987, cuando se llevó a cabo la movilización para la expulsión de los porros. Aquí participaron las vocacionales y las escuelas superiores, lo cual refleja que realmente existen problemas dentro de la institución.

“Sabemos que para la sociedad puede ser molesto todo esto de las marchas, pero hay que tener bien claro que Chong (secretario de Gobernación) no iba a ir a la escuela a resolver el problema, teníamos que recurrir al derecho que tenemos todos de manifestarnos, porque era la única forma de que nos hicieran caso. Ésta es una lucha para defender los derechos del IPN”.

En contra de lo manifestado por alumnos y profesores, la doctora Esperanza Lozoya, docente del Centro de Investigaciones Económicas, Administrativas y Sociales del IPN, quien formó parte del Consejo General Consultivo para la revisión del reglamento interno del IPN, dijo lo siguiente: “Los reglamentos se tienen que ir actualizando conforme a las necesidades del país y eso fue lo que hicimos. No se hizo sin consultarlo, se tuvieron una serie de reuniones. Empezamos la revisión desde octubre de 2013; la difusión y consulta del anteproyecto se hizo durante varias semanas; hubo comisiones de estudios legislativos para que también se analizara. La última reunión del Consejo que tuvimos, donde fue aprobado en lo general este reglamento, estuvieron presentes no sólo la comunidad de profesores, sino también de alumnos. Es decir, no nos regimos de manera autoritaria como se ha venido manejando, sino de manera coparticipativa, donde todos pudimos opinar.

“La directora general (quien renunció a su cargo ante la presión de los alumnos) estuvo al frente para hacer toda la revisión del proyecto, de cómo iba quedando el reglamento. Estuvimos analizando título por título y los 240 artículos. Sí los aprobamos a la 1:30 de la mañana, pero todo esto es con el objetivo de cumplir con la misión que nos hemos creado todos los profesores y directivos del politécnico, que es tener una institución de vanguardia, incluyente, transparente y eficiente, que contribuya al desarrollo global”.

La velada aspiración de Chong

Para muchos, la actuación de Miguel Ángel Osorio Chong en el conflicto del IPN no fue más que una farsa, una obra muy bien montada para ganarse la simpatía de la gente con miras a su posible candidatura a la Presidencia de la República.

A propios y extraños sorprendió su decisión de salir a conversar personalmente con los representantes de la comunidad educativa. Una actitud que pareció estar muy bien planeada, pues ya estaba instalado el templete donde aparecería ante las cámaras de televisión y en el que desde temprana hora se hicieron pruebas de sonido.

Existe la versión de que la decisión de despedir a Yoloxóchitl Bustamente de la dirección del IPN estaba planeada desde un día antes.

¿Por qué se piensa que fue un acto de campaña anticipado? Porque horas antes acudieron a esas mismas oficinas de Segob familiares de normalistas desaparecidos en Iguala, Guerrero, a quienes Osorio Chong no quiso atender y sólo envío a un representante.

Unas cuantas personas no le representan ninguna ganancia en popularidad, no hay cámaras ni reflectores que puedan documentar su “buena labor” como funcionario público.