Graco Ramírez y sus mozos mediáticos

**Algunos mercenarios de la pluma, que intentan sin éxito ocultar el tremendo fracaso de Graco como gobernante, aplauden sus desmesuras y mentiras, tratan a las protestas multitudinarias como asonadas de algunos grupos minúsculos.


Graco Ramírez y sus mozos mediáticos

La Crónica de Chihuahua
Agosto de 2016, 09:30 am

Por Homero Aguirre Enríquez

Graco Ramírez, gobernador de Morelos, perredista autocalificado como “demócrata de izquierda”, es una prueba viviente de lo urgente que es sustituir a la clase política tradicional, acostumbrada hasta la médula a la simulación y al abuso de poder, a la vez que empecinada en cubrir su incompetencia con desfachatez y convenios mediáticos a modo.

Los hechos y los datos estadísticos dicen que Morelos está lleno de pobreza, inseguridad, miedo e indignación populares que contrastan con la sordera y prepotencia de sus gobernantes. Pero Graco Ramírez dice que todo esto es un invento, e intenta convencer a la opinión pública de que, bajo su gobierno, Morelos es casi un estado modelo de desarrollo y seguridad, afán fallido en el que es apoyado por algunos mercenarios de la pluma, que intentan sin éxito ocultar el tremendo fracaso de Graco como gobernante, aplauden sus desmesuras y mentiras, tratan a las protestas multitudinarias como asonadas de algunos grupos minúsculos, denuestan, calumnian, infaman y difaman a quien reclama, trátese de universitarios, transportistas, campesinos, o cualquier otra persona u organización.

Si creen que exagero respecto al carácter servil de algunos de los defensores mediáticos de Graco, los invito a leer este texto, escrito en el año 2012, por uno de ellos, un tal Guillermo Cinta: “Graco Ramírez posee el perfil del político déspota y autocrático que al momento de solicitar el voto en campaña se cubrirá, de nuevo, con el manto de la mansedumbre y la inclusión. Al tiempo y veremos su verdadera esencia.”… “Tampoco ignoramos que el actual senador (Graco Ramírez) ha sido un traidor de la izquierda mexicana y que se trata de un mercenario vendido al mejor postor. No desconocíamos el hecho de que el multicitado legislador federal proporcionó sus servicios a varios presidentes de la República y a ciertos personeros de ellos mismos, como sucedió con Luis Echeverría Álvarez (1970-1976)… Y hoy que el senador perredista se esfuerza por proyectar un cambio profundo en su camaleónica personalidad y convenenciera actitud, así como la imagen de gran estadista, vale la pena transcribir lo siguiente. Según el ex gobernador (Carrillo Olea), entre 1978 y 1982 Graco cobró en la Dirección de Transportes de Sidermex y en el Fideicomiso Acapulco; entre 1983 y 1988 lo hizo en el Departamento del Distrito Federal y en la Secretaría de Gobernación; entre 1988 y 1994 estaba en las nóminas del Partido del Trabajo, entonces sin recursos oficiales, subsidiado por la Secretaría de Gobernación; entre 1995 y 2000 cobró en la Lotería Nacional, la Secretaría de Desarrollo Social, la Secretaría de Gobernación y la Secretaría de Gobierno del DF; y desde 1998 hasta 2000 lo hizo en Caminos y Puentes Federales (Capufe). A principios de 2001 –agrega Carrillo- regresó a la nómina de Morelos invitado por el gobernador Estrada Cajigal… Y finaliza el ex gobernador: “Hoy es senador de la República sin que haya obtenido un voto, y siguiendo su práctica recibe dinero otra vez del gobierno de Morelos, además de los de Puebla (hasta el 2010), México y DF”. Hasta aquí el libro de Carrillo Olea. Efectivamente: medio mundo sabe que la Sedesol financia hoy al legislador federal”.

Ahora, les ruego compararlo con este texto, escrito hace algunas semanas por el mismo individuo, pero ahora en el tono zalamero y complaciente que usa para referirse al gobernador de Morelos: “En los casi tres años y medio que han transcurrido del régimen actual, el Ejecutivo ha marcado definiciones sobre los rezagos y vicios estructurales existentes.” Y siguen las flores para Graco: “… los grupos de presión siempre colocan trampas para que el gobierno negocie la ley o se muestre dispuesto a modificar las normas vigentes. Esto es algo que ocurría y sigue ocurriendo con facilidad, tanto por costumbre, como por el hecho de que las normas y leyes están diseñadas para que no exista alternativa. El gobernador Graco Ramírez Garrido Abreu tuvo la oportunidad de modificar el esquema y optó por apegarse a la ley cerrando los márgenes de acción arbitraria del gobierno”. Ante estas mieles, preguntamos al señor periodista: ¿Qué pasó? ¿Ya no es verdad que Graco Ramírez “se esfuerza por proyectar un cambio profundo en su camaleónica personalidad y convenenciera actitud, así como la imagen de gran estadista"? ¿De qué tamaño será el cheque que ha provocado esta transmutación del cobre en oro? No lo sabemos, pero es seguro que seguiremos oyendo el himno a Graco, entonado por Guillermo Cinta, y las canalladas disfrazadas de periodismo a las que está tan habituado este individuo.

Pero nada podrá ocultar los deshonrosos primeros lugares que acompañan la gestión de Graco Ramírez: Morelos es primer lugar en secuestros y extorsión, es el tercer estado más violento, como lo prueban las espeluznantes cifras de homicidios dolosos, es quinto lugar en robo de autos; y en la raíz de esos males, persiste y se amplía la terrible pobreza que ya alcanzó a la mitad de la población morelense, entre la cual hay 670 mil personas que no tienen vivienda propia, por lo que viven hacinados.

Los antorchistas morelenses están entre los miles de agraviados. Solicitan al gobernador cosas mínimas: apoyo para crear una escuela preparatoria, obras de agua potable, que los incluyan en los programas oficiales de vivienda y fertilizante para el campo; y se les contesta con engaños, amenazas y coprolalia mediática. Un ejemplo de esa vilezas fue lo que escribió el “imparcial” Guillermo Cinta, quien después de injuriarnos hasta el cansancio, con la cobardía de quien sabe que no corre absolutamente ningún riesgo, de mentir descaradamente sobre nuestra historia y acusarnos de ser igual al crimen organizado, revela quién le ordenó la chamba golpeadora al afirmar que los antorchistas “han querido arraigarse en Morelos, nomás que aquí se toparon con la firmeza de Graco Ramírez”. ¡Nótese que ya no le llama “déspota y autocrático, camaleónico y mercenario vendido al mejor postor”, como hace 4 años! Poderoso caballero es don Dinero. En seguida, el calumniador Cinta afirma que la prueba de todo lo que dice en contra nuestra se encuentra en las hemerotecas (sic), como si los medios fueran el criterio último de verdad y no una manera en que se hacen públicas mayoritariamente las posiciones e intereses de grupos de poder, como lo demuestra la lectura de los escritos de propio Cinta, que en cuatro años pasó de ser furioso atacante de Graco, cuando éste era candidato a gobernador, a mozo de estribo del hoy titular del Ejecutivo.

No obstante, la calamitosa situación que padece Morelos ha sido sumamente pedagógica para enseñarle a grandes contingentes de mexicanos lo que cien libros de teoría política no hubieran logrado: que es urgente crear una fuerza popular que cambie al país con el peso de su voto y su organización permanente y que todos los que pensamos así debemos continuar nuestro esfuerzo por coordinarnos, y trazarnos metas que trasciendan la coyuntura, para crear esa fuerza organizada formada por millones de mexicanos que accedan al poder y construyan una patria justa y digna.