El lavado de huesos de los mayas traspasa la noche de los tiempos

**El limpiado y lavado de los huesos de los difuntos es una tradición prehispánica que persiste entre nuestros mayas contemporáneos, y es una de las variantes de las costumbres funerarias que se conocen alrededor de los días de Muertos.


El lavado de huesos de los mayas traspasa la noche de los tiempos

La Crónica de Chihuahua
Junio de 2019, 14:04 pm

Por Fausto Vonbonek/
Para la Crónica de Chihuahua

Es el pueblo de Pamuch, Campeche; estado sureño de México, perteneciente al municipio de Hecelchakán. Y es día 2 de Noviembre. Son mayas que han sobrevivido a la erosión del tiempo. Mayas vivos que acuden a los camposantos de sus mayas muertos. Anualmente proveen a sus muertos de pan, de mazorcas, mezcal, de manteles bordados y de remembranzas.

En su procesión hacia los cementerios lempuñan las brochas de cabellos finos y los cempasúchil con que limpiaran la osamenta de aquellos que amaron y fueron familia. Fielmente la tierra custodia sus muertos, llegan al alba aromada por la tradición que la luz ilumina.

Un brillo ancestral se propaga en sus rostros cuando abren las tumbas y entonces extraen con sus manos morenas los huesos difuntos. Uno por uno es llevado al textil de sus pechos. Las brochas desplazan el polvo que el tiempo acumula en sus tibias, sus pelvis, sus tarsos, sus cráneos y sus metacarpos. Su entera osamenta es aseada a conciencia. Pulen los cráneos amorosamente y los peinan si acaso conservan cabellos. Luego visten a las calaveras con nuevos atuendos o envuelven sus huesos
en finos bordados mientras desde el cielo los rayos del sol van moviendo las sombras. Cae la tarde y las oscuridades que ya se aproximan reclaman sus muertos.

Los vivos emprenden camino a la vida y la muerte señala la senda a los muertos que ya se despiden hasta otro noviembre. Otro año más la costumbre ha cumplido su ciclo y los mayas abordan su nave de estrellas y en un centelleo traspasan la noche que lleva a sus casas.