Filadelfia 85, un acto de barbarie y masacre policial: el bombardeo de un barrio negro

''¿Dejar caer una bomba en una zona residencial? Nunca en mi vida he visto algo así. Es como Vietnam" (Steve Harmon, residente en la zona, citado en New York Times 14-5-1985)


Filadelfia 85, un acto de barbarie y masacre policial: el bombardeo de un barrio negro

La Crónica de Chihuahua
Marzo de 2018, 13:20 pm

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"Ese día los miembros de MOVE murieron. La ciudad también murió. Sus políticos murieron, sus medios de comunicación murieron, murieron sus tribunales, y sus iglesias y lugares de culto murieron, porque dejaron de funcionar y sirvieron al Poder y al Dinero. En un sentido muy real, la ciudad masacrada en sí por la fe en tales instituciones, murió. Se convirtió en vacío, hueco y muerto" (Mumia Abu-Jamal, cuando se encontraba en el corredor de la muerte en espera de su ejecución).

Los hechos...

Filadelfia, Pensilvania, 13 de Mayo, 1985.- La policía lanza un operativo para desalojar a miembros de una comunidad afroamericana de la organización MOVE del edificio que ocupaban. Desde un helicóptero se lanza una bomba que además de la explosión provoca un incendio que acaba destruyendo toda una manzana de casas. Expresamente, los responsables del operativo impidieron la intervención de los bomberos. En total, 65 viviendas resultan destruidas y 11 personas resultan muertas, entre ellos 5 niños pequeños de edades entre 7 y 13 años. La policía, la oficina del alcalde y el FBI estuvieron involucrados en un acto al que solo se le puede calificar de terrorismo policial.

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El 13 de mayo se cumplen 33 años de una barbarie, de un acto de terrorismo cometido por fuerzas policiales contra la organización afroamericana MOVE en Filadelfia. Sorprende la mala memoria (amnesia en muchos casos) que tenemos ante hechos pretéritos como el que mencionamos. Acaso una de las fortalezas de la dominación ideológica del capitalismo es formatear nuestro recuerdo para borrar todo aquello que resulta incómodo, o alterarlo, tergiversarlo, reescribirlo otras veces de forma que la realidad y lo recordado dejan de parecerse, como si se hubiese inventado el pasado de la nada para que nuestra conciencia aburguesada pueda digerirlo sin esfuerzo.

Recordar lo sucedido en Filadelfia aquel día de la primavera de 1985, nos sirve también de disculpa para reflexionar sobre las contradicciones "clase, raza y poder", que se mantienen más que nunca en la América actual, como decía Tim Grierson al escribir sobre Let The Fire Burn (Deja que arda el fuego), el documental realizado en 2013 por Jason Osder sobre los sucesos ocurridos (añádase a "clase" y "raza" el "género", y tendremos los tres vértices del triángulo de la discriminación y opresión del que hablaba Angela Davis).

El MOVE fue un grupo de liberación afroamericana fundado por John África (Vicente Leaphart) en 1972. Luchaba contra el racismo y la brutalidad policial sobre todo, pero una de sus características fue que sus miembros optaban por vivir en comunas urbanas pretendidamente alternativas, y esto acabará siendo una fuente de conflictos con las autoridades. El MOVE fue uno de tantos grupos surgidos en las décadas de 1960 y 1970, durante el auge del movimiento reivindicativo afroamericano y también de la llamada contracultura. Fueron grupos los de aquella época que se ajustaron a coordenadas ideológicas de lo más variopintas, con el común denominador de focalizar la atención sobre la discriminación racial. La mayoría de ellos no alcanzaron el nivel de interés ideológico, organizativo y político que sí tuvo, por ejemplo, Panteras Negras. En el caso del MOVE sus orígenes estuvieron en el movimiento cristiano, pero poco a poco parece radicalizarse a raíz de enfrentamientos con la policía.

En 1978, la policía intentó desalojar a miembros del MOVE de una de sus comunas en Filadelfia. Acabó produciéndose un tiroteo en el que murió un policía en circunstancias nunca suficientemente aclaradas del todo. Nueve integrantes del MOVE fueron llevados a juicio y condenados a 100 años de cárcel por asesinato en tercer grado. Lo cierto es que la muerte del policía abatido colocó al MOVE en el punto de mira de la represión policial. La condena de nueve de sus miembros en el juicio estuvo cargada de polémica, con un fallo judicial cuestionable: no solo porque no quedó claro cómo fue la muerte del policía, sino que suponiendo que hubiera sido un integrante del MOVE lo habría matado una persona, no nueve, pero los nueve fueron condenados por asesinato. La Justicia en EE.UU. jamás ha existido para los negros socialmente excluidos y expulsado a los márgenes del sistema (en realidad, la Justicia del orden burgués solo existe para que el tenga dinero y pueda comprarla). El caso es que aquello contribuyó a radicalizar al resto del grupo. A partir de ahí, las autoridades aprovechaban cualquier disculpa para emitir órdenes de búsqueda y captura contra sus integrantes. Al mismo tiempo, el alcalde de Filadelfia, W. Wilson Goode y el jefe de policía Gregore J. Sambor, consiguieron que el movimiento fuese clasificado como organización terrorista y que el FBI se interesase. Curiosamente, Wilson Goode era negro; fue el primer alcalde negro de Filadelfia y había ganado las elecciones apelando a la polarización racial.

En 1985, cuando se produjo el bárbaro suceso del ataque policial en Filadelfia contra una comuna del MOVE, en cierto sentido fue algo que se veía venir. Hacía ya hacía tiempo que las autoridades políticas y policiales y el FBI habían consensuado que era preciso acabar con el MOVE a cualquier precio. Y el precio que pagaron fue, desde luego, muy alto.

Una de las comunas del MOVE estaba ubicada en un edificio de Osage Avenue en Filadelfia. Aquel lunes, 13 de mayo de 1985, la policía había recibido instrucciones para desalojarlos y detener a los miembros de la comunidad. Tras producirse un intercambio de disparos, según fuentes policiales, el jefe de policía Gregore J. Sambor ordenó el bombardeo del edificio. Para ello se recurrió a un helicóptero de la Policía Estatal de Pensilvania, desde el cual fue arrojada una bomba suministrada por el FBI con C4, un potente explosivo militar. La explosión provocó un incendio y la policía impidió la intervención de los bomberos argumentando que podían ser objeto de disparos. El incendio se extendió a toda la manzana y acabó destruyendo 65 viviendas: 250 personas se quedaron sin hogar. 11 personas murieron, entre ellas 5 niños de 7 a 13 años. Una de las dos personas que consiguieron sobrevivir, Ramona África, declaró que la policía disparó a contra los que trataban de escapar del edificio en llamas:

Los adultos empezaron a gritarles que estamos saliendo, estábamos llevando a los niños. (...) Y sabemos que la policía nos escuchó. Pero en el instante, el instante en que estábamos visibles para ellos tratando de salir, inmediatamente abrieron fuego. (...) Nos obligaron de nuevo a volver a aquel infierno en llamas, varias veces. (Fuente)

Esta versión fue corroborada más tarde por la comisión de investigación.