Fiebre aliancista en la carrera preelectoral

REPORTAJE ESPECIAL


Fiebre aliancista en la carrera preelectoral

La Crónica de Chihuahua
Julio de 2017, 22:22 pm

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Martín Morales

En la antesala de la elección presidencial de 2018 la fiebre aliancista de los partidos Acción Nacional (PAN) y de la Revolución Democrática (PRD) tiene como objetivos principales captar el mayor número posible de ciudadanos inconformes con la inflación, la precariedad laboral, los bajos salarios, la inseguridad pública, la violencia delictiva y la profundización del modelo económico neoliberal que lleva a cabo el actual gobierno federal priista.

Las cúpulas del PAN y PRD, activas promotoras del neoliberalismo junto con el Partido Revolucionario Institucional (PRI), tratan de incrementar sus votaciones promoviendo un Frente Amplio Democrático (FAD) –que en realidad sería una nueva alianza electoral entre ambos– previendo que llegarán muy disminuidos a las elecciones del año próximo y que el mayor capitalizador del descontento social será Andrés Manuel López Obrador (AMLO), a quien consideran el enemigo a vencer y procuran mostrar como un “peligro para México” pese a que su propuesta de gobierno –el “Acuerdo Político por la Unidad, la Prosperidad y el Bienestar de la Población”– para nada plantea modificar el modelo económico vigente.

En rigor, lo que preocupa a la derecha panista y a la supuesta “izquierda” perredista es el hecho de que la candidatura adelantada de AMLO cuenta con el respaldo de empresarios regiomontanos, entre los que se hallan no solo su amigo, el industrial Alfonso Romo, sino también Ricardo Salinas Pliego, dueño de la televisora TV Azteca y la cadena comercial Electra, cuyo asesor político y presidente de la Fundación Azteca, Esteban Moctezuma Barragán –ex secretario de Gobernación de Ernesto Zedillo (1994-2000)– forma parte del equipo del tabasqueño.

A pocas semanas del inicio del proceso electoral federal 2018 (1º de septiembre), los dirigentes panistas y perredistas convocantes del FAD llegaron a la conclusión de que el presidencialismo mexicano está en crisis y que el país requiere urgentemente de un gobierno de coalición, fórmula de gobernabilidad propia de los regímenes parlamentarios que al estar completada en la Constitución pero que están dispuesto a promover tras la elección de 2018.

Experiencias recientes

Aparentemente los dos partidos de oposición más grandes del país cayeron en estado de alerta tras las elecciones para nuevo gobernador en el Estado de México (Edomex), cuando advirtieron que sus expectativas electorales sufrieron una drástica reducción al no concursar en alianza mutua, en contraste con los resultados que obtuvieron en en Oaxaca, Sinaloa y Oaxaca en 2010; en Veracruz, Durango y Quintana Roo en 2016; y en Nayarit este año, cuando quitaron al PRI el poder estatal.

La falta de alianzas impidió también a López Obrador ganar en el Edomex con su candidata Delfina Gómez, razón por la que éste se lanzó en contra de las direcciones del PAN y el PRD, asegurando que no se aliará con ellos en las elecciones de 2018, como una represalia porque sus candidatos no declinaron en favor de la controvertida aspirante del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).

El desgaste público y la consecuente disminución de los votos a favor de todos los partidos resulta evidente: Según datos oficiales, la votación obtenida por el PRI en la reciente elección de gobernador en el Edomex –tradicional bastión de priista– mostró un desplome histórico. Alfredo del Mazo Maza resultó triunfador pero solo con el 18.1 por ciento de los votos emitidos el cuatro de junio, lo que representa dos millones de los 11 millones 300 mil ciudadanos mexiquenses integrados al padrón de electores; es decir, solamente uno de cada seis ciudadanos votó por él. En 2011 el actual gobernador, Eruviel Ávila, fue electo con el 28.5 por ciento de los votos (aproximadamente uno de cada cuatro). El PRI cayó el 10.4 por ciento de votos con respecto a la elección de hace seis años.

En la reunión Coaliciones Electorales y Gobiernos de Coalición, Estrategia 2018, organizada por la corriente Nueva Izquierda (NI) entre el 30 de junio y el dos de julio de este año en Oaxtepec, Morelos, se dio a conocer que una encuesta ordenada por el PRD a una empresa especializada reveló que en los comicios de 2018 este partido solo obtendría el ocho por ciento de la votación, es decir, la mitad de su nivel histórico en el pasado reciente.

Sin embargo, el mismo estudio reveló que en el supuesto de que el PRD y el PAN lograran formalizar el FAD, junto con otros partidos minoritarios y organizaciones afines, éste podría obtener un aplastante 43 por ciento, con el que rebasarían el 23 por ciento que eventualmente captarían Morena y otros grupos políticos. El análisis de campo no cita la expectativa de votos para el PRI.

Alianzas cupulares

Los dirigentes nacionales del PAN, Ricardo Anaya y del PRD, Alejandra Barrales, ni siquiera esperaron a la conclusión de las elecciones mexiquenses del cuatro de junio; el 20 de mayo sorprendieron al electorado del país al convocar a partidos políticos, a académicos y estudiantes, etc, para crear el FAD en 2018. Los minoritarios Verde Ecologista de México (PVEM), Nueva Alianza (Panal), Encuentro Social (PES), Movimiento Ciudadano (PMC) y del Trabajo (PT) han rechazado uno a uno su participación en tal frente. El PT porque ya decidió sumarse a Morena.

Las demás organizaciones partidistas se mantienen a la expectativa, porque en los hechos el FAD es en realidad una alianza PAN-PRD, sobre la que se quieren montar el propio Anaya –su principal promotor– y otros aspirantes presidenciales de ambos partidos.

Manuel Ortega González, miembro del Consejo Político Nacional de la organización El Barzón, dijo a buzos sobre el FAD: “Es una estrategia desesperada de PAN y PRD por captar el enojo social en contra de los mismos partidos y por su falta de representatividad.

“En El Barzón consideramos que las dirigencias de PAN y PRD están tratando de desmarcarse del PRI y del gobierno. Recordemos que tanto el PAN como el PRD participaron desde el inicio del gobierno de Peña Nieto en el Pacto por México (con el cual se aprobaron 11 reformas estructurales para profundizar el modelo neoliberal) y ahorita que ven que están obteniendo bajos niveles electorales y hay una baja en su representatividad social, lanzan esta estrategia, para tratar de limpiarse.

“PAN y PRD saben que solos no tienen la capacidad de competir, por eso crean esta estrategia completamente electoral, que no tiene un planteamiento político que sea aceptable por los mismos militantes de sus partidos; hubo un arreglo cupular entre las dos dirigencias nacionales. Hay corrientes, sobre todo en el PRD, que no están de acuerdo con una alianza con el PAN, y están trabajando en contra de ella.

La zanahoria del gobierno de coalición

El argumento de las dirigencias del PAN y PRD es formar un “gobierno de coalición” para tratar de aglutinar en el FAD a ciudadanos inconformes. Es un discurso similar al de AMLO; sin usar el concepto de “mafia del poder”, ahora atribuyen al “corrupto régimen” la responsabilidad de todos los males del país.

Por lo tanto, proponen un cambio para acabar con la corrupción, la violencia y, en resumen, para que ahora sí haya bienestar para todos los damnificados del neoliberalismo.

En el referido encuentro de NI en Oaxtepec Jesús Ortega Martínez, uno de los dirigentes de Nueva Izquierda (NI), la corriente dominante en el PRD, criticó airadamente al neoliberalismo que –dijo– tantas consecuencias sociales ha provocado, e incluso criticó los traspiés del presidente Peña Nieto en el manejo de la economía, la seguridad pública, y la persistencia de la corrupción, para concluir que el presidencialismo está en crisis terminal.

Ortega y Zambrano, cabezas de NI, participaron directamente en la confección del Pacto por México (PM) con el presidente Enrique Peña Nieto y el entonces dirigente del PAN, Gustavo Madero, lanzado el dos de diciembre de 2012, con el propósito de profundizar el modelo económico neoliberal, con base en el que se aprobaron 11 reformas estructurales de corte neoliberal, energética, educativa, laboral, financiera, entre otras.

Los precandidatos

Graco Ramírez, controvertido gobernador de Morelos quiere ser candidato de la alianza PAN-PRD. Al respecto, Gerardo Becerra, vocero de la Coordinadora Morelense de Movimientos Ciudadanos (CMMC) dijo a este semanario:

“Yo creo que con el simple hecho de tener un individuo tan desprestigiado en la política como Graco Ramírez ese frente no tendría ningún futuro. Graco tiene que resolver los problemas de Morelos; lo que está buscando en realidad es un blindaje político. Un individuo que ha dejado a Morelos en la ruina no puede hablar de cambios para mejorar. Hace unos días balacearon la casa de gobierno donde vive Graco; han secuestrado niños, un grupo armado se metió a asaltar un colegio ¿Cómo puede pensar en ser candidato presidencial este individuo, cuando no puede resolver los problemas de un estado tan pequeño como el nuestro?”.

Además de Ricardo Anaya, dirigente nacional del PAN, hay otros panistas que se han acercado al reflector para encabezar esta alianza PAN-PRD, disfrazada con las siglas del FAD: Miguel Ángel Mancera, jefe de Gobierno de la Ciudad de México, quien apoya un FAD pero solo con “las izquierdas”; Rafael Moreno Valle, exgobernador de Puebla, quien incluso ya tiene lema de campaña: “La Fuerza del Cambio”, título del libro en el que aparece como autor y que está presentando en diversos estados; Margarita Zavala, esposa del expresidente Felipe Calderón, apoya un FAD siempre y cuando el PAN “haga valer su condición de partido mayoritario”; es decir, está de acuerdo con las alianzas siempre y cuando el PAN la impongan a ella como candidata.

Otros más son Juan Carlos Romero Hicks, senador del PAN; el 24 de junio se presentó en Guadalajara como “agente libre” para asumir la candidatura presidencial de un frente opositor. Silvano Aureoles, gobernador de Michoacán. Se auto-destapó como aspirante presidencial el 1º de marzo con tres mensajes en twitter.

El 14 de junio dijo en la televisión comercial que pediría licencia como mandatario estatal en octubre para buscar una candidatura presidencial; el 20 de junio matizó que pediría licencia solamente al tener certeza de que será el candidato del FAD, porque si sólo es del PRD, no irá.