En extinción, anfibios y reptiles del valle del Chuvíscar

**Así lo determinó un estudio del casi desaparecido Centro de Investigación Sobre Sequía (CEISS). FOTO: LA CRÓNICA DE CHIHUAHUA.


En extinción, anfibios y reptiles del valle del Chuvíscar

La Crónica de Chihuahua
Enero de 2012, 18:06 pm

Por Froilán Meza Rivera

Chihuahua, Chih.- El 96 por ciento de los reptiles y anfibios que existen en la cuenca del río Chuvíscar, entre El Herradero y Aldama, se encuentra en peligro de desaparecer, debido a la presión que representa la ocupación humana.

Así lo determinó un estudio que realizaron investigadores del Centro de Investigación Sobre Sequía (Ceiss), coordinados por el doctor Héctor Gadsden, director de esa institución con base en Aldama.

El estudio encontró que existen 10 especies de anfibios y 25 de reptiles, y de éstos 11 son lagartos, 13 serpientes y sólo una tortuga. Entre los anfibios sólo se encontraron sapos y ranas, pero ninguna salamandra.

Los investigadores realizaron una minuciosa búsqueda que duró meses, y rastrearon 50 metros a cada lado de la ribera del río, así como los cuerpos de agua contiguos, como las presas Chuvíscar, Chihuahua y El Rejón.

En apariencia -hizo notar Gadsden-, 35 especies para una pequeña región son muchas, tomando en cuenta que en todo el estado se han identificado sólo 200. Pero los de la cuenca del Chuvíscar, con poquísimas excepciones, son animales que se encuentran amenazados y que al cabo de pocos años, tal vez 5 a lo más, muchos de ellos simplemente ya no estarán aquí.

Se podrá pensar que son muchas especies, pero hay que tomar en cuenta que sus poblaciones son muy escasas, es decir, que hay pocos individuos, recalcó.

GECKOS Y LAGARTIJAS

Entre las especies con mayor densidad de población, está el lagarto Aspidoscelis gularis, que es la más abundante en el río Chuvíscar. Estos animales miden hasta 28 centímetros, depositan entre 1 y 5 huevos, y devoran arañas, chapulines, termitas y orugas. A las Aspidoscelis gularis, que la gente identifica como unas de las lagartijas más comunes, les gusta escarbar para comer, tienen escamas muy pequeñas y redondas en el dorso y, lo más importante, que es una especie considerada como una buena indicadora de perturbación ecológica.

Por el otro lado, como ejemplo de una especie amenazada y de frágil existencia, está un lagarto pequeño y rechoncho, el Hemidactylus turcicus, que es una especie de gecko o reptil de garras acolchadas. De hábitos vespertinos y nocturnos, voraz insectívoro, el turcicus es un reptil europeo, introducido en la región por los conquistadores y aclimatado en las cercanías de los cuerpos de agua. Durante la investigación, escasísimos ejemplares del Hemidactylus turcicus fueron vistos viviendo en grietas cerca del agua de la presa El Rejón, en un ambiente plagado de peligros, principalmente la amenaza de la especie dominante, el Homo sapiens, los humanos, y los humanos chihuahuenses en concreto, feroces depredadores y asesinos de todo lo que se mueva, vuele y se arrastre.

Otras especies de geckos o Hemidactylus son abundantes -relativamente abundantes- en los ambientes húmedos de los jardines urbanos, y buscan la caza de insectos, de caracoles y arañas en la penumbra del atardecer, o bien bajo la luz de los focos de las casas por las noches. El Aspidoscelis marmorata, que presenta colores desde el rosado hasta el marrón, es una de estas lagartijas acostumbradas a vivir en la cercanía del hombre, que es su principal predador.

SERPIENTE CABEZA NEGRA, INOFENSIVA

Abundante en ciertas zonas del río Chuvíscar, una rana que la gente conoce como "sapo toro" (Rana catesbeiana) y que es muy popular como alimento, porque provee las sabrosas ancas de rana, mide hasta 21 centímetros, se reproduce de febrero a octubre y sus renacuajos miden hasta 17 centímetros. El "sapo toro" vive en los charcos, su voz es sonora. Come principalmente insectos, peces, ranas y hasta pequeñas aves cuando se descuidan. Los "sapo toros" son una especie exótica, también introducida expresamente por la mano del hombre en ríos, lagos y canales como animal de caza.

Un sapo, el Bufo cognatus, es muy abundante en áreas no cultivadas. Mide hasta 12 cm, presenta grandes crestas craneales, manchas oscuras en el dorso, se reproduce entre abril y septiembre, habita pastizales y planicies muy secas. Este sapo se puede enterrar con facilidad, tiene hábitos nocturnos y es un voraz predador de larvas del suelo como la gallina ciega que ataca a los cultivos.

Una serpiente, la Tantilla nigreceps, es una visión relativamente frecuente en fraccionamientos todavía sin urbanizar y con manchas de vegetación. Es poco abundante, mide entre 17.8 y 37.5 centímetros. Es de un color marrón uniforme tirándole a entre canela y gris-pardusco. Tiene blanco el vientre y una línea media rosa o naranja. Se distingue por una mancha negra en la cabeza. Deposita de 1 a 3 huevos en primavera o inicios del verano. Habita zonas rocosas y en praderas con humedad. Se ha localizado en la presa "El Rejón" y se le identifica como de hábitos nocturnos, ubicada bajo la superficie del suelo y en pequeñas madrigueras.

Es totalmente inofensiva y se alimenta de insectos, larvas y lombrices.

SÓLO UNA ESPECIE DE TORTUGAS

En cuanto a las tortugas, los investigadores encontraron una sola especie, la Kinosternon hirtipes, que es, por cierto, muy escasa en la cuenca del Chuvíscar. Mide entre 9.5 y 17 centímetros de largo, y se caracteriza por su caparazón oval y terso, de color olivo o café, con las uniones negras. Se le nota una fuerte quilla semidorsal con 10 escudos marginales. Deposita de 4 a 7 huevos elípticos de 28 milímetros en junio. Vive en las orillas del río Chuvíscar y específicamente en las represas de alguna zonas del cauce en el área de aluvión bajo. Estas tortugas están activas entre las 9:00 y las 12:00 de la noche y comen artrópodos, gusanos, caracoles y renacuajos.

¿Quién no conoce al rechoncho lagarto cornudo y espinoso que muchos en la región llaman "camaleón" sin serlo? El Phrinosoma cornutum es una especie muy escasa en el río Chuvíscar, está amenazada con desaparición y mide hasta 18 centímetros de longitud. Tiene el cuerpo aplanado y con cuernos en la cabeza, se reproduce entre abril y mayo depositando de 14 a 37 huevos (la mayoría depredados por otras especies). Sus crías miden 3 centímetros, se alimenta casi exclusivamente de hormigas y resiste pocos meses en cautiverio, no lloran sangre -como dice mucha gente- y es una especie completamente inofensiva.

"DESERTÓMETROS"

Aunque casi todas las especies estudiadas están en peligro, afortunadamente tienen representantes en otras zonas, incluso aledañas, dijo el doctor Gadsden, biólogo especialista en Herpetología, o el estudio de anfibios y reptiles.

"Lo interesante de este estudio -señaló el científico- es que en los casos tanto de especies abundantes como en los casos de las más escasas y más amenazadas, es que ambos extremos pueden seguirse estudiando en el futuro, y no sólo para llevar un registro de las poblaciones".

Lo interesante, recalcó, es que esas especies pueden servirnos como "desertómetros", es decir, como indicadores de cómo se dan y se manifiestan las fluctuaciones de periodos de sequía y periodos de lluvias normales. Además, la abundancia de unas y otras, nos puede dar la pauta de cómo está impactando la sequía, y cómo están influyendo la acción del hombre y el avance de las manchas urbanas de la región, concluyó.