El parque de las tres presas y su carretera hacia la nada

**Ese proyecto levanta sospechas, porque una vialidad de la anchura de la actual avenida Teófilo Borunda dispararía los precios de la tierra en esa parte de la ciudad.


El parque de las tres presas y su carretera hacia la nada

La Crónica de Chihuahua
Agosto de 2014, 10:58 am

Sin estudio de impacto ambiental, sin tener los permisos correspondientes para transformar los alrededores de tres cuerpos de agua, los trascabos ya comenzaron a mover la tierra.

Por: Alejandro Salmón Aguilera

Si el aumento al salario “de facto” levantó ronchas, la inauguración de las obras de construcción del llamado “Parque de las tres presas” también le sacó urticaria a los representantes del sector privado que dedican una parte de su tiempo a participar en el Instituto Municipal de Planeación, el Implan.

En primer lugar, sorprendió y molestó el hecho de que autoridades municipales y estatales dieran arranque a la obra de construcción del parque ubicado entre las presas Chihuahua, Chuvíscar y Rejón, sin que el consejo del Implan hubiese terminado de deliberar sobre cómo se desarrollaría esa zona de la ciudad.

Allegados al consejo del Implan comentaron a esta columna el enojo que causó la puesta en marcha de un proyecto que encierra una gran complejidad no sólo por el posible uso de unas escasas fuentes de agua almacenadas a las orillas del oeste de la ciudad, como son las presas antes mencionadas, sino por el crecimiento urbanístico que se desatará en sus alrededores.

Por más que han pedido las copias de los permisos que debe otorgar la Semarnat para transformar el entorno de un cuerpo de agua—lo cual es artículo de ley federal—las autoridades municipales a cargo de la obra no los han podido mostrar, y no lo han hecho acaso porque no han recibido la autorización de la dependencia federal encargada de proteger al medio ambiente.

Es decir, que sin estudio de impacto ambiental, sin un diagnóstico ecológico de las especies endémicas de esa zona; sin tener los permisos correspondientes para transformar los alrededores de tres cuerpos de agua, los trascabos ya comenzaron a mover la tierra.

No deja de llamar la atención el interés por construir una vialidad que vaya a dar a la nada, a menos que alguien tenga proyectado construir algo en ese entorno. A menos que exista una conexión mágica entre la carretera a las presas y la salida a Cuauhtémoc, no hay otra explicación del por qué se quiere llevar el pavimento hacia un lugar que, según se ha dicho, será reserva ecológica.

Ese proyecto no hace más que levantar sospechas, porque el cruce de una vialidad de la anchura de la actual avenida Teófilo Borunda dispararía los precios de la tierra en esa parte de la ciudad. No estará de más averiguar quién o quienes compraron terrenos recientemente en esa zona de la ciudad para saber si esa obra lleva dedicatoria.