El palacio subterráneo de Moscú

**Las estaciones del metro de Moscú son una de las grandes obras de construcción de la Unión Soviética y, en sí mismas, una grandiosa obra de arte hecha no sólo con sentido utilitario, sino para el deleite de los pasajeros y para la apreciación estética.


El palacio subterráneo de Moscú

La Crónica de Chihuahua
Enero de 2019, 13:43 pm

Por Doctor Romeo Pérez Ortiz

La obra arquitectónica monumental que maravilla a rusos y extranjeros fue construida en la época de Stalin, como parte del Primer Plan Quinquenal que tenía como objetivo industrializar el país y mostrar al mundo lo que un Estado educado y organizado podía lograr. La construcción del metro de Moscú fue planeada no solamente como medio de transporte, sino también como un medio para concientizar al proletariado soviético de la belleza y grandeza que podían crear sus manos y su cerebro.

Por ello le fueron destinados los mejores arquitectos, escultores y artistas de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) para crear una obra de arte en cada estación. La primera línea fue inaugurada en mayo de 1935 con 13 estaciones y a la fecha cuenta con 14 líneas y 239 estaciones, de las cuales 44 son consideradas Patrimonio Cultural por la Oficina de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco). 

Las estaciones del metro de Moscú son una de las grandes obras de construcción de la Unión Soviética e incluso su edificación no se detuvo durante el periodo de la Segunda Guerra Mundial y algunas estaciones fueron refugio y hogar de los moscovitas, pues contaban con peluquerías, tiendas, biblioteca y hasta un hospital de maternidad en el que nacieron 217 bebés.

El metro de Moscú es el mayor museo de mármol del mundo, ya que cuenta con cientos de variedades de piedra de más de 100 canteras de toda la URSS. Se estima que hay más de 80 hectáreas de mármol que revisten columnas, paredes y arcadas de estaciones con pintas naturales diversas, entre ellas amarillo, gris de Los Urales, gris-negro de Georgia, rosa-violeta de Siberia, amarillo-rosa de Uzbekiztán, rojo y rosa-verde de Irkutsk, negro con venas blancas de Armenia o el granito gris-verdoso, usado en pisos y escalones. 

La línea dos del metro moscovita hasta la fecha no tiene rival en el mundo, pues está adornada con un sinfín de piedras decorativas, que pueden formar un libro completo. Un ejemplo de ello, es la impresionante estación Mayakóvskaya, en donde se usó ónix, jaspe, lazurita, serpentina y rodonita en los mosaicos, por mencionar algunas.

En la línea circular (línea cinco) se escuchan voces masculinas cuando el vagón avanza en el sentido de las manecillas del reloj, y voces femeninas cuando va en sentido contrario. En las líneas restantes son masculinas cuando los trenes se acercan al centro de la ciudad y femeninas cuando se alejan.

El metro de Moscú proporciona cultura a los pasajeros, pues cuenta con cuatro trenes especiales: el primero es sobre poesía, donde se observan extractos de poemas en todos los vagones; el segundo trata sobre Aquarela, un tren que exhibe muchas copias de pinturas de la famosa Galería Estatal Tretiakov; el tercero, La ciudad leyendo libros, que contiene prosa en los vagones; y el último, La flecha roja, en memoria de un tren construido por Stalin en 1931, como medio de transporte para miembros destacados de su comité que circulaba entre Moscú y San Petersburgo.

El metro es, sobre todo, un medio de transporte económico, eficiente y rápido, pues el precio del boleto es de 35 rublos (12 pesos), con tarjetas precargadas, una tercera parte de lo que cuesta un boleto en Europa. En horas pico el tren pasa aproximadamente cada 30 segundos. Transporta nueve millones de pasajeros al día y 4.5 millones en los fines de semana.

Solo un día en toda su historia, el metro no abrió sus puertas: el 16 de octubre de 1941, cuando Moscú se encontró bajo el bombardeo de las fuerzas alemanas. Su estación más profunda es Park Pobedy (Parque de la Victoria), que se encuentra a 84 metros bajo tierra; los pasajeros tardan casi tres minutos en llegar a la superficie subiendo por las escaleras mecánicas. La estación Vorobiovy Gory (Colina de los gorriones) se encuentra a 15 metros sobre el río de Moscú. Las estaciones de la línea circular son las más bellas y las más importantes no solamente porque conectan con todas las líneas, sino también por su historia y la confección estética de su arquitectura y sus mosaicos. Por ejemplo, la estación Komsomólskaya, de estilo barroco, está adornada con mosaicos y pintada de amarillo pálido, con lo que hace honor a los jóvenes komsomoles que participaron en la construcción de la primera línea del metro. Un dato a resaltar también es que no hay grafitis en las paredes de las estaciones o en los vagones, lo que muestra la cultura y educación del pueblo ruso. Otro es que en sus vagones es común ver a personas leyendo libros, periódicos o revistas, herencia aún vigente de la cultura soviética; y un tercero es que aún en horas pico hay espacio suficiente en los vagones.

Toda esta gran infraestructura puesta al servicio del pueblo es una muestra de lo que puede hacer un pueblo culto, educado y organizado. Es una lección que debemos aprender los mexicanos.