El horror nuestro de cada día (288)

¿QUE NO EXISTEN LOS VAMPIROS?


El horror nuestro de cada día (288)

La Crónica de Chihuahua
Marzo de 2017, 16:00 pm

Por Froilán Meza Rivera

Hubieras visto el espanto que se retrataba en el rostro de aquellos tres muchachos cuando se los llevaron los doctores, se iban retorciendo y gruñendo como perros, saliéndoles espuma por la boca. Los llevaban amarrados, y las enfermeras tenían que protegerse para que no las fueran a morder, los pobrecitos enrabiados.

En ratos gritaban como poseídos, y eran como bestias, sus ojos ya no daban muestra de inteligencia, sólo de dolor incontrolable porque el mal se había apoderado de los cuerpos y del cerebro, y ya no controlaban ninguna función orgánica.

La rabia te convierte en un montón de nervios moviendo tu cuerpo sin ningún propósito, te quita toda humanidad y te rebaja al grado de un animal al que estuvieran desollando vivo.

En junio de 1999, en el municipio de Morelos, cuatro niños que fueron mordidos por vampiros terminaron muriendo en la ciudad de Chihuahua, después de que fueron trasladados allá por las autoridades sanitarias.

Yo trabajaba de profesor comunitario en San Miguel, y tres de los muchachitos mordidos eran de ahí arribita, donde sembraba sandías doña Toña González, la mamá de Chemo. Los towicitos vivían en El Tembeleque, ahí en la esquina de la barranca, por El Sauz.

Me contó un tío de ellos -porque has de saber que eran hermanitos-, que dormían ellos a la intemperie, sobre el techo de la choza, dado que el calor era insoportable. Tú nunca has estado allá, pero te juro que el termómetro llega hasta los 48 grados, y no es raro que pase de los 50 centígrados, es que es la zona tropical de Chihuahua, donde en los fondos de las barrancas el terreno es tan bajo como si fuera la costa.

Los vampiros son una especie de la familia de los murciélagos, pero que se alimentan de sangre, llegan y muerden al ganado. Exprimen a las vacas y a los burros, y las bestias no sienten la mordida porque dicen que la saliva del vampiro tiene una sustancia que te anestesia.

Al burro le pican en alguna parte donde no puede quitarse al vampiro, ni darle de patadas ni coletazos, son muy vivos esos quirópteros. Y a la víctima le dejan un rastro químico con su saliva, para poder localizarla a la noche siguiente e identificarla, para volver a chupar al burro o vaca en sucesivas visitas diarias. Dicen que los demás vampiros respetan al "cliente" de su compañero, y que una víctima jamás es mordida más que por un solo vampiro.

Al cristiano, cuando lo encuentran dormido a la intemperie en la noche, le aletean un rato para arrullarlo, y entonces se le posan sobre el cuerpo y encuentran un lugar descubierto de ropa, y le aplican la babita adormecedora y entonces le pican.

La gente no se da cuenta porque no le duele la picadura, y tal parece que tampoco se le infecta donde le mordió, por alguna otra sustancia que le untan como antibiótico.

El problema con los towicitos de El Tembeleque fue que sus padres no los llevaron a la clínica de salud, que por cierto está de ahí a ocho horas de camino, a pie. Se dieron cuenta del problema, y de las picaduras, pero recurrieron a los remedios caseros de siempre, para cerrar las heridas y evitar los malestares. Pero nunca pensaron que los vampiros pudieran haberles transmitido la rabia.

Una de las enfermeras me dijo que cuando ellos ya se presentaron con el doctor, el malestar que traían era de calenturas, pero cuando yo los vi, ya hasta se retorcían y pugnaban por librarse de las ataduras.

Vino gente de la Organización Mundial de la Salud, y técnicos de Sanidad Animal de la Secretaría de Agricultura, y contrataron gente de la región para localizar las cuevas donde se refugiaban los vampiros, y les ponían a los animalitos unos venenos que no los mataban luego luego, sino que les hacían efecto después, y lo contagiaban a sus vecinos, y así se iniciaba una gran mortandad.

Ese año en especial ha de haber habido muy pocos burros porque se murieron con la sequía, y fue entonces que los vampiros se fijaron en los otros animales de sangre caliente, los que más abundan por acá, que son los seres humanos, para morderlos y para alimentarse y encontrar el sustento, como cualquier otro ser vivo.