El horror nuestro de cada día (281)

EL ALMA PERDIDA DEL COLEGIO DE BACHILLERES


El horror nuestro de cada día (281)

La Crónica de Chihuahua
Junio de 2016, 19:15 pm

Por Froilán Meza Rivera

“Estaba viendo televisión, porque lo hago a veces entre un rondín y otro, y esa noche estaba yo especialmente inquieto, nervioso, tal vez algo atemorizado, pero no sabía por qué. Por lo general, me considero valiente y aguantador, pero esa noche, nomás entré al trabajo, fue como si algo se me hubiera metido en el pecho”.

El velador no se explicaba la raíz de su nerviosismo.

“Varias veces creí escuchar ruidos, pero me obligué a tranquilizarme pensando que eran láminas del techo que se encogían con el frío. Pero recordé que el techo no tenía láminas metálicas en esta parte de la escuela... y fue entonces cuando sucedió...”

Aquel pobre hombre sufrió el susto de su vida, cuando en su visión periférica percibió una sombra que se acercaba a su lugar, volteó la cabeza, y fue en ese momento que pudo ver en todo su horror aquel bulto.

Hay quienes ven a una mujer, pero otros identifican esa presencia misteriosa y sobrenatural como un monje, y le añaden la figura de un niño. Es el famoso fantasma del Colegio de Bachilleres I.

Las primeras noticias que se tuvieron de la manifestación de un ente del más allá en este lugar, provienen de cuando en este lugar, donde nace la avenida Cuauhtémoc, a un costado del monumento de la Cruz Verde, estaba el viejo Instituto Regional. Dicen que hubo en un tiempo aquí una orden de religiosos en una especie de claustro, y que en la década de los años cincuenta, el fantasma ya se desplazaba por los pasillos del edificio original, que permaneció abandonado por muchos años.

A partir de 1977, cuando fue reconocido oficialmente, se adquirió para el plantel No. 1, el edificio de lo que antiguamente era el Instituto Regional, que ya contaba con aulas, oficinas y anexos incluyendo una alberca.

En la actualidad, quienes lo llegan a ver, perciben al fantasma como una sombra, “o como un bulto”, según dijo el velador.

De día, el fantasma es invisible, pero las secretarias y los profesores le atribuyen algunas “travesuras”. En la dirección del plantel, las secretarias ya le temen, porque no saben cuál va a ser la siguiente diablura. “Fíjese, el otro día salí de mi cubículo, y solamente cerré la puerta con la cerradura sencilla, pero cuando regresé, ya tenía echada la doble cerradura, lo cual sólo yo lo pude haber hecho porque nomás yo tengo llave... ¿Cómo se explica que se haya cerrado sola?”, relató y preguntó a la vez un maestro.

Algo que sucede con frecuencia, es que se enciende la fotocopiadora, aparentemente sola. Hay que hacer notar que para hacer esto, hay que pulsar un botón en un costado de la máquina, y que son contadas personas quienes tienen acceso a ella.

Es en la tarde, ya cuando se han ido los alumnos del turno vespertino, cuando al fantasma se le puede ver como una figura humana, según cuentan. “Es un monje, porque si bien no se le ven las facciones, se nota que trae una capucha puesta, y que viste un hábito largo y oscuro. De hecho, el fantasma es una silueta oscura.

A la primera experiencia del velador, se agrega otra de esas malhadadas apariciones. “También esta otra vez, empecé por sentir que algo me recorría la espina dorsal, y el ojo derecho se me llenó de una sombra morada, y lentamente volteé para ver aquello, y a la sombra no le agarré figura humana, porque era un bulto”. En la penumbra, el bulto pasó cerca de él y abrió la puerta de la sala de maestros y antes de salir al pasillo, encendió la copiadora”.

Registrado por la mitad de la planta docente y por casi todos los empleados administrativos, el fantasma del Bachilleres Uno domina el ambiente de esta escuela con sus travesuras y su horror de alma descarriada.