El horror nuestro de cada día (237)

EL SHERIFF FANTASMA DE MARFA, TEXAS


El horror nuestro de cada día (237)

La Crónica de Chihuahua
Octubre de 2015, 22:45 pm

Por Froilán Meza Rivera

Marfa, Texas.- Adelante de Marfa hacia el Oeste, hay una bajada y unas curvas que se iluminan de noche con la abundancia de reflejantes a los lados y sobre la propia cinta asfáltica. El amigo que me remitió la historia, iba una noche por este tramo de la autopista 67, muy cerca todavía a Presidio, y vio que adelante había unos faros traseros.

Serían pocos minutos antes de la media noche.

Después de que pasó al vehículo que estaba estacionado en la orilla, éste encendió las torretas inconfundibles de una patrulla policíaca, una azul y una roja, con sus lamparitas girando. Se escuchó la sirena también, y el agente alcanzó a mi amigo y le hizo señas de que se hiciera a la orilla.

“Pull down, please, park your vehicle and stay inside”. (“Pare por favor, estacione su vehículo y permanezca dentro de él”, le dijo con el altavoz de la patrulla). Raymundo se impresionó porque aquella maniobra, según él, era totalmente innecesaria, ya que él iba respetando el límite de velocidad, que era para esa carretera, de 55 millas por hora.

Raymundo Venegas, quien vive en Juárez pero ha tenido que viajar a la frontera de Ojinaga-Presidio con cierta frecuencia en el último año, prefiere conducir por las excelentes carreteras que hay del lado texano, porque en territorio mexicano se hace mucho rodeo, además de que en Chihuahua las carreteras son malas y disparejas, sin comparación posible.

En la oscuridad del monte, sin luna que se asomara, sólo los faros de ambos automóviles alumbraban la orilla de la autopista, donde apenas destacaban algunos arbustos que se veían amarillentos en la desolación del desierto, a esas horas.

El uniformado llevaba una placa de Sheriff, reluciente sobre el pecho, del lado del corazón. Era un hombre de mediana edad, y patrullaba las carreteras sin compañía. Se aproximó el hombre al carro de mi amigo, y las piedritas crujieron a su paso. Se plantó con una linterna en la mano al lado de la ventanilla del chofer, lo regañó por conducir a exceso de velocidad, y no se dejó convencer de lo contrario.

Para acabar, el sheriff extendió una boleta de infracción con nivel de “warning”, es decir, a manera sólo de advertencia, y se retiró. Mi amigo Raymundo siguió su nocturno trayecto hasta El Paso, y de ahí llegó a Juárez antes del amanecer.

Meses después, regresó a Presidio, y ahí su hija le contó una anécdota que le habían referido algunos amigos, acerca de un cierto sheriff que persigue y multa a quienes transitan con exceso de velocidad por la autopista 67.

“Es el sheriff fantasma, quien murió hace varios años en un accidente automovilístico en el tramo de las curvas y la bajada, y que dicen que sigue repartiendo boletas de infracción a quienes van a alta velocidad”.

“Oiga, m’ija, ¿y los tickets? ¿Los han llevado a pagar al Departamento de Automotores?”

“Ah, sí, pá, y sale la firma del sheriff, y los tickets traen fechas de hace veinte o más años, y son viejos, con el formato de entonces, que era diferente al que hay ahora, porque cambiaron el papeleo”.

“Pues déjeme ir a buscar el mío, a ver si resulta que me tocó el mismo policía muerto”, dijo Raymundo, y fue directo a abrir la guantera, donde había colocado la boleta. Nunca encontró nada, y el hecho le pareció muy raro, casi imposible, porque nadie más que él tiene acceso a su carro, y nadie pudo haber tomado el ticket de advertencia.

Son muchos los automovilistas que han sido multados por el sheriff fantasma de la Highway 67, y esto siempre sucede en el mismo tramo sinuoso, a altas horas de la noche, nunca con luna llena, como si el comisario buscara las tinieblas para cumplir con su deber desde el más allá.