El deporte en terapia intensiva

**En la Olimpiada Nacional de este año, Chihuahua obtuvo apenas 16 medallas de oro, sólo una más que la mitad de las 30 del año pasado, el que había sido el peor de toda su historia. Fatal, vergonzoso, muy alarmante.


El deporte en terapia intensiva

La Crónica de Chihuahua
Junio de 2017, 20:00 pm

Editorial/ elcierre.com.mx

Ha sido un fracaso. Es innegable y así lo ha reconocido, al menos indirectamente el Gobierno del Estado. Nunca antes Chihuahua apareció tan penosamente en el medallero de la Olimpiada Nacional.

Un primer punto ha sido la aceptación tácita del fracaso, el siguiente puede ser decirlo con todas sus letras y comenzar a planear sobre bases firmes ese cambio radical que le urge al deporte.

Si bien es cierto, la actual administración que comenzó a principios de octubre ha cometido muchos errores, producto de la novatez, la soberbia y, hay que decirlo, la incapacidad para visualizar el problema que se venía, es irresponsable echarle toda la culpa.

Juan Pedro Santa Rosa, el director del Instituto Chihuahuense del Deporte, planteó el 10 de octubre en entrevista, una serie de metas generales que no se han cumplido ni de chiste ocho meses después. Se entiende el ímpetu y las ganas de comerse al mundo con que llegó. Muy diferente ha sido la realidad con que se ha topado.

Chihuahua obtuvo apenas 16 medallas de oro, sólo una más que la mitad de las 30 del año pasado, el que había sido el peor de toda su historia. Fatal, vergonzoso, muy alarmante.

Pero el deporte de Chihuahua está lleno de críticos y analistas de alto nivel. Sólo faltan las propuestas, al menos las que sí sean aplicables a la realidad del estado más grande en lo territorial.

Ese movimiento profundo que urge en el deporte de Chihuahua no debe ser exclusivo del Gobierno del Estado, que ya demostró hasta el cansancio, que no tiene ni los recursos ni la capacidad para lograr los resultados.

Si un tiempo se contó con un centro de alto rendimiento, que terminó convertido en dormitorios de policías y los materiales de gimnasios se fueron desapareciendo. Si en un tiempo hubo entrenadores extranjeros que sí pudieron dar resultados, pero adoptaron la usanza local de que “haces como que me pagas, hago como que trabajo”, entonces los fallos datan de 15 años, o más.

El abuso en la mala administración de los de por sí pocos recursos llevó a poner al deporte de Chihuahua en la lona. Antes estuvieron los dientes que los parientes.

Santa Rosa marcó como uno de los ejes centrales de su gestión el tener “formadores” y no “entrenadores”. Habló de inyectar en los involucrados en el deporte esa energía y esa motivación que habría de ser la enorme diferencia… no lo fue.

¿Cómo le exiges a un entrenador que se convierta en “formador”, que le dedique cuerpo y alma a su trabajo de preparar a los atletas de Chihuahua si le pagas 2 mil pesos mensual de “beca”? Absurdo.

El análisis apenas comienza y debe ser permanente, pero ya urge sentar las bases para el renacimiento del deporte de Chihuahua, donde se encuentren incluidos, e involucrados, los padres, atletas, entrenadores, directivos, funcionarios, iniciativa privada, medios de comunicación y la sociedad en general. Sólo así podrá alcanzarse ese cambio radical indispensable.

Obviamente, incluir a todos los sectores, y darles ese papel importante que merecen, debe ser por convocatoria y dirección del Gobierno del Estado, dejando a un lado los egos y los orgullos, olvidándose de las selfies para el “face”, de ese afán de lucimiento personal, que tanto daña al deporte de Chihuahua.

Juan Pedro Santa Rosa dijo en la entrevista del 10 de octubre “estoy listo” para el reto que le esperaba… cierto, nunca mencionó plazos.

Si Juan Pedro Santa Rosa, ahora sí, se encuentra listo para liderar un proyecto de esas magnitudes, estaremos asistiendo a una etapa histôrica del deporte chihuahuense. Medias tintas y anuncios de relumbrón sólo empeorarán el gran problema.