El crecimiento del factor de cambio en México

Por Brasil Acosta Peña


El crecimiento del factor de cambio en México

La Crónica de Chihuahua
Septiembre de 2017, 09:12 am

(El autor es Doctor en Economía por el Colegio de México (COLMEX) con estancia en investigación en la Universidad de Princeton, fue catedrático en el Centro de Investigación y Docencia económica y articulista en la revista económica Trimestre Económico.)

El pueblo mexicano manifiesta signos de su descontento con el sistema político y económico que se observan claramente, por ejemplo, en sus conductas en torno a las elecciones. El ejemplo más reciente de la factura cobrada al gobierno del Partido Revolucionario Institucional (PRI) fue la elección del Estado de México, donde la gente se sintió agraviada ante la falta de cumplimiento de las promesas de campaña, como aquella de que bajarían los precios de la gasolina, el gas y la luz eléctrica y poco después éstos aumentaron.

Algunos analistas han señalado que México ha sido parte de un experimento para instrumentar la teoría del caos; de ahí el incremento de la violencia, la imposibilidad del estado para contenerla, el resurgimiento de partidos y fuerzas que no pongan en peligro la estabilidad de la empresa capitalista, pero que garanticen tener en “jaque” a los gobiernos para que no puedan eternizarse como antes, favoreciendo una “alternancia” favorable a los verdaderos intereses del capital extranjero; es así como explican que Morena, partido apenas surgido, haya puesto de cabeza a uno de los estados más poderosos del país y que el PRI logró conservar solo gracias a organizaciones que hicieron su parte, como el Movimiento Antorchista.

La falta de declaraciones contra Trump por parte de Andrés Manuel López Obrador, en otro tiempo tan “antiimperialista”, son un reflejo del intento de quedar bien con los poderosos para ganarse su confianza y que ahora sí le dejen gobernar, después de la campaña que lo acusaba de ser “un peligro para México” y, después, cuando se hizo acreedor a fuertes críticas por autoproclamarse “presidente legítimo” o cuando se ganó el repudio generalizado por instalar un plantón en Reforma que no tenía futuro, como la historia demostró.

Si a esto agregamos los problemas relacionados con el empleo, con los salarios, con el gasto público y con los impuestos, la cosa está que revienta: efectivamente, que la tasa de desempleo en México aumentará según Forbes, con datos del Inegi, pues pasa del 3.5 por ciento al 4.4 por ciento en solo un año, es decir, que pasa de un millón 892 mil mexicanos sin empleo a dos millones 279 mil, un incremento nada agradable del 20 por ciento, es un reflejo de lo mal que le está yendo al pueblo mexicano.

Cabe mencionar, de paso, que la economía mexicana está orientada hacia el mercado y, entre sectores, hacia el sector servicios, pues el 61 por ciento de la población económicamente activa (PEA) trabaja en el sector terciario; 26 por ciento en el sector secundario (manufactura) y, finalmente, solo el 13 por ciento en el sector primario (así se explica que importemos casi la mitad de los alimentos que consumimos).

Para finalizar, debemos agregar que 29.1 millones de personas trabajan en el sector informal para el 2016 según la revista Forbes, que equivale al 53 por ciento de la PEA (otras fuentes reconocen que el 32 por ciento de la PEA se encuentra en el empleo informal), así, sumando el desempleo informal con el que reconoce el gobierno, significa que hay una tasa real de desempleo del 57 por ciento. En contraste, España tiene el 24 por ciento de desempleo, como muestra de nuestra desgracia.

En materia de salarios, la cosa no está mejor. Los salarios que se pagan en México son muy bajos y, díganlo o no, están ligados a los salarios mínimos que, comparados con los del mundo, son de los más bajos. Veamos.

Al iniciar el presente sexenio, el salario mínimo era de 62.33 pesos por jornada, a 13 pesos por dólar, significa que la hora se pagaba a 60 centavos; hoy el salario mínimo se encuentra en 80 pesos, pero el dólar está en 17.77 pesos, esto significa que el pago por hora es de 0.56 centavos, como se ve, aunque en términos nominales el salario aumentó en un 28 por ciento, en términos reales bajó en casi siete por ciento. Así, la situación hoy es peor.

En lo relativo a los impuestos, hemos ya hecho el cálculo en otro artículo de que el mexicano común y corriente paga 43 por ciento de impuestos, solo por pagar 32 por ciento de ISR y 16 por ciento de IVA, aunque hay otros impuestos más; sin embargo, no se retribuye a los mexicanos con la misma intensión con que se les cobra, pues el 32 por ciento del gasto social beneficia al 20 por ciento más rico y el 13 por ciento al 20 por ciento más pobre.

Es así que en nuestro país ya comienza a sentirse en el ambiente la necesidad de un cambio profundo; sin embargo, ese cambio no se va a lograr simplemente con que el partido en el poder cambie de color, pues todos son, como dice el dicho, la misma gata, pero revolcada.

Es necesario que el pueblo tome en sus propias manos el poder, conformando un movimiento social sólido, grande y consciente que ponga orden y reoriente la política de salarios, de empleo, impuestos y distribución del gasto social mediante un nuevo modelo económico. Ello es perfectamente posible y, para fortuna de México, existe ya el Movimiento Antorchista Nacional (MAN).

Cierto es que, si el pueblo no se une a este movimiento con la velocidad adecuada y no cae en la cuenta de que el cambio está en sus manos y que el instrumento para ese cambio positivo es el MAN, corremos el riesgo de que el caos predomine, que triunfen dictaduras militares o violentas, y que nuestro país se hunda más; y todo por no volver los ojos hacia el MAN o creer las patrañas que difunden los medios de comunicación, tan alejados de la verdad, pero eficaces generadores de opinión al servicio de los poderosos.

Para llamar al pueblo a sumarse, me gratifica saber que en este mes se festejarán cuatro aniversarios del inicio del trabajo del MAN en otras tantas entidades de la República mexicana: en Toluca se reunirán 70 mil antorchistas; en la Sierra Nororiental, 50 mil; en Yucatán, 25 mil; y en Colima, 15 mil. Solo en septiembre el MAN reunirá a 190 mil mexicanos dispuestos a la lucha.

Va siendo hora de que el pueblo de México vuelva sus ojos y abra su mente para abrazar la única alternativa viable para resolver de una buena vez sus problemas: que se una, que se organice y que luche junto al MAN por una patria mejor.