Don Lupe: una vida quebrantada pero una fortaleza increible

**Un valeroso hijo de la clase obrera con evidentes cualidades forjadas en una vida de trabajo honrado. Disfrute el lector esta lección de vida, por favor.


Don Lupe: una vida quebrantada pero una fortaleza increible

La Crónica de Chihuahua
Julio de 2014, 11:35 am

Guadalajara, Jalisco.- Mi nombre es Marco Antonio Rivera Mascarúa, colaboro en la agencia Nissan Daosa, como gerente de ventas de flotillas. Le comparto algo que escribí hace ya algún tiempo, una experiencia real de mi vida sobre la actitud ante la adversidad.

No tengo claro si fue hace tres ó cuatro años. De camino a mi trabajo, 7:00 am un día en el que me sentía realmente mal, preocupado por cosas cotidianas, molesto y refunfuñando por situaciones en mi trabajo, problemas económicos, e incluso por problemas en casa, quejándome de situaciones varias, me tocó el alto en avenida Guadalupe, esquina con López Mateos (en donde está la glorieta de los caballos “La Estampida”, escultura que me fascina).

Veo a un señor ya grande, canoso, delgado y alto, ahora sé que es José Guadalupe, de 74 años, haciendo lo suyo, tratando de vender dulces y chicles a las personas en sus vehículos mientras les toca el alto, como tantas personas que vemos cotidianamente en cada semáforo de esta hermosa Guadalajara. Lo que me llamó la atención de José Guadalupe fue su actitud: ver un señor de su edad con ropa humilde, que es claro que necesita ganarse unos pesos diariamente para sobrevivir, un hombre con una increíble sonrisa dando brincos, sí, brincos de un auto a otro, saludando a todo mundo con esa sonrisa, agradeciendo todo el tiempo, corriendo pero con gran ánimo y una actitud positiva que contagia a cualquiera.

En ese momento pensé: “Seguro que él tiene más problemas que yo, pero él sí que tiene una buena actitud, afortunadamente llegó el momento que se acercó a mí y le dije: “Hola, viejo, te felicito ojalá mucha gente, jóvenes y adultos tuviéramos tu energía y sobre todo tu actitud“. Le di las gracias y le compré unos chicles (ese día él me dio sin saberlo una gran lección), y desde entonces tenemos una relación diaria de minutos; cuando puedo le dejo un lonche, le compro un dulce, y platicamos lo que dura un semáforo, la verdad con el tiempo el viejo (como le digo de cariño) se ha ganado mi respeto con su actitud ante la adversidad, creo que es un ejemplo. Un día vi que improviso una especie de tirante para detener su pantalón, recordé que hace años yo usaba tirantes con mis trajes y junté creo 4 ó 5 tirantes que me gustaban mucho y tenia colgados con mis corbatas, los puse en una bolsa y se los llevé, le dije “viejito este es mi regalo del día del padre, ojalá te guste”. Él, sin abrir la bolsa se le llenaron sus ojos de lágrimas y me dijo "gracias, hijo, que dios te bendiga". Al día siguiente lo vi con uno de los tirantes puestos, muestra de que le gustó el regalo.

Por fin, después de mucho tiempo de querer hacerlo, un día lo entrevisté con calma, le llevé un café y un pan y platicamos en mi auto, le comenté que me gustaba escribir y que quería escribir sobre él. José Guadalupe, de 74 años, está casado con Rosa, de 50, una mujer enferma de diabetes mellitus tipo 2 terminal. Rosa, de tener 128 kilos, llega a pesar hoy 75 kilos. Rosa está prácticamente ciega a raíz de su enfermedad, José Guadalupe la cuida con amor y con la ayuda de Óscar, su hijo de 14 años, porque sus otros 5 hijos ya casi ni los visitan. Los médicos le dieron a la señora un año de vida hace 4, pero José Guadalupe se propuso cuidarla y le da gracias a dios de que añun sigue viva. él gana como 150 pesos diarios con su venta de dulces y chicles, recibe mil 700 pesos de su pensión mensual y espera ayuda del programa gubernamental de 70 y Mas, pero no es suficiente, tiene que inyectarle a Rosa insulina dos veces al día, y cuando el IMSS no la tiene (que es frecuente), la tiene que comprar. José lleva 5 operaciones por hernias y está enfermo del corazón, su única diversión y ejercicio, como me platica, es bailar media hora diaria en su casa en las noches, baila cumbia, mambo, de todo, y a pesar de sus carencias, me dice: todos los días le doy gracias a dios porque estoy vivo, le doy gracias por mi Rosa, porque sigue viva, porque tengo la fuerza para salir a trabajar, porque tengo la oportunidad de sacar adelante a mi Óscar de 14 años, y porque conozco gente buena todos los días".

A mí lo que más me impacta de José Guadalupe es su alegría por la vida, su coraje, su actitud positiva a toda prueba, a pesar de su realidad, siempre está sonriente y tiene palabras de aliento para sus clientes (con frecuencia cuando tengo problemas me acuerdo de él y me digo que yo no tengo problemas, yo tengo trabajo y oportunidades, y le doy gracias a dios porque mi familia y yo, también tenemos lo más valioso, salud).